México: reforma energética en hidrocarburos

Miguel Ángel Cervantes y Carlos Angulo Parra

  · martes 21 de julio de 2020

Una de las ideas que perduran actualmente es que con el pacto por México y las reformas estructurales resultantes, la reforma energética se ha considerado como el acto de liberalismo extremo. Esta reforma se ha utilizado como uno de los principales elementos para destruir la reputación de Gustavo Madero, creando mitos, metiendo cizaña, amarrando navajas acusando a Madero de que “le aprobó todo” a Enrique Pena Nieto. De ahí se desarrolló la maraca “PRIAN”.

La izquierda en México argumenta que se dejó libre la oferta y la demanda, que se abrió la puerta a un capitalismo extremo. Con cuentos pueriles de “correveidile" se acusa que se regalaron los recursos naturales del país, que se entregaron las joyas de la economía al capitalismo extranjero.

Pero con seriedad analicemos si realmente la reforma energética fue un acto de liberalismo extremo.

Con la reforma energética que abrió a la inversión privada a la exploración, extracción y refinación de hidrocarburos. Con ello, no se regresó a la época de Porfirio Díaz, se regresó a los tiempos de Lázaro Cárdenas, ya que con la expropiación petrolera la inversión extranjera no estaba prohibida. La restricción sucedió con el presidente Adolfo López Mateos quien cerró por completo la inversión extranjera en hidrocarburos. Hasta en una película de Pedro Infante se puede apreciar el aceite Sinclair cuando aparece como mecánico.

En la reforma petrolera light que fue lo poco que logró el presidente Felipe Calderón, se tomó el blueprint brasileño bajo Lula, de la empresa petrolera Petrobras, en la cual las compañías extranjeras tenían que asociarse con Petrobras. Ahora, con la reforma energética hecha en tiempos de Peña Nieto, se tomó el modelo moderno de Noruega, donde los extranjeros pueden participar directamente en la exploración, explotación, distribución y comercialización de los hidrocarburos compitiendo con Pemex, pero a través de un sistema de contratos otorgados por el estado mexicano, donde el estado no pierde su soberanía sobre los hidrocarburos y cobra sumas importantes a los contratistas autorizados, a través de un sistema bien estructurado de subastas hechas en las llamadas “rondas petroleras”, que por cierto, el presidente López Obrador canceló la realización de nuevas rondas, por motivos meramente ideológicos.

De esta forma, las compañías extranjeras asumen todo el riesgo de la exploración y de la extracción de los hidrocarburos materia de sus contratos, sin que el estado arriesgue un céntimo. Aunque la figura de la concesión que existía antes de la Constitución de 1917 no se ha reestablecido, los contratos han dado un modo práctico, confiable y seguro para llevar a cabo inversiones privadas en materia de petróleo y gas.

La reforma energética también permitió la exploración de gas de lutitas, el cual le puede permitir a México convertirse en productor de gas natural, por ende, menores costos para la industria. Desafortunadamente la ideología antigás de lutitas ha ganado y ha hecho que sea políticamente incorrecto sólo hablar del tema, y no se les ha dado celeridad a las rondas de exploración.

La reforma energética permite la importación de gasolina, y gas natural por parte de particulares. Los frutos se empiezan a ver con múltiples estaciones de surtido de combustibles privadas en todo el territorio nacional.

Veamos cómo México se encuentra clasificado en la encuesta petrolera del Instituto Fraser del 2018 que es la principal referencia para medir el riesgo de inversión realizada por las empresas petroleras a nivel mundial.

En este ranking, México obtiene la nota de 59.7/100. En lugar 52 en 80 jurisdicciones. Si bien hay una mejora cuando en el 2014 la nota era de 37.6/100 México se encuentra en un lugar mediocre, detrás de Camerún, Malasia, Vietnam. Las mejores jurisdicciones en esta encuesta por orden del más alto son: Texas, Oklahoma, Kansas, Dakota del Norte, Alabama, Montana, USA Golfo de México, Mar del Norte del Reino Unido, Luisiana.

Esta encuesta, que es enviada de las empresas petroleras y consultoras en todo el mundo toma en cuenta diferentes factores:

1. Los términos fiscales: licencias, regalías.

2. Impuestos en general: Impuesto Sobre la Renta, Nómina, impuestos sobre el capital, la complejidad de los impuestos.

3. La estabilidad y consistencia del proceso regulatorio del medio ambiente.

4. La ejecución regulatoria que incluye administración, interpretación y estabilidad de regulaciones existentes.

5. El costo del cumplimiento regulatorio.

6. La incertidumbre concerniente a las áreas protegidas.

7. Las barreras al comercio, restricciones de divisas, y restricciones a la repatriación de utilidades.

8. Regulaciones laborales.

9. Calidad de la infraestructura, caminos y disponibilidad de energía.

10. La calidad de la base de datos geológica.

11. Disponibilidad de mano de obra y personal competente.

12. La incertidumbre sobre las reivindicaciones territoriales litigiosas.

13. Estabilidad política.

14. Seguridad del personal y activos.

15. Traslape regulatorio entre las jurisdicciones federal/local o varias secretarías.

16. Sistema legal, relativo a si los procedimientos legales son justos, transparentes, libres de corrupción, y administrados con eficacia.

Por desgracia, México tiene un alto porcentaje de respuestas negativas en cuanto a la eficiencia regulatoria, el costo del cumplimiento regulatorio, disposiciones legales laborales, calidad de infraestructura, disponibilidad de mano de obra, reivindicaciones territoriales litigiosas, la estabilidad política, la seguridad, el traslape de regulaciones y el sistema legal en general.

En cuestión de impuestos no recibió un alto porcentaje de respuestas negativas. En términos fiscales, México se encuentra a la mitad de los países estudiados. En cuestión de regalías, México está lejos de los peores países Venezuela y Bolivia. Sin embargo, México tiene regalías más altas que los estados americanos, australianos y provincias canadienses. Lo cual indica que se está muy lejos de ser un regalo a las compañías extranjeras.

Esto nos muestra que las compañías extranjeras requieren certidumbre a largo plazo. Las compañías petroleras no tienen problema en pagar regalías, impuestos y seguir regulaciones sensibles, pero se desquician con la incertidumbre, cuando se cambian las reglas del juego.

Las reformas fueron realmente extensas, pero distan del neoliberalismo en su máxima expresión. Un país que está mal clasificado en la encuesta petrolera y en otros índices de libres mercados, no puede ser considerado un ejemplo de liberalismo. No debemos dejarnos llevar por las verdades ocultas y a medias, que tratan de vendernos a un México como un ejemplo donde se ha practicado el capitalismo extremo.

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