/ viernes 17 de mayo de 2024

Pasemos del espectáculo a los debates valiosos

En una democracia los debates entre candidatos a un puesto de elección popular deberían representar un momento crítico del proceso electoral. Más allá de ser meros enfrentamientos verbales, estos eventos deben ofrecer una plataforma única donde las ideas, políticas y personalidades de los contendientes se expongan al escrutinio público.

A medida que los votantes sin partido enfrentan la crucial decisión de elegir a sus representantes, los debates deberían ser una herramienta insustituible para informar, educar y movilizar las intenciones de voto de la ciudadanía, hacia la opción que más les convenza.

Estos ejercicios, además de aportar beneficios al votante, fortalecen el sistema democrático en su conjunto, por varias razones que describiré más adelante.

Sin embargo, en una democracia en desarrollo como la nuestra, nos enfrentamos al reto de superar ciertas actitudes, tanto de actores políticos como de los mismos ciudadanos que no contribuyen a la maduración de nuestra formación política.

Si bien es cierto, la práctica iniciada en México, apenas en los años 90´s, de realizar debates entre candidatos, hay que celebrarla y conservarla, la realidad es que no hemos logrado dar un siguiente paso en la madurez política que logre aprovechar esta valiosa herramienta que la democracia nos ofrece.

Hoy en día, es común la expectativa de ver los debates por morbo, por esperar el error, golpeteo, el escándalo de corrupción expuesto o la confrontación verbal.

Pareciera que el criterio para definir a “un ganador” del debate (si esto pudiera decidirse como si fuera un partido de fútbol), es quien golpeó más, quien exhibió más, o quien gritó más.

No ayuda mucho tampoco lo que en estos días hemos visto en redes sociales, de múltiples ejemplos de candidatos haciendo el ridículo en sus breves intervenciones, cantando, diciendo chistes o cometiendo pifias, aunque se entiende que es parte del folklore político de México.

Sin embargo, la realidad es que poca atención se le pone a la propuesta, al planteamiento serio y profundo de los candidatos, a su visión de los problemas actuales y posibles soluciones.

Ciertamente, los tiempos en un debate no dan para mucho. Difícilmente un candidato podrá tener la capacidad de hacer un planteamiento redondo, por ejemplo, en su propuesta de Seguridad Pública o Combate a la Pobreza en 1 minuto. Menos cuando en ese lapso tiene que defenderse de algún ataque hecho por un contrincante.

Creo que debemos hacer un esfuerzo por rescatar los verdaderos beneficios de los debates e instaurar una nueva cultura política tanto en los candidatos, como en nosotros los ciudadanos.

La educación del electorado es vital para el desarrollo democrático de una sociedad, y la comparación directa entre candidatos y sus propuestas ofrece un valor inigualable para la toma de decisiones de quienes no militamos en un partido.

Lejos del morbo, el contraste también es importante. Las habilidades de comunicación, de control, de respuesta, de improvisación, manejo de presión y de defensa de sus ideas cuentan para tomar nuestra decisión.

También deben de ser instrumentos de transparencia y rendición de cuentas, sobre todo cuando un candidato ya ha ocupado otros cargos o aspira a reelegirse en el mismo.

Desde la COPARMEX nos preparamos para ofrecer el próximo jueves 23 de mayo, nuestro debate de candidatos a la Presidencia Municipal de Chihuahua, y lo hacemos con la mejor de las intenciones de aportar al crecimiento tanto de actores políticos como de ciudadanos en la cultura política de nuestra querida ciudad.

Pasemos de que los debates sean un mero espectáculo político a convertirlos en verdaderas herramientas que fortalezcan nuestra vida democrática.

Presidente de Coparmex Chihuahua

chava.carrejo@bluewolf.com.mx

En una democracia los debates entre candidatos a un puesto de elección popular deberían representar un momento crítico del proceso electoral. Más allá de ser meros enfrentamientos verbales, estos eventos deben ofrecer una plataforma única donde las ideas, políticas y personalidades de los contendientes se expongan al escrutinio público.

A medida que los votantes sin partido enfrentan la crucial decisión de elegir a sus representantes, los debates deberían ser una herramienta insustituible para informar, educar y movilizar las intenciones de voto de la ciudadanía, hacia la opción que más les convenza.

Estos ejercicios, además de aportar beneficios al votante, fortalecen el sistema democrático en su conjunto, por varias razones que describiré más adelante.

Sin embargo, en una democracia en desarrollo como la nuestra, nos enfrentamos al reto de superar ciertas actitudes, tanto de actores políticos como de los mismos ciudadanos que no contribuyen a la maduración de nuestra formación política.

Si bien es cierto, la práctica iniciada en México, apenas en los años 90´s, de realizar debates entre candidatos, hay que celebrarla y conservarla, la realidad es que no hemos logrado dar un siguiente paso en la madurez política que logre aprovechar esta valiosa herramienta que la democracia nos ofrece.

Hoy en día, es común la expectativa de ver los debates por morbo, por esperar el error, golpeteo, el escándalo de corrupción expuesto o la confrontación verbal.

Pareciera que el criterio para definir a “un ganador” del debate (si esto pudiera decidirse como si fuera un partido de fútbol), es quien golpeó más, quien exhibió más, o quien gritó más.

No ayuda mucho tampoco lo que en estos días hemos visto en redes sociales, de múltiples ejemplos de candidatos haciendo el ridículo en sus breves intervenciones, cantando, diciendo chistes o cometiendo pifias, aunque se entiende que es parte del folklore político de México.

Sin embargo, la realidad es que poca atención se le pone a la propuesta, al planteamiento serio y profundo de los candidatos, a su visión de los problemas actuales y posibles soluciones.

Ciertamente, los tiempos en un debate no dan para mucho. Difícilmente un candidato podrá tener la capacidad de hacer un planteamiento redondo, por ejemplo, en su propuesta de Seguridad Pública o Combate a la Pobreza en 1 minuto. Menos cuando en ese lapso tiene que defenderse de algún ataque hecho por un contrincante.

Creo que debemos hacer un esfuerzo por rescatar los verdaderos beneficios de los debates e instaurar una nueva cultura política tanto en los candidatos, como en nosotros los ciudadanos.

La educación del electorado es vital para el desarrollo democrático de una sociedad, y la comparación directa entre candidatos y sus propuestas ofrece un valor inigualable para la toma de decisiones de quienes no militamos en un partido.

Lejos del morbo, el contraste también es importante. Las habilidades de comunicación, de control, de respuesta, de improvisación, manejo de presión y de defensa de sus ideas cuentan para tomar nuestra decisión.

También deben de ser instrumentos de transparencia y rendición de cuentas, sobre todo cuando un candidato ya ha ocupado otros cargos o aspira a reelegirse en el mismo.

Desde la COPARMEX nos preparamos para ofrecer el próximo jueves 23 de mayo, nuestro debate de candidatos a la Presidencia Municipal de Chihuahua, y lo hacemos con la mejor de las intenciones de aportar al crecimiento tanto de actores políticos como de ciudadanos en la cultura política de nuestra querida ciudad.

Pasemos de que los debates sean un mero espectáculo político a convertirlos en verdaderas herramientas que fortalezcan nuestra vida democrática.

Presidente de Coparmex Chihuahua

chava.carrejo@bluewolf.com.mx