Cuando se iniciaba en su campaña, Xóchitl declaró que era marxista. Poco después dijo que no, que solo “había sido” marxista. Ahora quiere un nuevo partido político.
La realidad es que los mexicanos nos enfrentamos ya el día de hoy, a las intenciones y acciones de un grupo conformado por Morena y sus secuaces y un supuesto “partido rosa” y grupos ilegales y radicales de terroristas, básicamente marxistas-leninistas, quienes a pesar de hablar de los pobres, de libertad, de justicia social y de derechos humanos, su intención inequívoca, es establecer un régimen totalitario, cuyo significado es la pérdida progresiva de todos los derechos y libertades que poseíamos hasta recientemente. Y para colmo, el mismo Gustavo Petro Presidente de Colombia y fundador del grupo terrorista M-19 nos informó de la adhesión de la presidente de México a dicho movimiento terrorista y se dice que las FARC, también de Colombia.
Las expectativas son claras. Podemos concluir por sus acciones estos últimos meses, por sus declaraciones propias del mismo Obrador, así como por la historia en los países donde la izquierda radical se ha adueñado del poder.
La violencia, elemento esencial en su programa para apoderarse de nuestras vidas, ya es evidente. No se trata de solucionar los problemas reales que existen en otros países más pobres que el nuestro. Tampoco de quitar un gobernador, ni de no dejar llegar al poder al presidente que la mayoría de nosotros elegimos. Tampoco de usurpar la función presidencial. Todos son caminos o estrategias para desestabilizar a la población, a la gente trabajadora, y mantenerse en el poder absoluto. Las expectativas reales, de seguírseles permitiendo el libertinaje, la anarquía, la agresión, los actos terroristas y dejárseles llegar al poder vía acciones ilegales, son las siguientes:
- Una supresión gradual de la libertad de expresión hasta que sea completamente eliminada. Esto es a través de la censura de los medios de comunicación, así como de hostigamiento físico, destrucción de la propiedad, amenazas de muerte y asesinato de periodistas independientes y de dueños de estaciones de radio privadas.
- Un abatimiento del pluralismo político, el cual apenas estamos obteniendo. Las turbas para aterrorizar y aleccionar a los contrarios han sido evidentes en Cuba, Venezuela y la Nicaragua sandinista. Las vimos y las sentimos aquí en Chihuahua a través del CDP hace unos años. Nada diferente a “las camisas negras” de Mussolini.
- Un control gradual de la población, hasta llegar a un absoluto control. Se utilizarán los sindicatos existentes para luego crear el propio sindicato “gubernamental”, dirigido por el dictador en turno. Los espías de barrio son comunes en Venezuela y Cuba, copia de las “checas” en tiempos de los soviéticos. En Nicaragua eran llamados “los ojos y oídos de la revolución”
- Un incremento en los ataques, desafíos y burla a las diferentes iglesias y representantes del clero. Las Iglesias Cristianas serán, eventualmente, todavía más perseguidas que la Católica.
- El Estado y el partido, volverán a ser uno.
- Bajo mil excusas, las elecciones democráticas serán suprimidas. Las que se den, serán una copia de las realizadas en Cuba, o en Venezuela.
- La creación de los “juicios del pueblo”, donde “el pueblo” pueda juzgar a los opositores ‘a la cuarta transformación”. Y ahora, con niños disfrazados de jueces, solo tenemos que imaginarlo.
- Una unión ideológica y económica con países afines, todos los países de izquierda...
México no quiere ni se merece esto. Está en nuestras manos solucionarlo.