La semana pasada me invitaron a participar en una alianza contra la corrupción en el sector privado, donde uno de los objetivos principales es fomentar la ética e integridad en los negocios, algo tan importante y viable en nuestras empresas.
En esta alianza, fomentada por Pacto Global México y la Agencia de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), participaron legisladores, Pacto Global México, USAID y varios referentes del sector privado con empresas grandes como Grupo Herdez, Aeroméxico, Baker McKenzie, Bimbo, etc, y por mi parte representé al sector de las pequeñas y medianas empresas.
La realidad entre empresas grandes y medianas en temas de integridad es un abismo. Mientras que las grandes corporaciones tienen ya todo un departamento legal, una contraloría, con abogados, oficiales de cumplimiento, que les permiten anticiparse a las tendencias globales, manejar demandas y cumplir con las solicitudes de las dependencias de gobierno, en las PyMEs, la mayoría de los casos, solo está el dueño, el gerente o el contador para contener, supervisar y manejar todas las solicitudes que llegan a la empresa. Las PyMEs están enfocadas en responder los requerimientos del SAT, Seguro Social, Secretaría del Trabajo o Protección Civil, requerimientos que en su mayoría son para cobrar multas, aumentar las primas de riesgos, exigir lineamientos inadecuados para el tamaño de estas empresas, todos trámites meramente recaudatorios.
Sin embargo, es posible y necesario seguir haciendo negocios con integridad. La semana pasada 35 empresas de Chihuahua terminaron su preparación en integridad empresarial y anticorrupción en el diplomado impartido por USAID (U.S. Agency for International Development) donde se trabajó en tres importantes temas: Código de ética, negocios con integridad y análisis de riesgos de corrupción. Y es que, cuando hablamos de corrupción, nos imaginamos a políticos y funcionarios haciendo negocios con grandes empresarios, y por supuesto que existen estas malas costumbres, pero como PyMEs no estamos exentos de que nos pueda pasar en la cadena de valor, dentro de nuestra misma empresa con los colaboradores o con nuestros competidores comerciales.
Hay cosas que damos por hecho que “están bien” porque “así ha sido siempre”, por ejemplo, como lo vimos en la columna pasada, ¿es ético que las grandes empresas nos paguen a 90, 120 y hasta 180 días? ¿cómo esperamos que los pequeños y medianos empresarios se mantengan en el camino de la integridad si no pueden subsistir con estos sistemas de pago? Con la excusa de que, si no es con nosotros los mexicanos, encontrarán empresas extranjeras que sí acepten estas condiciones comerciales. Cosas que pensamos que “están bien” por pensar que el beneficio será mayor al mal que hacemos a la empresa, como lo es el no tener procesos claros que orillan a los colaboradores a caer en actos de corrupción o soborno, el faltar a nuestro código de ética porque simplemente no lo conocemos.
Como PyMEs, es importante reconocer que somos el 99% de las empresas en México, que aportamos el 72% del empleo y el 52% del PIB. Esto nos compromete a realmente actuar desde nuestras empresas, empezando con códigos de ética, con crear un consejo de administración, políticas de cumplimiento, con capacitaciones constantes sobre lo que sí es corrupción y como combatirla, con líneas de denuncia para nuestros grupos de interés, con análisis de riesgos, con herramientas y mecanismos que nos permitan hacer negocios con integridad.
Ing. Francisco Santini
Presidente Centro PERSÉ