/ domingo 24 de enero de 2021

Proyectos productivos, una esperanza para reactivar la economía

No existe una sola proyección económica positiva para los siguientes años, es por ello que debemos buscar alternativas, la reactivación a través programas sociales que permitan a personas y familias en principio su sobrevivencia, el autoempleo y, de ahí, dar el paso a la esfera productiva.

La misma Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Desarrollo, conocida por sus siglas FAO, ha desarrollado modelos a implementar, la economía social, la economía de traspatio, la de autoconsumo y la de subsistencia deben ser implementadas con urgencia; generar escuelas de oficios y capacitación, reflejadas en políticas públicas bien articuladas, financiadas y, desde luego, evaluadas, puede ser la esperanza y la solución para miles de chihuahuenses; impulsarlo desde las regiones y municipios, con un diseño bien sustentado podría hacer la diferencia, además de motivar la economía, desterrar el hambre y producir alimentos sanos que puedan estar accesibles para todos.

En los dos años de ejercicio del gobierno federal se ha logrado incrementar el salario mínimo en un 51%, situación que ayuda a quienes tienen un empleo; pero generar autoempleo y mipymes ayudará indiscutiblemente a mejorar la calidad de vida de las personas. Esto significa remontar la informalidad y el subempleo. Existe un programa de corte social que ya se encuentra operando en algunas regiones denominado “Sembrando vida”, implementado en 20 estados de la república, en 884 municipios, que significan 23,507 localidades, y que tiene como propósito combatir la pobreza en zonas rurales marginadas y la recomposición del medioambiente, a través de programas agroforestales, desarrollar al campo y revertir el daño en suelos, lo que en sí ya es un gran avance, pero se requiere una mayor cobertura y acompañamiento de los gobiernos locales.

La microeconomía debe ser reforzada, se puede lograr con talleres, capacitaciones, microcréditos, asesorías, fomentando la constitución de cooperativas, acompañamiento que son algunos de los elementos que le pueden dar viabilidad a estas estrategias, aprovechar, incluso, las nuevas tecnologías o bien acercar tales esfuerzos a los lugares de origen de los beneficiarios, para que no sea una limitante tener que desplazarse cuando las personas no tienen recursos para ello.

Se trata de generar capital social, de propiciar un entorno económico incluyente, revalorizarnos como personas, entender que no todos estamos en aptitud de estudiar una carrera y ejercer una profesión, pero en general, y aun los grupos o personas en condiciones especiales pueden según su condición o perfil desarrollarse de manera óptima aprendiendo un oficio o potenciar los que ya conocen, el fin es desarrollar capacidades y reforzar habilidades.

Favorecer a todas las personas para que puedan tener nuevas alternativas de empleo o emprender su propio negocio, mejorar su calidad de vida y la de sus familias, garantiza no sólo el desarrollo económico, sino también el personal; todos merecemos oportunidades, sentirnos útiles forma parte de los elementos para la felicidad y realización a las que todos debemos acceder y aspirar.


No existe una sola proyección económica positiva para los siguientes años, es por ello que debemos buscar alternativas, la reactivación a través programas sociales que permitan a personas y familias en principio su sobrevivencia, el autoempleo y, de ahí, dar el paso a la esfera productiva.

La misma Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Desarrollo, conocida por sus siglas FAO, ha desarrollado modelos a implementar, la economía social, la economía de traspatio, la de autoconsumo y la de subsistencia deben ser implementadas con urgencia; generar escuelas de oficios y capacitación, reflejadas en políticas públicas bien articuladas, financiadas y, desde luego, evaluadas, puede ser la esperanza y la solución para miles de chihuahuenses; impulsarlo desde las regiones y municipios, con un diseño bien sustentado podría hacer la diferencia, además de motivar la economía, desterrar el hambre y producir alimentos sanos que puedan estar accesibles para todos.

En los dos años de ejercicio del gobierno federal se ha logrado incrementar el salario mínimo en un 51%, situación que ayuda a quienes tienen un empleo; pero generar autoempleo y mipymes ayudará indiscutiblemente a mejorar la calidad de vida de las personas. Esto significa remontar la informalidad y el subempleo. Existe un programa de corte social que ya se encuentra operando en algunas regiones denominado “Sembrando vida”, implementado en 20 estados de la república, en 884 municipios, que significan 23,507 localidades, y que tiene como propósito combatir la pobreza en zonas rurales marginadas y la recomposición del medioambiente, a través de programas agroforestales, desarrollar al campo y revertir el daño en suelos, lo que en sí ya es un gran avance, pero se requiere una mayor cobertura y acompañamiento de los gobiernos locales.

La microeconomía debe ser reforzada, se puede lograr con talleres, capacitaciones, microcréditos, asesorías, fomentando la constitución de cooperativas, acompañamiento que son algunos de los elementos que le pueden dar viabilidad a estas estrategias, aprovechar, incluso, las nuevas tecnologías o bien acercar tales esfuerzos a los lugares de origen de los beneficiarios, para que no sea una limitante tener que desplazarse cuando las personas no tienen recursos para ello.

Se trata de generar capital social, de propiciar un entorno económico incluyente, revalorizarnos como personas, entender que no todos estamos en aptitud de estudiar una carrera y ejercer una profesión, pero en general, y aun los grupos o personas en condiciones especiales pueden según su condición o perfil desarrollarse de manera óptima aprendiendo un oficio o potenciar los que ya conocen, el fin es desarrollar capacidades y reforzar habilidades.

Favorecer a todas las personas para que puedan tener nuevas alternativas de empleo o emprender su propio negocio, mejorar su calidad de vida y la de sus familias, garantiza no sólo el desarrollo económico, sino también el personal; todos merecemos oportunidades, sentirnos útiles forma parte de los elementos para la felicidad y realización a las que todos debemos acceder y aspirar.