A tan sólo 49 días de haber tomado posesión como presidente de la república ya suman varios muy lamentables sucesos. Dos magnicidios o dos decesos muy lamentables. El primero fue el día de Navidad, donde murieron la gobernadora de Puebla, recién había tomado posesión del cargo, con el desprecio por parte de AMLO, en un “accidente” de helicóptero, donde muere también su esposo, Rafael Moreno Valle, senador y ex gobernador del mismo estado. Ahora en esta semana muere el conocido empresario en Torreón, Coahuila, fundador junto con sus hermanos, de las tiendas de autoservicio Soriana, y aunque trataron de hacerlo aparecer como un suicidio, en las fotografías se ve con claridad que hubo varios disparos contra su camioneta. Descanse en paz, Carlos Martín Bringas.
“Casualmente” en ambos casos se trataba de gente muy echada para delante y públicamente se habían declarado en contra de AMLO, de no estar de acuerdo con sus propuestas, y en el caso de Carlos Martín, de estar en contra de los Moreira, dos gobernadores nefastos en Coahuila, estado donde nacen las tiendas de autoservicio que hoy están en todo el país y donde fue acribillado.
Tres muertes de gente valiosa, gente trabajadora, luchona por sus valores y principios y en ambos casos estaban en contra de López Obrador.
En esta última semana también nuestra patria se llenó de muertes de gente humilde que se encontraba robando gasolina del ducto que pasa por el estado de Hidalgo y que en principio parece que los huachoquileros dejaron una fuga enorme en el ducto y la gente en lugar de alertar a las autoridades correspondientes se dedicó a llenar sus porrones con el deseado líquido, cuando alguna chispa hizo estallar las llamas y como la gente se estaba bañando literalmente en el combustible, aquello que era una fiesta, se convirtió en un infierno.
Circularon videos por las redes sociales con escenas dantescas, la gente tratando de huir del infierno aquel, pero las llamas ya los habían alcanzado a muchos de ellos. Los muertos hasta el sábado sumaban más de 76, más otros tantos que se encontraban en los hospitales, gravemente quemados, así que la cifra puede subir.
Hay que recordar que López Obrador desde su campaña alentó a que la gente robara, en un discurso pronunciado por él dijo a la gente que si tenían necesidad de robar, que lo hicieran, que él ya estaba hablando con obispos y pastores para que robar no fuera un pecado. ¡El mesías en persona, perdonando los pecados! Y no se trata de ser católico, cristiano o no. No robar es un principio básico de cualquier sociedad, no es religioso, sino de respeto a los demás seres humanos, para poder vivir en armonía y no caer en la barbarie que sólo destruye y no aporta nada a nadie, porque al que roba se le termina pronto lo robado y termina con la fuente que produce lo robado.
Poco valor le dan a su vida, por unos cuantos litros de gasolina, muchos de ellos han dejado a sus hijos huérfanos, mujeres u hombres viudos.
Lo más grave es que todavía después de este lamentable suceso, López Obrador siga alentando a tomar lo que necesites, ya que es culpa de treinta años de malos gobiernos, dijo, que no hicieron crecer la economía y no lograron darles un empleo a todos los mexicanos, de tal manera que ellos son los culpables, son el antipueblo. Sigue fomentando el odio entre los mexicanos.
Pero, ¿qué no había dicho el presidente que habían cerrado todos los ductos del centro del país para que los huachoquileros no siguieran robándose la gasolina y por eso el desabasto en todo el centro del país? ¿Por qué seguían abiertos? ¿A quién estaban beneficiando?, porque ese “río” de combustibles ya había circulado por las redes desde hace días, ¿lo desconocía Pemex? Porque todo el país lo sabía.
Mal comienza AMLO.