/ sábado 21 de septiembre de 2024

Severa crisis de la partidocracia


Los resultados del pasado 2 de junio pusieron al descubierto de nueva cuenta la severa crisis de la partidocracia en México.

El dictamen ciudadano provocó la “Muerte política” entendida como pérdida de registro del PRD; mientras que el PRI de un poderoso gobierno casi unipersonal por más de siete décadas, hoy vive de milagro.

El PAN ha perdido rumbo ciudadano y sus dirigentes, se han aferrado al registro como partido para adjudicarse las posiciones electorales (senadurías y diputaciones pluris. Las voces críticas de este partido exigen una reforma de fondo, pero hay oídos sordos de quienes hoy tienen el dominio.

Los pequeños partidos ( verdes, petistas, ciudadanos) se acomodan al poder. En pocas palabras se van con el mejor postor.

En tanto Morena, que ostenta el poder político en casi todo el territorio, cuyo dominio está en manos del “obradorismo”, se enfrenta a una nueva realidad. Primero que nada dicho movimiento político tiene el gran reto de preservar su unidad en torno a un nuevo liderazgo, en este caso de la próxima presidenta de México. Además ya en gobierno, dar respuesta a los grandes problemas de la nación, como la inseguridad, la desigualdad y la corrupción.

Morena, tiene también el reto de pasar a una verdadera organización política que fortalezca el sentido institucional y lograr la paz entre las diversas tribus, más allá del “obradorismo”. Pero ya veremos…


Los mexicanos nos encontramos ante una nueva cultura política, sustentada en la alternancia en el poder, así como una real apertura de medios de comunicación.

Pero, estamos ante un fuerte cuestionamiento al régimen de partidos, sobre todo de credibilidad, como se demostró en las elecciones, con un marcado abstencionismo.


En la actualidad hay fuerte efervescencia teórica y práctica en los promotores políticos, aunque en la noción que el ciudadano tiene de la política, es de desconfianza hacia los representantes de los partidos, por la corrupción y el incumplimiento de las promesas de campaña.


Se entiende que un partido, cuyos miembros se proponen actuar concertadamente en la lucha competitiva por el poder político y el bienestar de la sociedad, pero desafortunadamente estamos ante un fenómeno de dispersión ideológica. Lo que está ocurriendo en el Congreso de la Unión es la mejor muestra. Ya no importan las ideologías. Es quedar bien con el poder.

Las promesas de campaña, el control corporativo, los fundamentos ideológicos que dieron cuerpo a las respectivas estructuras partidiarias, son objeto de constantes cuestionamientos de la sociedad.


El ascenso de regímenes políticos por la vía de la democracia electoral no representan necesariamente una mayor participación de la sociedad.


No se trata de destruir lo que se tiene de avance democrático, pero es menester que la sociedad civil, apoyada en medios de comunicación libres y empresarios patriotas, trabajen en pos de liderazgos estables y definidos. En las democracias maduras, se le llama el “Quinto poder ciudadano”.