/ jueves 22 de agosto de 2024

Punto y aparte | La democracia y los medios de comunicación

Siempre he considerado que la democracia en nuestro querido México se conquista día con día y en esta conquista participamos todas y todos quienes nos sentimos preciados por pertenecer al pueblo azteca; maestros, doctores, abogados, ingenieros, arquitectos, carpinteros, albañiles, estudiantes, amas de casa, comerciantes, empresarios, creyentes, ateos, deportistas, artistas, etc., etc., todos de alguna manera contribuimos para tratar de vivir y convivir en armonía. En ocasiones el propio caos de la vida diaria nos lleva momentáneamente a perder un poco la tolerancia, pero el tiempo (siempre el tiempo) nos regresa a la normalidad. Asi es esto.

Joel Ortega Juárez, escritor, profesor y activista en el movimiento estudiantil de aquel octubre de 1968 sostiene que la democracia también es vista como una coartada de los hombres poderosos para mantenerse arriba aprovechándose de los de abajo. Dura percepción que nos obliga, con mayor razón, a hacer algo al respecto y más ahora que prevalece una desconfianza por parte de los ciudadanos sobre la llamada “clase política”, misma que pareciera tener de todo menos precisamente “clase”.

Las pasadas elecciones en México, aunque lejos de adjetivarlas como “limpias”, el partido en el poder las consideró como ejemplo de democracia, olvidándoseles que para que realmente sea esto cierto se tendrían que haber llevado a cabo en un escenario de plena libertad, sin condicionar nada y con el mismo piso parejo para todos los que buscaron el voto del pueblo, lamentablemente no fue así.

Definitivamente uno de los factores que nunca apaga su motor y que es de gran valía para la aludida democracia son los medios de comunicación (El Heraldo de Chihuahua desde hace 97 años cumple puntualmente con esta función). La veracidad, y el profesionalismo del medio de comunicación que se trate va más allá de dar a conocer una noticia, sino que, dependiendo de la misma, la hace interesante para el receptor (lector, radio escucha o televidente), quien al conocerla realiza su propio análisis de la misma y en ocasiones le ayuda a tomar alguna decisión.

En épocas actuales la comunicación se enfrenta a cambiantes necesidades, ir a la vanguardia en materia informativa representa retos que los profesionales del terreno deben de tener siempre presentes para no caer en el obsoletísimo sino por el contrario ir a la delantera en la búsqueda de ese asombro que el reconocido astronauta Neil Armstrong, desde su Apolo 11, calificaba como la base del deseo del hombre por entender.

La antítesis de la comunicación efectiva es la desinformación y esta se presenta principalmente en las (benditas) redes sociales que carecen de una estricta regulación y que lastiman de sobremanera a la democracia, de aquí la gran importancia de informarnos a través de los medios de comunicación que han demostrado por años el amor por su actividad y que cuentan con una base de periodistas cuya formación representa una carta de presentación que le dan valor a las palabras escritas o dichas por ellos (as).

Vaya desde este espacio pues, un reconocimiento a quienes nos informan de manera profesional, directa, agradable y en ocasiones hasta simpática del acontecer estatal, nacional y mundial. Claro que sí.


Siempre he considerado que la democracia en nuestro querido México se conquista día con día y en esta conquista participamos todas y todos quienes nos sentimos preciados por pertenecer al pueblo azteca; maestros, doctores, abogados, ingenieros, arquitectos, carpinteros, albañiles, estudiantes, amas de casa, comerciantes, empresarios, creyentes, ateos, deportistas, artistas, etc., etc., todos de alguna manera contribuimos para tratar de vivir y convivir en armonía. En ocasiones el propio caos de la vida diaria nos lleva momentáneamente a perder un poco la tolerancia, pero el tiempo (siempre el tiempo) nos regresa a la normalidad. Asi es esto.

Joel Ortega Juárez, escritor, profesor y activista en el movimiento estudiantil de aquel octubre de 1968 sostiene que la democracia también es vista como una coartada de los hombres poderosos para mantenerse arriba aprovechándose de los de abajo. Dura percepción que nos obliga, con mayor razón, a hacer algo al respecto y más ahora que prevalece una desconfianza por parte de los ciudadanos sobre la llamada “clase política”, misma que pareciera tener de todo menos precisamente “clase”.

Las pasadas elecciones en México, aunque lejos de adjetivarlas como “limpias”, el partido en el poder las consideró como ejemplo de democracia, olvidándoseles que para que realmente sea esto cierto se tendrían que haber llevado a cabo en un escenario de plena libertad, sin condicionar nada y con el mismo piso parejo para todos los que buscaron el voto del pueblo, lamentablemente no fue así.

Definitivamente uno de los factores que nunca apaga su motor y que es de gran valía para la aludida democracia son los medios de comunicación (El Heraldo de Chihuahua desde hace 97 años cumple puntualmente con esta función). La veracidad, y el profesionalismo del medio de comunicación que se trate va más allá de dar a conocer una noticia, sino que, dependiendo de la misma, la hace interesante para el receptor (lector, radio escucha o televidente), quien al conocerla realiza su propio análisis de la misma y en ocasiones le ayuda a tomar alguna decisión.

En épocas actuales la comunicación se enfrenta a cambiantes necesidades, ir a la vanguardia en materia informativa representa retos que los profesionales del terreno deben de tener siempre presentes para no caer en el obsoletísimo sino por el contrario ir a la delantera en la búsqueda de ese asombro que el reconocido astronauta Neil Armstrong, desde su Apolo 11, calificaba como la base del deseo del hombre por entender.

La antítesis de la comunicación efectiva es la desinformación y esta se presenta principalmente en las (benditas) redes sociales que carecen de una estricta regulación y que lastiman de sobremanera a la democracia, de aquí la gran importancia de informarnos a través de los medios de comunicación que han demostrado por años el amor por su actividad y que cuentan con una base de periodistas cuya formación representa una carta de presentación que le dan valor a las palabras escritas o dichas por ellos (as).

Vaya desde este espacio pues, un reconocimiento a quienes nos informan de manera profesional, directa, agradable y en ocasiones hasta simpática del acontecer estatal, nacional y mundial. Claro que sí.