En la entrega al Congreso federal del último informe presidencial la secretaria de Gobernación exaltada dijo que Andrés Manuel López Obrador era el mejor presidente que haya tenido México.
Ojalá hubiera sido cierto lo exclamado por la pequeña Lulú, como la apodan sus críticos, pero desafortunadamente para los mexicanos AMLO es sin lugar a dudas el peor presidente que ha tenido nuestro agobiado y aguantador país en este siglo XXI.
Las expectativas que despertó y alentó el tres veces candidato presidencial se empezaron a desvanecer aún antes de que tomara posesión al cancelar sin motivos fundamentados la construcción del aeropuerto internacional en Texcoco.
En lugar de trabajar para conciliar al país, como lo prometiera una y otra vez, por el contrario lo polarizó en sus mañaneras de los lunes a los viernes.
Además no cumplió tampoco con sus reiterados tres juramentos, como “no mentir”, pues en las citadas tertulias matutinas dijo más de cien mil mentiras de acuerdo a los conteos hechos por los estoicos informadores que tuvieron la paciencia de recetárselas diariamente.
En cuanto a “no traicionar” pregúntele a los padres de familia de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y de pasada al dueño del Grupo Azteca.
Y en cuanto “no robar” analice lo que pasó en Segalmex y otras dependencias, así como las corruptelas de sus más allegados como las realizadas por sus tres hijos.
La inseguridad pública fue la peor de este siglo, pues de poco sirvió la militarización del país, ya que la tercera parte del territorio nacional está bajo el dominio del crimen organizado y el resto del desorganizado.
En el cuasi sexenio de Obrador (le faltaron dos meses pues para buena suerte se adelantó la toma de posesión presidencial) hubo más homicidios que en los anteriores gobiernos y el doble del criticado sexenio de Calderón.
La economía no creció al cuatro por ciento como pregonó debido a que durante su administración el país tuvo un PIB más bajo que en los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto.
Pero eso sí aumentó en más de 6 billones de pesos la deuda pública al grado de que ya representa casi la mitad del PIB anual.
Además malgastó el dinero en obras poco redituables como el trencito Maya, la refinería en Dos Bocas, la “mega farmacia”, el AIFA, etc.
En cambio dejó a su suerte al Sector Salud, lo que dio como resultado un pésimo tratamiento a la pandemia del Covid-19, que causó 800 mil muertes.
El ineficaz médico encargado de combatir la pandemia (López-Gatell) llegó a declarar que el presidente no podía contagiar el virus debido a que era “un líder moral”.
El desabasto de medicamentos y la cancelación del Seguro Popular agravó la morbilidad y la mortandad sobre todo de la población más pobre, a la que juraba proteger.
El colmo fue que López Obrador en su último informe declarara que nuestro sistema de salud era mejor que el de Dinamarca.
Obviamente en este espacio limitado no se pueden analizar todos los errores cometidos por AMLO en su gestión presidencial.
Por ello si hay algún desinformado que dude de mi afirmación inicial lo invito a que compare los datos oficiales de su cuasi sexenio con los de los demás sexenios de este siglo.
No afirmo que sea el peor de los presidentes en estos dos siglos de existencia de nuestra república, pues tendría que superar a otros López como Santa Anna y Portillo.
Con su transformación de cuarta Andrés Manuel pasará a la historia como un pésimo presidente, cuyos errores y ocurrencias tendremos que pagar los mexicanos por bastantes años.