/ viernes 14 de junio de 2024

Que AMLO deje el poder, crucial reto de Sheinbaum

Esta es mi primera colaboración después de la jornada electoral del pasado 2 de junio, la elección más grande e importante en la historia moderna de nuestro país, y cuyo resultado mandó un claro mensaje de la ciudadanía respecto al rumbo que se quiere para México en los próximos años.

Con una victoria contundente de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum, la cual, a pesar de múltiples irregularidades durante un proceso a todas luces inequitativo, en donde la intervención del Estado fue más que evidente para favorecerla, indica que estos factores, aunque suman, no son suficientes para explicar el tamaño de su victoria.

La diferencia de votos con respecto al segundo lugar le da una legitimidad incuestionable a la virtual presidenta electa, quien se enfrentará a una serie de retos, no menores, para sacar delante de manera exitosa su administración.

En principio, aunque hace días declaró que el presidente López Obrador deja finanzas públicas sanas, la realidad la confronta al establecer como uno de sus primeros objetivos disminuir la deuda del 6% al 3% del PIB, siendo el endeudamiento uno de los grandes problemas que heredará AMLO a la siguiente administración.

Los graves problemas de inseguridad que aquejan al país, y la creciente influencia territorial del Crimen Organizado, conforman un elemento más de la complicada ecuación que deberá resolver en su gestión.

En lo social, el desastre en materia de salud y educación, seguramente le demandarán buena parte de su atención, al igual que la deficiente condición en que se encuentra la infraestructura que debiera permitir un crecimiento económico mínimo indispensable para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

Y así podríamos seguir enumerando una larga lista de retos, por no decir problemas generados por una gestión gubernamental deficiente de su antecesor.

Sin embargo, paradójicamente pareciera que el principal desafío al que Claudia Sheinbaum se enfrentará (y ya lo está padeciendo), es la incapacidad de AMLO de dejar el poder.

Hace algunos días, la virtual presidenta electa envió un mensaje prudente ante uno de los temas que más inquieta a los mercados, y a quienes apreciamos la democracia: La Reforma al Poder Judicial.

Lo digo así porque este tema evidenció la diferencia de objetivos entre quien hoy ocupa la silla presidencial y quien la ocupará en próximos meses, pues López Obrador, quien culmina su encomienda el próximo 1 de octubre, ha reafirmado que quiere acelerar la aprobación de esta reforma una vez que su alianza de partidos tenga el 1 de septiembre la mayoría calificada; es decir cuando tengan dos tercios del Congreso, necesarios para modificar la Constitución Política Mexicana, y así no tener que desgastarse en negociar con la oposición.

Sin embargo, sus expresiones contrastan claramente con las de Claudia Sheinbaum, quien, a inicios de semana, aseguró ante los medios de comunicación que acordó en su reunión con el Primer Mandatario promover una “muy amplia discusión”, en todo el país sobre la reforma, para involucrar a barras de abogados, escuelas de Derecho, trabajadores del Poder Judicial y jueces actuales, entre otros actores; nada que ver urgencia de las intenciones de AMLO.

Entonces, la duda es ¿de qué tanta independencia gozará Claudia Sheinbaum durante su sexenio?, y ¿qué tanto podrá tomar decisiones propias durante su gobierno sin que López Obrador interfiera o le marque línea? Ahí la dejamos.

Presidente de Coparmex Chihuahua

chava.carrejo@bluewolf.com.mx

Esta es mi primera colaboración después de la jornada electoral del pasado 2 de junio, la elección más grande e importante en la historia moderna de nuestro país, y cuyo resultado mandó un claro mensaje de la ciudadanía respecto al rumbo que se quiere para México en los próximos años.

Con una victoria contundente de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum, la cual, a pesar de múltiples irregularidades durante un proceso a todas luces inequitativo, en donde la intervención del Estado fue más que evidente para favorecerla, indica que estos factores, aunque suman, no son suficientes para explicar el tamaño de su victoria.

La diferencia de votos con respecto al segundo lugar le da una legitimidad incuestionable a la virtual presidenta electa, quien se enfrentará a una serie de retos, no menores, para sacar delante de manera exitosa su administración.

En principio, aunque hace días declaró que el presidente López Obrador deja finanzas públicas sanas, la realidad la confronta al establecer como uno de sus primeros objetivos disminuir la deuda del 6% al 3% del PIB, siendo el endeudamiento uno de los grandes problemas que heredará AMLO a la siguiente administración.

Los graves problemas de inseguridad que aquejan al país, y la creciente influencia territorial del Crimen Organizado, conforman un elemento más de la complicada ecuación que deberá resolver en su gestión.

En lo social, el desastre en materia de salud y educación, seguramente le demandarán buena parte de su atención, al igual que la deficiente condición en que se encuentra la infraestructura que debiera permitir un crecimiento económico mínimo indispensable para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

Y así podríamos seguir enumerando una larga lista de retos, por no decir problemas generados por una gestión gubernamental deficiente de su antecesor.

Sin embargo, paradójicamente pareciera que el principal desafío al que Claudia Sheinbaum se enfrentará (y ya lo está padeciendo), es la incapacidad de AMLO de dejar el poder.

Hace algunos días, la virtual presidenta electa envió un mensaje prudente ante uno de los temas que más inquieta a los mercados, y a quienes apreciamos la democracia: La Reforma al Poder Judicial.

Lo digo así porque este tema evidenció la diferencia de objetivos entre quien hoy ocupa la silla presidencial y quien la ocupará en próximos meses, pues López Obrador, quien culmina su encomienda el próximo 1 de octubre, ha reafirmado que quiere acelerar la aprobación de esta reforma una vez que su alianza de partidos tenga el 1 de septiembre la mayoría calificada; es decir cuando tengan dos tercios del Congreso, necesarios para modificar la Constitución Política Mexicana, y así no tener que desgastarse en negociar con la oposición.

Sin embargo, sus expresiones contrastan claramente con las de Claudia Sheinbaum, quien, a inicios de semana, aseguró ante los medios de comunicación que acordó en su reunión con el Primer Mandatario promover una “muy amplia discusión”, en todo el país sobre la reforma, para involucrar a barras de abogados, escuelas de Derecho, trabajadores del Poder Judicial y jueces actuales, entre otros actores; nada que ver urgencia de las intenciones de AMLO.

Entonces, la duda es ¿de qué tanta independencia gozará Claudia Sheinbaum durante su sexenio?, y ¿qué tanto podrá tomar decisiones propias durante su gobierno sin que López Obrador interfiera o le marque línea? Ahí la dejamos.

Presidente de Coparmex Chihuahua

chava.carrejo@bluewolf.com.mx