/ martes 8 de octubre de 2024

Movilidad social

Un estudio sobre movilidad social, desarrollado por el Opportunity Insights Lab (Harvard), ofrece una perspectiva detallada sobre cómo se distribuyen las oportunidades económicas y sociales en Estados Unidos. El análisis se centra en cómo factores como la educación, raza, geografía y el contexto familiar afectan la capacidad de las personas para ascender económicamente respecto a la generación anterior. Este estudio revela que la movilidad social en Estados Unidos es más limitada de lo que se podría esperar de un país desarrollado y destaca las profundas desigualdades geográficas y sociales que afectan a la capacidad de movilidad de las personas. Estas conclusiones tienen claras similitudes con la realidad de la sociedad mexicana.

Uno de los hallazgos clave del estudio es que el lugar de nacimiento de una persona tiene un gran impacto en sus posibilidades de movilidad económica. Existen "áreas de oportunidad", regiones donde las personas que nacen en familias de bajos ingresos tienen mejores posibilidades de mejorar su situación económica, aunque son escasas y se concentran de manera desigual. Esta idea de que "el código postal determina el destino" se refleja también en México, donde las oportunidades de movilidad social se concentran en las grandes ciudades y regiones económicamente dinámicas, mientras que las áreas rurales y marginadas presentan mayores desafíos para el progreso.

La educación se identifica como un motor clave para la movilidad social en el estudio. El acceso a una educación de calidad, especialmente en los primeros años de vida, es fundamental para el desarrollo de habilidades que permiten mejorar la situación económica. En México, la brecha educativa es un desafío importante que también perpetúa la desigualdad de oportunidades. La calidad de la educación varía significativamente entre regiones y estratos socioeconómicos. Aquellos que pueden acceder a escuelas y universidades de mayor calidad tienen mejores posibilidades de alcanzar empleos bien remunerados, mientras que quienes asisten a instituciones con menos recursos encuentran mayores obstáculos para la movilidad social.

El capital social, entendido como la fortaleza de las redes de apoyo y la cohesión comunitaria, es otro factor destacado por el estudio. Las comunidades que ofrecen apoyo social fuerte, baja segregación y cohesión interna tienden a tener mayores niveles de movilidad social. En el contexto mexicano, estas redes comunitarias y familiares son fundamentales para el desarrollo social y económico. Sin embargo, también se enfrentan desafíos de segregación, discriminación y falta de cohesión, lo que limita el acceso a oportunidades.

La raza y el género también juegan un papel importante en la movilidad social. El estudio revela que los niños afroamericanos tienen menos probabilidades de ascender económicamente en comparación con los niños blancos, y existen diferencias significativas de género. En México, aunque la raza no es un factor tan visible, la brecha de género y la discriminación socioeconómica siguen siendo obstáculos importantes para el desarrollo de ciertos grupos.

Las recomendaciones del estudio, como invertir en educación de calidad, ofrecer vivienda asequible en áreas de alta oportunidad y proporcionar apoyo a las familias, también son aplicables a México.

El estudio de movilidad social de Harvard evidencia que la movilidad económica está influenciada por factores como el lugar de origen, la educación y aspectos raciales y de género. Estas conclusiones aplican a la realidad mexicana, donde la desigualdad de oportunidades y las barreras estructurales continúan siendo desafíos importantes para lograr un desarrollo social más equitativo.


Doctor en Administración. Director del Instituto de Emprendimiento del ITESM, región norte

antonio.rios@tec.mx