/ viernes 22 de noviembre de 2024

Rhapsody in Rush: un mundo sin tiempo y el oído crítico

La ciudad, incluso antes de que amanezca, se pone a trabajar. Algunos duermen sobre sus sueños, como el hombre que descansa con sus baquetas, anhelando que su ocupación de construcción de ocho horas pueda terminar rápido para llegar a usarlas. El lechero deja la leche, los vendedores ambulantes tratan de ganarse la vida. Las personas entran y salen del transporte público y el café parece ser la única forma de permanecer despierto, aun así, no hay dinero para comprarlo.

Hay que llegar al primer trabajo, porque sí, siempre hay más de uno, lo que otorga un sentido de productividad. En la ciudad continúa la prisa y el apretado transporte. Al salir de este, hay que seguir subiendo pisos, en escaleras o elevadores y continuar tomando café de pie o en lugares incómodos. No hay que olvidar educar a los más pequeños con la misma falsa sensación de productividad, la de no tener tiempo para algo más que consumir, comprar y llenar el vacío de la falta de inspiración. Así es la ciudad, en la que no hay tiempo de desayunar, pero, al parecer, sí de informarse.

Al final del largo día, luego de la prisa y el estrés de la ciudad, los ciudadanos encuentran un respiro cuando descubren un anuncio de "Noche de Talento Jazz en Harlem, cada viernes". Este escape les ofrece la oportunidad de disfrutar, relajarse y tal vez desarrollar el oído crítico.

Esta es la descripción de Rhapsody in Blue, el cortometraje animado que forma parte de Fantasía 2000 y captura la rutina de la ciudad apresurada en la que vivimos todos. Este corto ilustra un mundo donde las aspiraciones se ven sometidas entre la falta de tiempo, las responsabilidades diarias y el incesante ritmo de los tiempos modernos.

Esta película de Disney combina animación y música clásica en una serie de cortometrajes con el objetivo de "ver" la música. En 1924, George Gershwin presentó Rhapsody in Blue, una obra que se convirtió en un referente del cruce entre la música clásica y el jazz. Décadas después, Disney aprovechó esta icónica pieza musical para integrarla en uno de los cortos más emblemáticos de Fantasía 2000, estrenada en 1999.

La obra de Rhapsody in Blue en Fantasía 2000 adquirió vida visual gracias al talento de Al Hirschfeld, cuyo estilo caricaturesco capturó la esencia de esta narrativa. Aunque el público infantil es el objetivo principal, su trabajo no se limita a entretener, y aunque ambientada en 1930, a casi 100 años de eso, aún nos continúa ofreciendo una cruda y cercana visión de la vida moderna, destacando la falta de tiempo.

En el mundo actual parece que no hay tiempo porque hay que hacer dinero, pero aun así no hay dinero, y cumplir con las expectativas sociales lleva a un ciclo interminable. Pero, además de la falta de tiempo para descansar o disfrutar, ahora también hay que enfrentar un problema grave: la desinformación.

Y es que la información falsa tiende a propagarse más lejos, más rápido y de manera más amplia que la información verdadera. Y en una sociedad apresurada, esta misma prisa es lo que nos impide verificar lo que consumimos.

En esta sociedad, es necesario desarrollar el oído crítico, y no necesariamente el oído crítico para analizar las obras de Gershwin. Me refiero a esa habilidad para distinguir entre la verdad y el ruido de las noticias falsas. Lamentablemente, esta habilidad puede llevar tiempo, y en este mundo de prisas, cuando la inmediatez de la información muchas veces nos trae desinformación, es vital tomar un momento para escuchar con atención, para verificar antes de compartir la información que se consume.

Recuerde: la información no urge. Tómese su tiempo.

Así, cuando se sienta abrumado por tanta información, respirar es importante. Después, encuentre un ensamble de Jazz como el de Harlem cada viernes. Luego, revise la información con calma y sin que la prisa del mundo le obligue a compartir. Esto le ayudará a desarrollar el oído crítico. Por cierto, feliz día del Músico.


