Por M. Patricia Oros R.
Integrante del Comité de Participación Ciudadana
El control interno gubernamental y la participación ciudadana son dos conceptos que contribuyen a la mejora de la gestión pública, la transparencia y la eficiencia en el uso de los recursos. Trataré de explicarle por qué.
Pero primero, tendríamos que empezar por definir qué debemos entender por gestión gubernamental. Ésta es la forma de planificar, organizar, dirigir y controlar las actividades de manera transversal y secuencial a las diferentes unidades de organización de las entidades públicas para satisfacer las necesidades y expectativas de los ciudadanos y cumplir con los objetivos institucionales.
La gestión gubernamental entonces, se relaciona directamente con el establecimiento de procesos claros que permitan la evaluación de resultados y medir el impacto de la actuación del gobierno. Cabe destacar que los procesos de evaluación aportan transparencia y visibilidad de la acción pública y permiten generar estrategias para adecuar las áreas de oportunidad detectadas, así como colaborar en las estrategias de mejora de la responsabilidad del sector público hacia la sociedad.
En todo esto de la mejora de la gestión, el control interno juega un papel protagónico ya que es un instrumento que atiende a las necesidades de la sociedad y de los individuos, al permitir identificar riesgos en cualquier etapa del proceso administrativo, y con ello visualizar los obstáculos para la consecución de los objetivos y las condiciones del ambiente en que se desarrolla la acción gubernamental.
El control interno conforma un sistema integral que busca proveer un grado de seguridad razonable en el cumplimiento de los objetivos planteados por las instituciones gubernamentales y que afectan directamente a los ciudadanos. Este control no es un evento único y aislado, es más bien una serie de acciones y procedimientos desarrollados y concatenados que realizan los servidores públicos en cada institución. Es un proceso continuo, ya que el seguimiento constante de acciones enfocadas a mejorar los procesos del ente, reducen el margen de error y las pérdidas asociadas a estas fallas.
Por otra parte, la participación ciudadana es un derecho humano que permite a los gobernados participar, proponer, fiscalizar y vigilar los servicios públicos. Ésta permite que los ciudadanos influyan en la gestión pública, desde el modo, tiempo y lugar en que se realizan los servicios y programas del Estado. A través de los diversos mecanismos de comunicación con que contamos los ciudadanos, como pueden ser las denuncias, tenemos la posibilidad de presentar observaciones y deficiencias sobre los bienes y servicios recibidos por las instituciones públicas. De igual manera, a través de la rendición de cuentas y mecanismos de transparencia, podemos medir la gestión gubernamental y convertirnos en “auditores externos” de la acción gubernamental, buscando mejorar la gestión.
No es extraño que para las democracias modernas, el perfeccionamiento de la participación ciudadana se ha convertido en una tarea ineludible ya sea para mejorar las relaciones que ocurren entre los ciudadanos y el Estado, como también para modernizar la gestión gubernamental en base a valores como la inclusión y la transparencia.
Es pues a través del establecimiento de un sistema de control interno y una participación ciudadana activa y responsable que se puede lograr que el gobierno acude a las prácticas de gobernanza y se compromete más con sus gobernados, al buscar alcanzar la eficacia, eficiencia y economía de las operaciones, previniendo las desviaciones y promoviendo la adecuada y transparente aplicación de recursos.
¡Participemos activamente para la mejora de la gestión gubernamental!