/ viernes 20 de marzo de 2020

Pandemia, sobreinformación y pánico


La humanidad vive la época de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), lo que implica que la educación y capacitación de las personas está vinculada inevitablemente con la competencia para manejar dichas tecnologías. Deberíamos desarrollar una competencia integral para el uso de esas tecnologías.

La competencia integral para manejar las TIC no debe consistir solo en aptitudes técnicas, sino también debe contemplar capacidades propias de los ámbitos lógico, psicológico y ético –entre otras más. La accesibilidad a las TIC debe estar soportada en capacidades racionales, emocionales y críticas.

En internet nos exponemos a una sobreinformación, nos saturados de mensajes sobre el coronavirus, unos que nacen de la especulación y otros que parecen obedecer a líneas éticas de publicación y réplica; pero no todos los usuarios consiguen el discernimiento en este sentido y entonces la información se convierte en desinformación.

El fenómeno global sanitario del coronavirus –que viene a ponernos a prueba como sociedad organizada y solidaria- sí debe preocuparnos, pero no debe llevarnos a la angustia y al pánico. Aquí donde debemos subrayar, pues, la importancia de esa competencia compleja para el manejo de las TIC: usar la razón, mantener actitud crítica y saber manejar de las emociones.

Internet no solo difunde falsedades (sean malintencionadas o no), sino que a través de ella se genera y propaga miedo que pudiera ser más perjudicial que la enfermedad que lo provoca. Así que al ser incompetentes en el manejo de las TIC, nos volvemos más propensos a ser víctimas de las “fake-news” y convertirnos en agentes del pánico.

Por esto vale mucho que nuestra educación sea potente en el fortalecimiento de las habilidades lógicas, éticas y psicológicas. Las TIC, como todo instrumento o herramienta, pueden ser de enorme beneficio para la humanidad, pero igual pueden causarle daño.

Hay que atender la formación para la gestión crítica y humanista de información y no solo para la accesibilidad técnica a los datos. Esta pandemia del coronavirus también nos está aleccionando en este aspecto, justo para recuperar tranquilidad y hacer más confiable nuestra convivencia.


La humanidad vive la época de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), lo que implica que la educación y capacitación de las personas está vinculada inevitablemente con la competencia para manejar dichas tecnologías. Deberíamos desarrollar una competencia integral para el uso de esas tecnologías.

La competencia integral para manejar las TIC no debe consistir solo en aptitudes técnicas, sino también debe contemplar capacidades propias de los ámbitos lógico, psicológico y ético –entre otras más. La accesibilidad a las TIC debe estar soportada en capacidades racionales, emocionales y críticas.

En internet nos exponemos a una sobreinformación, nos saturados de mensajes sobre el coronavirus, unos que nacen de la especulación y otros que parecen obedecer a líneas éticas de publicación y réplica; pero no todos los usuarios consiguen el discernimiento en este sentido y entonces la información se convierte en desinformación.

El fenómeno global sanitario del coronavirus –que viene a ponernos a prueba como sociedad organizada y solidaria- sí debe preocuparnos, pero no debe llevarnos a la angustia y al pánico. Aquí donde debemos subrayar, pues, la importancia de esa competencia compleja para el manejo de las TIC: usar la razón, mantener actitud crítica y saber manejar de las emociones.

Internet no solo difunde falsedades (sean malintencionadas o no), sino que a través de ella se genera y propaga miedo que pudiera ser más perjudicial que la enfermedad que lo provoca. Así que al ser incompetentes en el manejo de las TIC, nos volvemos más propensos a ser víctimas de las “fake-news” y convertirnos en agentes del pánico.

Por esto vale mucho que nuestra educación sea potente en el fortalecimiento de las habilidades lógicas, éticas y psicológicas. Las TIC, como todo instrumento o herramienta, pueden ser de enorme beneficio para la humanidad, pero igual pueden causarle daño.

Hay que atender la formación para la gestión crítica y humanista de información y no solo para la accesibilidad técnica a los datos. Esta pandemia del coronavirus también nos está aleccionando en este aspecto, justo para recuperar tranquilidad y hacer más confiable nuestra convivencia.