Diana Sarahí Acosta - Exbecaria de la Embajada de Estados Unidos en México

dianavsarahi@gmail.com


La ciudad, incluso antes de que amanezca, se pone a trabajar. Algunos duermen sobre sus sueños, como el hombre que descansa con sus baquetas, anhelando que su ocupación de construcción de ocho horas pueda terminar rápido para llegar a usarlas. El lechero deja la leche, los vendedores ambulantes tratan de ganarse la vida. Las personas entran y salen del transporte público y el café parece ser la única forma de permanecer despierto, aun así, no hay dinero para comprarlo.

Hay que llegar al primer trabajo, porque sí, siempre hay más de uno, lo que otorga un sentido de productividad. En la ciudad continúa la prisa y el apretado transporte. Al salir de este, hay que seguir subiendo pisos, en escaleras o elevadores y continuar tomando café de pie o en lugares incómodos. No hay que olvidar educar a los más pequeños con la misma falsa sensación de productividad, la de no tener tiempo para algo más que consumir, comprar y llenar el vacío de la falta de inspiración. Así es la ciudad, en la que no hay tiempo de desayunar, pero, al parecer, sí de informarse.

Al final del largo día, luego de la prisa y el estrés de la ciudad, los ciudadanos encuentran un respiro cuando descubren un anuncio de "Noche de Talento Jazz en Harlem, cada viernes". Este escape les ofrece la oportunidad de disfrutar, relajarse y tal vez desarrollar el oído crítico.

Esta es la descripción de Rhapsody in Blue, el cortometraje animado que forma parte de Fantasía 2000 y captura la rutina de la ciudad apresurada en la que vivimos todos. Este corto ilustra un mundo donde las aspiraciones se ven sometidas entre la falta de tiempo, las responsabilidades diarias y el incesante ritmo de los tiempos modernos.

Esta película de Disney combina animación y música clásica en una serie de cortometrajes con el objetivo de "ver" la música. En 1924, George Gershwin presentó Rhapsody in Blue, una obra que se convirtió en un referente del cruce entre la música clásica y el jazz. Décadas después, Disney aprovechó esta icónica pieza musical para integrarla en uno de los cortos más emblemáticos de Fantasía 2000, estrenada en 1999.

La obra de Rhapsody in Blue en Fantasía 2000 adquirió vida visual gracias al talento de Al Hirschfeld, cuyo estilo caricaturesco capturó la esencia de esta narrativa. Aunque el público infantil es el objetivo principal, su trabajo no se limita a entretener, y aunque ambientada en 1930, a casi 100 años de eso, aún nos continúa ofreciendo una cruda y cercana visión de la vida moderna, destacando la falta de tiempo.

En el mundo actual parece que no hay tiempo porque hay que hacer dinero, pero aun así no hay dinero, y cumplir con las expectativas sociales lleva a un ciclo interminable. Pero, además de la falta de tiempo para descansar o disfrutar, ahora también hay que enfrentar un problema grave: la desinformación.

Y es que la información falsa tiende a propagarse más lejos, más rápido y de manera más amplia que la información verdadera. Y en una sociedad apresurada, esta misma prisa es lo que nos impide verificar lo que consumimos.

En esta sociedad, es necesario desarrollar el oído crítico, y no necesariamente el oído crítico para analizar las obras de Gershwin. Me refiero a esa habilidad para distinguir entre la verdad y el ruido de las noticias falsas. Lamentablemente, esta habilidad puede llevar tiempo, y en este mundo de prisas, cuando la inmediatez de la información muchas veces nos trae desinformación, es vital tomar un momento para escuchar con atención, para verificar antes de compartir la información que se consume.

Recuerde: la información no urge. Tómese su tiempo.

Así, cuando se sienta abrumado por tanta información, respirar es importante. Después, encuentre un ensamble de Jazz como el de Harlem cada viernes. Luego, revise la información con calma y sin que la prisa del mundo le obligue a compartir. Esto le ayudará a desarrollar el oído crítico. Por cierto, feliz día del Músico.


Diana Sarahí Acosta - Exbecaria de la Embajada de Estados Unidos en México

dianavsarahi@gmail.com


ÚLTIMASCOLUMNAS