/ jueves 29 de agosto de 2024

Punto y aparte | Presidente o presidenta

“La palabra luz existe, la luz no existe”

  • Picabia -

Hace unos días en el bello “Teatro Metropólitan”, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, la señora Sheinbaum les solicitó a los asistentes al bello recinto (desconozco el motivo del evento) que nombraran su futuro cargo como “presidenta” así, con la letra “a” al final y no le dijeran “presidente”. Esta solicitud debe de entenderse y acatarse como la primera orden de carácter autocrático de las muchas que seguramente dictará la futura representante (no representanta) de uno de los poderes de México, en este caso “el” poder ejecutivo.

La señora del apellido de origen judío y que en unos días ocupará la silla del “aún” presidente Manuel Andrés López Obrador mencionó que le deben de decir “presidenta” ya que lo que se nombra existe, argumento que no del todo es cierto; podemos nombrar, por ejemplo, cantidad de veces la palabra “unicornio” y no por ello este ente mitológico cobrará vida existencial; De pequeño mis adorables padres me mencionaban al ratón de los dientes cada vez que una pieza dental se me caía y por más que traté de verlo siempre fallé en mi intento porque simple y sencillamente no existía, más que en la inocente imaginación. El pájaro Dodo, el tigre de Tasmania, el alce irlandés y el oso plateado mexicano son algunos ejemplos de animales que, aunque los nombremos ya se encuentran extintos, es decir, no existen.

Lejos de posturas machistas o feministas y sin considerar situaciones que aludan hoy por hoy a la igualdad de género, Doña Claudia puede solicitar que le digan “presidenta” simplemente porque la real academia de la lengua española lo permite, es decir, cualquier persona se puede referir a la próxima mandataria como “la señora presidente” o “la señora presidenta”, ya que ambas maneras son correctas. Hace tiempo Gonzalo Vega protagonizó por muchos años la exitosa obra de teatro, de escritores franceses, “La señora presidenta” en la que interpretaba a Martín y Martina, dos hermanos gemelos a quienes años después llevó al escenario el gran Héctor Suárez.

Un armonioso sentir auditivo nos lleva a entender entonces por lógica elemental que a las jóvenes universitarias no les diremos “estudiantas” ya que los chicos y las chicas son, en conjunto, el grupo de estudiantes; Así, en época de elecciones los que acudimos a las urnas a emitir nuestros sufragios somos los votantes de un país (no votantes y votantas). La categoría gramatical de los sustantivos tiene reglas muy particulares que no estaría de más revisarlas de vez en cuando, me incluyo, por supuesto.


Punto y aparte

La próxima señora presidenta o presidente arrancará su mandato en medio de una irracional reforma que se pretende realizar al poder judicial, misma que además de que empleará gran parte del tiempo, de la discusión, de las protestas y los desacuerdos ciudadanos también empleará muchos recursos monetarios, es decir, mucho dinero, debido a su compleja puesta en marcha; dinero que evidentemente saldrá de las arcas públicas, como si estuviéramos para derrochar asi un dinero que pudiera utilizarse para verdaderas necesidades sociales.

En otro artículo analizaremos lo absurdo de esta reforma, por lo pronto, todo el apoyo para los trabajadores de este importante poder de la nación.


“La palabra luz existe, la luz no existe”

  • Picabia -

Hace unos días en el bello “Teatro Metropólitan”, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, la señora Sheinbaum les solicitó a los asistentes al bello recinto (desconozco el motivo del evento) que nombraran su futuro cargo como “presidenta” así, con la letra “a” al final y no le dijeran “presidente”. Esta solicitud debe de entenderse y acatarse como la primera orden de carácter autocrático de las muchas que seguramente dictará la futura representante (no representanta) de uno de los poderes de México, en este caso “el” poder ejecutivo.

La señora del apellido de origen judío y que en unos días ocupará la silla del “aún” presidente Manuel Andrés López Obrador mencionó que le deben de decir “presidenta” ya que lo que se nombra existe, argumento que no del todo es cierto; podemos nombrar, por ejemplo, cantidad de veces la palabra “unicornio” y no por ello este ente mitológico cobrará vida existencial; De pequeño mis adorables padres me mencionaban al ratón de los dientes cada vez que una pieza dental se me caía y por más que traté de verlo siempre fallé en mi intento porque simple y sencillamente no existía, más que en la inocente imaginación. El pájaro Dodo, el tigre de Tasmania, el alce irlandés y el oso plateado mexicano son algunos ejemplos de animales que, aunque los nombremos ya se encuentran extintos, es decir, no existen.

Lejos de posturas machistas o feministas y sin considerar situaciones que aludan hoy por hoy a la igualdad de género, Doña Claudia puede solicitar que le digan “presidenta” simplemente porque la real academia de la lengua española lo permite, es decir, cualquier persona se puede referir a la próxima mandataria como “la señora presidente” o “la señora presidenta”, ya que ambas maneras son correctas. Hace tiempo Gonzalo Vega protagonizó por muchos años la exitosa obra de teatro, de escritores franceses, “La señora presidenta” en la que interpretaba a Martín y Martina, dos hermanos gemelos a quienes años después llevó al escenario el gran Héctor Suárez.

Un armonioso sentir auditivo nos lleva a entender entonces por lógica elemental que a las jóvenes universitarias no les diremos “estudiantas” ya que los chicos y las chicas son, en conjunto, el grupo de estudiantes; Así, en época de elecciones los que acudimos a las urnas a emitir nuestros sufragios somos los votantes de un país (no votantes y votantas). La categoría gramatical de los sustantivos tiene reglas muy particulares que no estaría de más revisarlas de vez en cuando, me incluyo, por supuesto.


Punto y aparte

La próxima señora presidenta o presidente arrancará su mandato en medio de una irracional reforma que se pretende realizar al poder judicial, misma que además de que empleará gran parte del tiempo, de la discusión, de las protestas y los desacuerdos ciudadanos también empleará muchos recursos monetarios, es decir, mucho dinero, debido a su compleja puesta en marcha; dinero que evidentemente saldrá de las arcas públicas, como si estuviéramos para derrochar asi un dinero que pudiera utilizarse para verdaderas necesidades sociales.

En otro artículo analizaremos lo absurdo de esta reforma, por lo pronto, todo el apoyo para los trabajadores de este importante poder de la nación.