/ martes 22 de octubre de 2024

Perfil humano / Los narcos y la justicia norteamericana

El ex secretario de seguridad pública García Luna fue sentenciado a 38 años de prisión al ser considerado culpable de complicidad con narcos mexicanos por un jurado en Nueva York.

El juez que sentenció al ex funcionario mexicano inició enseguida el juicio en contra de Ismael Zambada El Mayo. El capo del Cártel de Sinaloa fue entregado a las autoridades estadounidenses por Joaquín Guzmán, hijo del Chapo Guzmán.

Este último fue condenado a prisión perpetua por el mismo juez neoyorquino después de haber sido extraditado a los Estados Unidos por el gobierno de Peña Nieto.

De esta forma el Cártel de Sinaloa fue descabezado por lo que ahora su liderazgo se pelea violentamente entre los hijos de los dos capos citados, o sea los “chapitos” y los “mayitos”.

La pugna entre estos dos grupos mantiene al estado de Sinaloa en estado de sitio desde hace más de un mes sin que las autoridades puedan imponer la seguridad pública en la entidad.

La detención de capos como los mencionados y otros se ha hecho la mayoría de las veces en México, pero son usualmente juzgados y condenados en el vecino país.

Ello a pesar de que la mayoría de los delitos cometidos por estos hampones es en territorio nacional, lo que no deja de poner en entredicho a nuestra justicia mexicana.

Por ejemplo, en el caso del Chapo Guzmán después de dos fugas en supuestos penales de alta seguridad se optó mejor por enviárselos a los fiscales norteamericanos para que se encargaran de sentenciarlo.

Ahora dos de sus hijos también están encarcelados, pero al parecer están en negociaciones para que les reduzcan sus condenas y no vayan a correr la misma suerte que su padre.

En cuanto al Mayo Zambada, a sus 76 años enfrenta incluso la pena de muerte que se rumora solicitará el fiscal.

Después de más de 50 años de impunidad Zambada al parecer también podría cooperar para que no le apliquen la pena máxima, aunque por su edad lo más probable es que pase los últimos años de su vida en una cárcel estadounidense.

El destino de estos dos famosos si no es que legendarios capos de la droga es un claro ejemplo de que estos criminales usualmente terminan sus días en la cárcel o asesinados.

También es una muestra de que la justicia norteamericana será lenta pero eficaz para poner tras las rejas a los narcotraficantes.

García Luna fue condenado debido a las declaraciones de otros capos detenidos que prefirieron inculpar a su antiguo socio para lograr disminuir sus condenas.

Ahora el ex funcionario mexicano también puede seguir su ejemplo y dar a conocer el involucramiento delictivo de peces gordos no solo del hampa sino también del gobierno.

La suerte de los citados no es nada envidiable y debería ser tomada en cuenta por aquellos que consideran seguirles los pasos, sobre todo los adolescentes y jóvenes que prefieren seguir una carrera criminal a trabajar honestamente para labrarse un futuro.

El Mayo y el Chapo no deberían ser considerados como personajes imitables sino más bien como paradigmas de lo que no debería prevalecer en nuestra república, la narco cultura.

El sufrimiento de miles de mexicanos debido a la actuación criminal de los narcotraficantes continúa sobre todo porque prevalece la complicidad corrupta con las autoridades que supuestamente los combaten.

No deja de ser vergonzoso que sea la justicia del vecino país la que los lleva a los tribunales y sentencia mientras aquí continúan actuando impunemente como sucede actualmente en Sinaloa y el resto del territorio nacional.


El ex secretario de seguridad pública García Luna fue sentenciado a 38 años de prisión al ser considerado culpable de complicidad con narcos mexicanos por un jurado en Nueva York.

El juez que sentenció al ex funcionario mexicano inició enseguida el juicio en contra de Ismael Zambada El Mayo. El capo del Cártel de Sinaloa fue entregado a las autoridades estadounidenses por Joaquín Guzmán, hijo del Chapo Guzmán.

Este último fue condenado a prisión perpetua por el mismo juez neoyorquino después de haber sido extraditado a los Estados Unidos por el gobierno de Peña Nieto.

De esta forma el Cártel de Sinaloa fue descabezado por lo que ahora su liderazgo se pelea violentamente entre los hijos de los dos capos citados, o sea los “chapitos” y los “mayitos”.

La pugna entre estos dos grupos mantiene al estado de Sinaloa en estado de sitio desde hace más de un mes sin que las autoridades puedan imponer la seguridad pública en la entidad.

La detención de capos como los mencionados y otros se ha hecho la mayoría de las veces en México, pero son usualmente juzgados y condenados en el vecino país.

Ello a pesar de que la mayoría de los delitos cometidos por estos hampones es en territorio nacional, lo que no deja de poner en entredicho a nuestra justicia mexicana.

Por ejemplo, en el caso del Chapo Guzmán después de dos fugas en supuestos penales de alta seguridad se optó mejor por enviárselos a los fiscales norteamericanos para que se encargaran de sentenciarlo.

Ahora dos de sus hijos también están encarcelados, pero al parecer están en negociaciones para que les reduzcan sus condenas y no vayan a correr la misma suerte que su padre.

En cuanto al Mayo Zambada, a sus 76 años enfrenta incluso la pena de muerte que se rumora solicitará el fiscal.

Después de más de 50 años de impunidad Zambada al parecer también podría cooperar para que no le apliquen la pena máxima, aunque por su edad lo más probable es que pase los últimos años de su vida en una cárcel estadounidense.

El destino de estos dos famosos si no es que legendarios capos de la droga es un claro ejemplo de que estos criminales usualmente terminan sus días en la cárcel o asesinados.

También es una muestra de que la justicia norteamericana será lenta pero eficaz para poner tras las rejas a los narcotraficantes.

García Luna fue condenado debido a las declaraciones de otros capos detenidos que prefirieron inculpar a su antiguo socio para lograr disminuir sus condenas.

Ahora el ex funcionario mexicano también puede seguir su ejemplo y dar a conocer el involucramiento delictivo de peces gordos no solo del hampa sino también del gobierno.

La suerte de los citados no es nada envidiable y debería ser tomada en cuenta por aquellos que consideran seguirles los pasos, sobre todo los adolescentes y jóvenes que prefieren seguir una carrera criminal a trabajar honestamente para labrarse un futuro.

El Mayo y el Chapo no deberían ser considerados como personajes imitables sino más bien como paradigmas de lo que no debería prevalecer en nuestra república, la narco cultura.

El sufrimiento de miles de mexicanos debido a la actuación criminal de los narcotraficantes continúa sobre todo porque prevalece la complicidad corrupta con las autoridades que supuestamente los combaten.

No deja de ser vergonzoso que sea la justicia del vecino país la que los lleva a los tribunales y sentencia mientras aquí continúan actuando impunemente como sucede actualmente en Sinaloa y el resto del territorio nacional.