/ lunes 15 de julio de 2024

Normalidad jurídica 

La evidente destrucción del sistema judicial actual va a traer caos y desorganización pero sin llegar a eventos socialmente violentos al menos en principio. Tendrá que reconformarse poco a poco lo que nunca hubiera pasado en el estado actual sumamente corrompido.


Los acuerdos comerciales internos tendrán que disminuir por obvias razones, la falta de confianza en el cumplimiento de los contratos por alguna de las partes sabedores que las sentencias obedecerán a un manejo de popularidad y no de elemento técnicos provocará una disminución en las transacciones comerciales de todo tipo. Si quieres algo tendrá que ser al cash, lo que reformula un retroceso en el pensamiento económico casi hasta la época del trueque. Imagine amable lector, hoy en día hay ciudades enteras (en China) que ya no usan moneda ni tarjetas de crédito para realizar transacciones comerciales, sólo pasan por un escáner un código QR y listo –confianza total-.


Con la nueva ley será todo lo contrario, si no traes cash difícilmente realizaras transacciones ¿confiarías en vender mil toneladas de maíz o 5000 cabezas de ganado a futuro? Todo eso con la simple promesa de que sí se va a realizar la operación por ambas partes, no lo creo. El mercado será 100% spot y el crédito disminuirá lo que conllevara una contracción de la economía ¿Por qué pagaría una tarjeta de crédito o una hipoteca si puedo ganar un juicio con el apoyo popular? El factor riesgo privara en las inversiones.


El criterio para dictar sentencias será el de quien agrupe a más ciudadanos para su causa, tendrá la sentencia favorable, los ciudadanos que potencialmente serán votos para una elección futura definirán la sentencia. Así es como las multitudes serán las nuevas inquisidoras del siglo XXI a través de sus jueces populares, digamos un siglo XV recargado. Otro ejemplo de esto sería el caso Aras, más de diez mil personas defraudadas que no encontraron justicia en este sistema ahora tendrían la sartén por el mango, bastaría con que se plantaran en un juzgado para obtener una sentencia favorable, otra manera de impartir fallos.


Falta mucho por organizar y la propuesta ya está en la mesa, ante tal situación parece ser que la mejor manera de actuar para seguir generando economía va ser mediante la agrupación de personas, es decir, que se organicen y actúen en unión ya que así si resulta algo perjudicial para ellos, bastará con demostrar fuerza de movilización para ganar una demanda. Los partidos políticos, sindicatos, los organismos empresariales, todos aquellos operadores de masas llevarán la mano y no los abogados y mucho menos los jueces.


Desaparece la técnica, llega la popularidad, una involución por donde quiera que se vea. ¿Qué sucederá con los juzgados especializados? Nadie sabe, será difícil dictar una sentencia en un asunto laboral, económico o tecnológico sin preparación alguna. El nuevo orden jurídico se antoja por lo menos delicado de implementar, veamos cómo se desarrollan los hechos y si no fue sólo una venganza personal disfrazada de institucionalidad republicana.


Maestro en Finanzas. Economista

scalees@gmail.com