El panorama cada vez se pone peor en relación al tratado de libre comercio de México con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos es un mal augurio que se ha fortalecido con las agresivas declaraciones del republicano.
El multimillonario neoyorkino ha amenazado a sus dos socios con aplicarles aranceles del 25% si no impiden las exportaciones a su país que tengan origen chino.
La carta y la llamada de la presidente mexicana de poco servirá pues Trump la interpretó como una promesa de que iba a cerrar la frontera e impedir el paso de los indocumentados.
Como si no existiera el T-MEC presiona para imponer sus condiciones en inmigración, comercio con China y el tráfico de drogas.
Para él son las amenazas más grandes que tiene EUA como lo reiteró una y otra vez durante su campaña.
El problema es que está decidido a cumplir sus promesas y ya declaró que en su primer día emitirá un decreto para la expulsión de todos los inmigrantes ilegales.
México desde luego es el más afectado y vulnerable pues poco o nada ha hecho para impedir el arribo anual de centenares de miles de inmigrantes a la frontera con Estados Unidos.
La avalancha que se dio en años anteriores incrementó los temores de los norteamericanos y ahora con el nuevo congreso a su favor el nuevo presidente aplicará su política antiinmigrante.
En cuanto al tráfico de droga, principalmente fentanilo, la postura de Trump es exterminar a los cárteles mexicanos como sea, utilizando inclusive misiles al estilo Putin.
El asunto se le complica más al gobierno mexicano pues algunos ministros de provincias canadienses han manifestado que deberían separarse de México pues no cumple con lo estipulado en el tratado.
El primer ministro canadiense viajó a la guarida de Trump en Florida para entrevistarse con él y tratar de evitar las sanciones prometidas.
Aunque Trudeau respalda el T-MEC que firmó en el 2020 con López Obrador y Trump, la realidad es que si gana su contrincante las elecciones el año entrante de nada serviría su apoyo.
Según los vaticinios el próximo gobierno canadiense será conservador por lo que es probable se alíe con el republicano estadounidense para terminar con el T-MEC y regresar a las relaciones comerciales bilaterales.
El tratado de libre comercio (TLC) fue concertado por el gobierno de Salinas de Gortari en 1994.
Inició con la crisis política y económica que sufrió México en ese año debido a la insurrección del EZLN en Chiapas, el asesinato de Colosio y de Ruiz Massieu, así como la negativa de CSG de devaluar el peso para evitar la fuga de capitales.
A pesar de ello en el siguiente sexenio el TLC se fortaleció y contribuyó a la estabilización del país al contar como socio a la principal economía mundial.
Las reformas que se llevaron a cabo en el gobierno de Zedillo aumentaron la confianza en México, como lo fueron la autonomía del banco central y la ciudadanización del organismo electoral.
Ahora la reforma judicial, la eliminación de los organismos autónomos y la creciente inseguridad pública son factores que afectan seriamente la credibilidad del gobierno actual y lo debilitarán a la hora de negociar la permanencia del T-MEC.
En el peor de los escenarios Estados Unidos y Canadá cancelarán el tratado por lo que México dejará de ser su socio preferencial.
En el menos malo continuará el T-MEC pero bajo las condiciones impositivas de Trump y de Canadá, lo cual desde luego no sería lo mejor para el incierto futuro de nuestro país.