#UnRetoMas
Como en cualquier rubro la participación de las mujeres es un eslabón clave para el desarrollo de las empresas, nuestras ciudades, estados y países. El campo, no es la excepción; la participación y aportación de las mujeres rurales ha sido tal que en 2007 las Naciones Unidas proclamaron el Día Internacional de las Mujeres Rurales.
Esta fecha destaca la vital contribución de las mujeres rurales en el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza y el desarrollo rural.
Esta conmemoración surgió con el objetivo de visibilizar que las mujeres rurales en el mundo, incluidas las de México, desempeñan una función clave en la producción de alimentos y en el mantenimiento de sus comunidades; pero tristemente suelen enfrentar obstáculos en el acceso a recursos productivos y tener poca participación en decisiones locales, estatales y nacionales.
En nuestro país, estas mujeres representan cerca del 20% de la población y alrededor del 43% de la población rural total. Tradicionalmente, han asumido roles fundamentales en la agricultura, trabajando en campos y en el procesamiento de alimentos, pero lamentablemente sin los mismos derechos o acceso a créditos y tecnología que hombres que hacen la misma labor. Como en cualquier otro sector, esta desigualdad tiene un impacto que va mucho más allá del que percicimos a simple vista. En este caso, impacta factores económicos y sociales que limitan el pleno desarrollo y bienestar, no sólo de estas mujeres, sino de toda la región a la que pertenecen.
Con motivo de este día, tuve el honor de participar en la entrega de reconocimientos a estas mujeres rurales a quienes, desde chico, tengo gran admiración; en un evento organizado por la Secretaría de Desarrollo Rural.
Como lo mencioné ese día, creciendo en la comunidad de Loma Linda, en el municipio de Rosales tuve la fortuna ver y vivir el gran ejemplo de estas mujeres quienes, durante la sequía de 1994, sacaron adelante el campo de esa región y de otras partes del estado; especialmente cuando comenzaron las lluvias y se necesitó activar el trabajo agrícola.
Hoy, al igual que en esos tiempos, las mujeres rurales son el motor que impulsa la economía de este sector. Su trabajo y dedicación son clave para que las comunidades rurales prosperen. Pues, hasta hoy en día, siguen siendo vivo ejemplo de que gracias a todas ellas, la economía de nuestras rancherías y comunidades sale adelante; enfrentando y superando los desafíos del campo.
Nuevamente agradezco el respaldo de nuestra gobernadora y amiga Maru Campos y del secretario de Desarrollo Rural, Mauro Parada, por reconocer que el trabajo y la importancia de las mujeres rurales es esencial para construir comunidades sostenibles y equitativas; pero, sobre todo, por apoyarlas con hechos para empoderarlas y darles acceso más oportunidades. Generando un círculo virtuoso que tiene efectos positivos no sólo en sus familias, sino también en la economía y el bienestar de tods los chihuahuenses.
Por mi parte, en Delicias, sigo firme con mi compromiso de empatar recursos que impulsen el valor agregado de los productos agrícolas. Para que este esfuerzo conjunto permita a nuestra región seguir destacando en el ámbito rural; impulsando la economía local pero, sobre todo, enalteciendo la labor de cada mujer que trabaja el campo, que son realmente quienes dan vida a esta bendita tierra.