En México, la pobreza y la desigualdad económica y social es el asunto de mayor impacto en la vida nacional, por sus efectos directos en el no-bienestar de millones de habitantes de todas las edades, sobre todo niñas, niños jóvenes y adultos mayores, y por sus repercusiones negativas en el desarrollo social y político del país. En México subsisten en condición de pobreza 46 millones de personas, 36 de cada 100 habitantes que no satisfacen diariamente sus necesidades básicas de alimentación, vestido, vivienda, educación, salud y otras necesidades. Una parte de esas y esos pobres, 9 millones - 7% de la población - sobreviven en pobreza extrema que significa no tener para comer lo básico para su condición biológica (datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social –CONEVAL).
México es uno de los países con mayor desigualdad económica y social en el mundo. Apenas hace 4 años ocupaba el lugar 25 en el órden de mayor a menor desigualdad entre 158 países, según estadísticas del Fondo Monetario Internacional.
Para 2024 México probablemente ha disminuido su pobreza, por las políticas públicas de aumentos salariales reales, de transferencias monetarias a sectores que no pueden por sí mismos mejorar su condición económica. Como reporta CONEVAL, hubo disminución de la pobreza de 52 millones de habitantes en 2018 a 47 millones en 2022, del 42% al 36% de la población (no hay datos más recientes).
Acabar con la pobreza – cero pobreza – es el primero de los Objetivos del Desarrollo Sostenible acordados por la ONU en 2015 para ser cumplidos en 2030. Sin embargo, la propia ONU advierte en un reporte reciente que “si se mantienen las tendencias actuales, 575 millones de personas seguirán viviendo en la pobreza extrema y solo un tercio de los países habrán reducido a la mitad sus niveles nacionales de pobreza para el año 2030”. Estos resultados son ya un fracaso de la ONU y de todos los países que se comprometieron con ese y otros objetivos. Entre ellos, México que en los 6 años que faltan para el 2030 no podrá haber eliminado su pobreza y quizá solo alcance a reducirla a la mitad del 46% que tenía en 2014 y 2015 al votar a favor de estos Objetivos.
Peor aún, en los últimos 30 años la desigualdad del ingreso económico ha aumentado en la mayoría de las economías avanzadas y en muchas economías en desarrollo, como lo reconocen varios organismos internacionales.
La desigualdad económica en México, “hermana gemela” de la pobreza, se mantiene alta. Aún en emergencias mundiales y nacionales como la pandemia del Covid-19 de 2020-2021, la población rica se hace más rica y la más pobre aumenta en número y se hace todavía más pobre; de 2018 a 2020 el número de pobres aumentó casi 4 millones, de 51.9 millones a 55.7 millones y el número en pobreza extrema aumentó de 8.7 millones a 10.8 millones, 2 millones 100 mil más en apenas 2 años.
Numerosas personas critican sin razón las transferencias monetarias a adultos mayores, jefas de familia, jóvenes estudiantes y otros segmentos de población en desventaja para proveerse por sí misma lo suficiente para vivir con menos penurias materiales. No se comprende que la mayoría de las y los pobres no encuentran un trabajo y no pueden salir por sí mismos de la pobreza transgeneracional.
Solo con políticas sociales fuertes y bien estructuradas, avanzaremos hacia la meta mundial - y de ética y conveniencia nacional - de acabar con la pobreza.
Maestro en Ciencias Económicas, Consultor Privado en Economía y Recursos Naturales
purangachih@gmail.com