/ miércoles 2 de octubre de 2024

Por qué no deben ser electos los jueces y magistrados

En el Diario de los Debates del Congreso Constituyente en 1917 se explica claramente por qué los jueces y magistrados NO pueden ser electos por elección popular.

“….el magistrado no es igual a los puestos del Ejecutivo (regidores, presidentes municipales, gobernadores y presidente de la república), ni del Legislativo (diputados y senadores). Cuando los pueblos han dejado atrás los malos resultados de sus instituciones, del primer momento, entonces ellos han vuelto siempre a la elección del Poder Judicial en otra forma que no sea la popular.

…En primer lugar el magistrado no es igual al diputado o al senador: el magistrado es radicalmente distinto; él no va en el ejercicio de sus funciones a representar a nadie; no lleva el criterio del elector, sino que lleva el suyo propio; simplemente se le elige como persona en la cual se cree que reúnen ciertos requisitos indispensables para llevar una función social; él tiene que obrar en su función precisa, obrar quizá hasta contra la opinión de los electores.

...El diputado no debe ir contra la opinión, es la opinión del pueblo mismo, viene a expresar la opinión del pueblo y el magistrado no, es la voz de su conciencia y la voz de la ley. Por este motivo la esencia misma de la magistratura es muy distinta de la función social que ejerce el representante político… señores constituyentes, es esencialmente peligroso; debemos estudiar con serenidad, con calma, con juicio, la forma de elección de los magistrados; no dándole intervención al poder Ejecutivo, porque, de lo contrario, el Poder Judicial será subordinado de aquél, y la actividad de la justicia, que es la más noble del espíritu humano y de que más necesita la República Mexicana, tanto como de la libertad municipal de que hablaba ayer, aún más, como que es una función esencialísima de la sociedad hecha Estado, que debe llevar pura y limpia la revolución constitucionalista en su bandera; y en otra forma será violada, será escarnecida y, constituida, un desencanto más para el pueblo mexicano, abnegado y doliente.”

Esto se dijo por personas que literalmente salían de un proceso de lucha, una guerra fratricida sangrienta y en la cual se peleaba para construir un país libre, democrático, empoderando a sus pobladores, no a una persona y con la convicción que siempre debería haber libertad; de tránsito, de comercio, de expresión, de asociación. Que se construyeran instituciones, que aseguraran que nunca se volviera a tener dictadores, ni grupos radicales en el poder. Prácticamente se bajaron de los caballos y guardaron sus armas y tuvieron la capacidad del diálogo y de la concertación que no hay ahora.

La reforma judicial recién aprobada es tramposa y con vicios de origen. El Poder Judicial lo van a elegir los ciudadanos, pero sólo los niveles bajos, sin ningún control, los magistrados de la Suprema Corte serán electos de sólo candidatos designados por el presidente en turno y con la amenaza de una corte inquisitiva que también elegirá el Ejecutivo, sin posibilidad de amparo, ni de ir a otra instancia y con poder de dar vista a la función pública. O sea, van a responder al presidente y a ser perseguidos si no se alinean.


Ingeniero Industrial y de Sistemas. Presidente de la JCAS

mmatac@hotmail.com


En el Diario de los Debates del Congreso Constituyente en 1917 se explica claramente por qué los jueces y magistrados NO pueden ser electos por elección popular.

“….el magistrado no es igual a los puestos del Ejecutivo (regidores, presidentes municipales, gobernadores y presidente de la república), ni del Legislativo (diputados y senadores). Cuando los pueblos han dejado atrás los malos resultados de sus instituciones, del primer momento, entonces ellos han vuelto siempre a la elección del Poder Judicial en otra forma que no sea la popular.

…En primer lugar el magistrado no es igual al diputado o al senador: el magistrado es radicalmente distinto; él no va en el ejercicio de sus funciones a representar a nadie; no lleva el criterio del elector, sino que lleva el suyo propio; simplemente se le elige como persona en la cual se cree que reúnen ciertos requisitos indispensables para llevar una función social; él tiene que obrar en su función precisa, obrar quizá hasta contra la opinión de los electores.

...El diputado no debe ir contra la opinión, es la opinión del pueblo mismo, viene a expresar la opinión del pueblo y el magistrado no, es la voz de su conciencia y la voz de la ley. Por este motivo la esencia misma de la magistratura es muy distinta de la función social que ejerce el representante político… señores constituyentes, es esencialmente peligroso; debemos estudiar con serenidad, con calma, con juicio, la forma de elección de los magistrados; no dándole intervención al poder Ejecutivo, porque, de lo contrario, el Poder Judicial será subordinado de aquél, y la actividad de la justicia, que es la más noble del espíritu humano y de que más necesita la República Mexicana, tanto como de la libertad municipal de que hablaba ayer, aún más, como que es una función esencialísima de la sociedad hecha Estado, que debe llevar pura y limpia la revolución constitucionalista en su bandera; y en otra forma será violada, será escarnecida y, constituida, un desencanto más para el pueblo mexicano, abnegado y doliente.”

Esto se dijo por personas que literalmente salían de un proceso de lucha, una guerra fratricida sangrienta y en la cual se peleaba para construir un país libre, democrático, empoderando a sus pobladores, no a una persona y con la convicción que siempre debería haber libertad; de tránsito, de comercio, de expresión, de asociación. Que se construyeran instituciones, que aseguraran que nunca se volviera a tener dictadores, ni grupos radicales en el poder. Prácticamente se bajaron de los caballos y guardaron sus armas y tuvieron la capacidad del diálogo y de la concertación que no hay ahora.

La reforma judicial recién aprobada es tramposa y con vicios de origen. El Poder Judicial lo van a elegir los ciudadanos, pero sólo los niveles bajos, sin ningún control, los magistrados de la Suprema Corte serán electos de sólo candidatos designados por el presidente en turno y con la amenaza de una corte inquisitiva que también elegirá el Ejecutivo, sin posibilidad de amparo, ni de ir a otra instancia y con poder de dar vista a la función pública. O sea, van a responder al presidente y a ser perseguidos si no se alinean.


Ingeniero Industrial y de Sistemas. Presidente de la JCAS

mmatac@hotmail.com