/ lunes 23 de septiembre de 2024

Mientras Morena rompe lazos, Chihuahua tiende puentes

El reciente encuentro entre la gobernadora Maru Campos y el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, demuestra lo que debe ser el enfoque de una administración comprometida con el bienestar de su estado y la relación bilateral. Maru Campos reafirma su capacidad de diálogo, cooperación y visión para mantener a Chihuahua como un lugar seguro para la inversión extranjera, estabilidad económica y colaboración en temas críticos como seguridad y migración. Este tipo de acercamiento político es lo que permite construir puentes sólidos con nuestros socios comerciales más importantes. La relación con Estados Unidos y Canadá no es sólo comercial; es un compromiso con el desarrollo y la prosperidad compartida.


En contraposición, la reforma judicial impulsada por el gobierno de Morena, encabezado por el presidente AMLO y apoyada por Claudia Sheinbaum, representa un ataque directo a los pilares fundamentales de esta relación trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá. La reforma no solo busca politizar el sistema judicial mediante la elección popular de jueces, sino que debilita la independencia del Poder Judicial, generando desconfianza en nuestros principales socios comerciales. Las críticas de Estados Unidos y Canadá no son infundadas; reflejan una preocupación legítima sobre cómo esta propuesta puede afectar la estabilidad jurídica en México y, por ende, el flujo de inversiones hacia nuestro país.


Las declaraciones del presidente AMLO y de Claudia Sheinbaum, lejos de calmar la situación, agravan el problema al mostrar una actitud desafiante frente a las advertencias internacionales. El resultado: un distanciamiento con nuestros aliados, afectando directamente la confianza en México como destino seguro para las inversiones. Si los inversionistas estadounidenses y canadienses perciben que el sistema judicial está siendo manipulado por intereses políticos, la fuga de capitales será inevitable, y las consecuencias para la economía mexicana, particularmente para estados como Chihuahua, serán graves.


La reforma judicial de Morena no sólo socava los cimientos de nuestro sistema democrático, sino que pone en riesgo la relación comercial que, bajo el T-MEC, ha sido clave para el crecimiento económico del país. La incertidumbre legal es el peor enemigo de cualquier economía abierta y moderna, y la reforma propuesta envía un mensaje claro: México ya no es un lugar donde la seguridad jurídica esté garantizada.


Frente a este panorama, el liderazgo de Maru Campos en Chihuahua debe ser un ejemplo a seguir. Su enfoque constructivo y compromiso con mantener una relación sólida con Estados Unidos es lo que necesitamos para proteger los intereses de nuestros ciudadanos y asegurar el futuro económico del estado. El contraste es claro: mientras Chihuahua avanza con una visión de futuro, el gobierno federal insiste en arrastrar al país a una confrontación innecesaria que solo traerá más inestabilidad.


Es momento de apostar por el diálogo, la cooperación y el respeto a las instituciones. La justicia no puede ser utilizada como herramienta política, y la independencia del Poder Judicial es una garantía que no podemos permitirnos perder. Chihuahua seguirá siendo un ejemplo de cómo se debe trabajar por el bienestar de la gente, en colaboración con quienes comparten nuestros objetivos de progreso y estabilidad.



El reciente encuentro entre la gobernadora Maru Campos y el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, demuestra lo que debe ser el enfoque de una administración comprometida con el bienestar de su estado y la relación bilateral. Maru Campos reafirma su capacidad de diálogo, cooperación y visión para mantener a Chihuahua como un lugar seguro para la inversión extranjera, estabilidad económica y colaboración en temas críticos como seguridad y migración. Este tipo de acercamiento político es lo que permite construir puentes sólidos con nuestros socios comerciales más importantes. La relación con Estados Unidos y Canadá no es sólo comercial; es un compromiso con el desarrollo y la prosperidad compartida.


En contraposición, la reforma judicial impulsada por el gobierno de Morena, encabezado por el presidente AMLO y apoyada por Claudia Sheinbaum, representa un ataque directo a los pilares fundamentales de esta relación trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá. La reforma no solo busca politizar el sistema judicial mediante la elección popular de jueces, sino que debilita la independencia del Poder Judicial, generando desconfianza en nuestros principales socios comerciales. Las críticas de Estados Unidos y Canadá no son infundadas; reflejan una preocupación legítima sobre cómo esta propuesta puede afectar la estabilidad jurídica en México y, por ende, el flujo de inversiones hacia nuestro país.


Las declaraciones del presidente AMLO y de Claudia Sheinbaum, lejos de calmar la situación, agravan el problema al mostrar una actitud desafiante frente a las advertencias internacionales. El resultado: un distanciamiento con nuestros aliados, afectando directamente la confianza en México como destino seguro para las inversiones. Si los inversionistas estadounidenses y canadienses perciben que el sistema judicial está siendo manipulado por intereses políticos, la fuga de capitales será inevitable, y las consecuencias para la economía mexicana, particularmente para estados como Chihuahua, serán graves.


La reforma judicial de Morena no sólo socava los cimientos de nuestro sistema democrático, sino que pone en riesgo la relación comercial que, bajo el T-MEC, ha sido clave para el crecimiento económico del país. La incertidumbre legal es el peor enemigo de cualquier economía abierta y moderna, y la reforma propuesta envía un mensaje claro: México ya no es un lugar donde la seguridad jurídica esté garantizada.


Frente a este panorama, el liderazgo de Maru Campos en Chihuahua debe ser un ejemplo a seguir. Su enfoque constructivo y compromiso con mantener una relación sólida con Estados Unidos es lo que necesitamos para proteger los intereses de nuestros ciudadanos y asegurar el futuro económico del estado. El contraste es claro: mientras Chihuahua avanza con una visión de futuro, el gobierno federal insiste en arrastrar al país a una confrontación innecesaria que solo traerá más inestabilidad.


Es momento de apostar por el diálogo, la cooperación y el respeto a las instituciones. La justicia no puede ser utilizada como herramienta política, y la independencia del Poder Judicial es una garantía que no podemos permitirnos perder. Chihuahua seguirá siendo un ejemplo de cómo se debe trabajar por el bienestar de la gente, en colaboración con quienes comparten nuestros objetivos de progreso y estabilidad.