Indudablemente algo cambió en el panorama político del país este 6 de junio cuando más de 48 millones y medio de ciudadanos acudimos a votar en las urnas de nuestra sección electoral.
Lo más positivo de la jornada electoral es la participación del 52% de la lista nominal nacional de electores, la cual es de poco más de 93 millones de personas. Para haber sido elecciones intermedias es un buen porcentaje que superó a los anteriores, ya que usualmente no llegaban a la mitad de los ciudadanos registrados.
El cambio más relevante es que Morena no logró conservar los 251 diputados que tiene actualmente y por ende no podrá alcanzar la mayoría calificada que obtenía con sus aliados para realizar reformas constitucionales.
El objetivo de la oposición de evitar nuevamente una hegemonía partidista en la cámara baja fue alcanzado al obtener 65 diputaciones la coalición Va por México más 34 del PAN, 11 del PRI y 7 de Movimiento Ciudadano. Estas cifras eran las que mostraba el PREP del INE con el 95% de las actas contabilizadas.
Lo anterior será posible evitando la sobrerrepresentación de diputados que se dio en la actual legislatura, pues el INE modificó el reglamento electoral para que a ningún partido mayoritario se le agregue más del 8% de votos a los obtenidos en las urnas.
Hablando del INE, este instituto demostró una vez más su eficacia y eficiencia para llevar a cabo las elecciones a pesar de adversidades como la pandemia, la violencia política, la presión y el desprestigio oficial y desde luego la tradicional apatía del ciudadano.
Este organismo anunció que habían abierto y funcionado el 99.7% de las casillas en todo el territorio nacional, llevando a cabo además un conteo de los resultados con prontitud y transparencia.
Otro dato interesante es que tres partidos estaban en riesgo de perder su registro si no alcanzan el 3% de la votación: Redes Sociales Progresistas, Fuerza por México y Encuentro Social.
Al parecer estos partidos, si bien lograron su nominación, no pudieron lograr su arraigo en el electorado y ahora podrían desaparecer de las boletas electorales.
El PRD por su parte también demostró su debilidad, pues por sí solo no logró ni una diputación federal y batallará también para conservar su registro, pues depende de lo logrado en coalición.
En Chihuahua el mapa electoral continúa pintado de azul en los distritos federales, pues la coalición PAN-PRI-PRD se llevó 4 diputaciones y el PAN 2 de las nueve en disputa.
Por su parte el PAN y el PRD coaligados lograron que Maru Campos sea la primera gobernadora de este estado, pues superaba con más del 15% de ventaja a su contrincante de Morena, tal y como lo pronosticaron las encuestas.
Comentando los resultados de las entidades, el más sorpresivo fue el de la Ciudad de México, donde la oposición se llevó la mitad de las alcaldías y de las diputaciones federales.
La capital mexicana pierde así la hegemonía morenista y será interesante analizar cómo la actual jefa de gobierno tendrá que concertar acuerdos con los opositores para gobernar. El derrumbe de un tramo de la línea 12 del Metro le cobró al gobierno capitalino la factura, si se toma en cuenta que los involucrados son personajes del mismo grupo, aunque antes fueran del PRD y ahora sean de Morena.
En estas elecciones intermedias no hubo vencedores ni vencidos definitivos, pues el partido en el poder continúa siendo el mayoritario en el panorama nacional y tampoco la oposición fue pulverizada por una aplastante hegemonía electoral. Ojalá que este panorama político sea más propicio para concertar acuerdos entre los rivales que favorezcan en realidad a todos los mexicanos.