Convertirme en mamá ha sido una experiencia muy gratificante, con retos que superé y otros que no supe como manejar. Amo a mis hijos con toda el alma, y sé que tuve muchos aciertos, pero mis carencias se colaron en esa educación que creí la mejor en el momento.
Se dice mucho ¡Nadie sabe ser madre y aprende sobre la marcha! Y esa marcha tiene velocidades que no van con la de cada hijo, urgimos al que creemos que va lento, frenamos al que se adelanta y el hijo que va a nuestro paso muchas veces es solo para evitarse un conflicto, siendo que quiere correr, pero se abstiene, se sacrifica.
Si las madres tuviéramos humildad desde nuestra guía, nos enfocaríamos a descubrir la riqueza de cada hijo, dejándolos SER con el apoyo de un amor constante. Y aquí la pregunta sería ¿Qué es amor? Y en el aspecto de ser padres yo antepondría: LA ACEPTACIÓN. Cada hijo es diferente y muchas veces si uno no encaja en nuestras expectativas, creemos que debemos poner toda nuestra energía en cambiarlo para “entrenarlo” en lo más conveniente, en lo correcto, en lo que lo haría feliz según nosotros. Querer cambiar a una persona es una de las violencias más aberrantes.
No variaría en nada mi experiencia de ser madre, porque se que, si pudiera hacerlo, en esos cambios también habría desaciertos, fue lo que fue y me da paz saber que vine a este mundo a vivir una experiencia en la cual está el aprendizaje que requiero y desde el cual mis hijos también han aprendido mucho en el ambiente que les tocó.
Se celebra el día de las madres con una bola de detalles para honrar al ser que nos trajo al mundo, una de las fechas más conmemoradas y al recordar los partos ¡Ya solo con eso, somos heroicas! Jajaja ¿A poco no?
Mi mamá fue una persona maravillosa, aprecio todas sus cualidades y entiendo y acepto lo que para mí fueron sus carencias, unas que critiqué duramente y ahora las veo en mí, jajaja. Aprendí mucho desde ella y con ella. NADIE ES PERFECTO pero muchas veces se espera que la madre lo sea.
Ya pasó el 10 de mayo, pero estamos ahí día tras día, semana a semana, mes con mes, año tras año, siendo madres, con nuestras cualidades y defectos, haciendo desde nuestras posibilidades físicas, mentales y emocionales lo que creemos es lo mejor para los hijos ¡Pero todas nos equivocamos! Y yo lo que les he dicho a mis tres hijos es ¡Perdón por mis carencias pasadas y presentes! Pero también les hago énfasis que soy humana y que desde mis buenas intenciones hice y hago lo que creí y creo más adecuado, unos adecuados que quizá para unos sean inadecuados, pero ¡Así es la vida, así aprendemos, de las experiencias, aciertos y errores!
Los errores que cometemos son parte de la vida, pero se aminoran en la percepción de los hijos si les demostramos AMOR, que les llegue éste en una sana y oportuna presencia o en una ausencia que respete el espacio necesario para cada hijo.
Como madres y padres tenemos el gran regalo y la oportunidad de ser espectadores de la revelación más maravillosa: el desarrollo de un ser humano único e irrepetible. Que la obstinación en las creencias y costumbres no nos impidan ser testigos de este milagro sin juzgarlo.
Y termino diciéndome: Ser madre ha sido mi maestría en la vida. Muchas Gracias hijos, por ser mis más sabios y cercanos maestros.
ROBERTA CORTAZAR B.