/ miércoles 25 de septiembre de 2024

Sociedad permisiva

En este espacio siempre se le ha dado el foco de atención al mundo deportivo y en este espacio se ha mencionado una y mil veces que en el deporte se puede encontrar un reflejo casi perfecto de lo que es una sociedad, y si, México es un país permisivo que perdona y olvida demasiado fácil cualquier falta, solamente para luego (probablemente pronto) caer de nueva cuenta exactamente en el mismo hoyo y después proceder a un círculo vicioso infinito.


En el futbol el caso de Christian “Hobbit” Bermúdez, leyenda atlantista, es el más reciente de todos, donde una barrida criminal (probablemente la peor que ha visto nuestro país en la historia de su futbol) por parte de Luis Ruiz dio como resultado una impactante doble fractura expuesta de tibia y peroné, digna de una película de Saw. ¿El castigo para Ruiz? Cuatro partidos fuera. Únicamente cuatro partidos fuera por tal vez acabar, literalmente, con la carrera de un veterano compañero de trabajo. Y todo esto suena todavía más ridículo cuando te das cuenta que un jugador del Atlante fue castigado dos partidos por defender a su amigo. En México somos malísimos para defender al atacado, y buenísimos para defender a los agresores.


Caso parecido sucedió la semana pasada en el partido Monterrey vs Juárez, donde una barrida innecesariamente violenta de Germán Berterame provocó una fractura en Avilés Hurtado, quien como consecuencia se perderá todo lo que resta del torneo debido a esta lesión. ¿El castigo? También ridículo: Dos juegos fuera. Tan sencillo que sería castigar a los agresores tanto tiempo como el que el agredido pasará fuera de las canchas pero no, nuestros dirigentes (en el futbol y en todo el país) son extremadamente tibios.


Y la prueba de esto la encontramos muy fácilmente si nos vamos tan solo un par de años atrás hacia el peor suceso en la historia de nuestro futbol. Aquella tarde fatídica en el Estadio Corregidora durante el partido Querétaro vs Atlas tuvo como consecuencia litros de sangre derramados, lesionados, hospitalizados, detenidos, encarcelados, un montón de pánico entre niños y padres de familia ¿y la liga? 1.5 millones de pesos como multa y un año del estadio a puerta cerrada. El peor y más tibio de todos los chistes que ha contado Mikel Arriola en su patética gestión.


¿El deporte no es reflejo de la sociedad? Hace falta nada más mirar al todavía máximo dirigente nacional y su política de “abrazos, no balazos” para darnos cuenta de que somos una sociedad permisiva condenada eternamente a no castigar absolutamente nada. Dejemos de glorificar la palabra “perdón” por favor, lo único que significa es la salida más fácil ante una situación muy difícil. Nos quejamos mucho de las metodologías del vecino del norte pero vean donde están ellos y donde estamos nosotros ¿El deporte no es reflejo de la sociedad? Pregúntenle a Julio Urías.


Mario el Lobo / Tiktok: @la.futboliza



En este espacio siempre se le ha dado el foco de atención al mundo deportivo y en este espacio se ha mencionado una y mil veces que en el deporte se puede encontrar un reflejo casi perfecto de lo que es una sociedad, y si, México es un país permisivo que perdona y olvida demasiado fácil cualquier falta, solamente para luego (probablemente pronto) caer de nueva cuenta exactamente en el mismo hoyo y después proceder a un círculo vicioso infinito.


En el futbol el caso de Christian “Hobbit” Bermúdez, leyenda atlantista, es el más reciente de todos, donde una barrida criminal (probablemente la peor que ha visto nuestro país en la historia de su futbol) por parte de Luis Ruiz dio como resultado una impactante doble fractura expuesta de tibia y peroné, digna de una película de Saw. ¿El castigo para Ruiz? Cuatro partidos fuera. Únicamente cuatro partidos fuera por tal vez acabar, literalmente, con la carrera de un veterano compañero de trabajo. Y todo esto suena todavía más ridículo cuando te das cuenta que un jugador del Atlante fue castigado dos partidos por defender a su amigo. En México somos malísimos para defender al atacado, y buenísimos para defender a los agresores.


Caso parecido sucedió la semana pasada en el partido Monterrey vs Juárez, donde una barrida innecesariamente violenta de Germán Berterame provocó una fractura en Avilés Hurtado, quien como consecuencia se perderá todo lo que resta del torneo debido a esta lesión. ¿El castigo? También ridículo: Dos juegos fuera. Tan sencillo que sería castigar a los agresores tanto tiempo como el que el agredido pasará fuera de las canchas pero no, nuestros dirigentes (en el futbol y en todo el país) son extremadamente tibios.


Y la prueba de esto la encontramos muy fácilmente si nos vamos tan solo un par de años atrás hacia el peor suceso en la historia de nuestro futbol. Aquella tarde fatídica en el Estadio Corregidora durante el partido Querétaro vs Atlas tuvo como consecuencia litros de sangre derramados, lesionados, hospitalizados, detenidos, encarcelados, un montón de pánico entre niños y padres de familia ¿y la liga? 1.5 millones de pesos como multa y un año del estadio a puerta cerrada. El peor y más tibio de todos los chistes que ha contado Mikel Arriola en su patética gestión.


¿El deporte no es reflejo de la sociedad? Hace falta nada más mirar al todavía máximo dirigente nacional y su política de “abrazos, no balazos” para darnos cuenta de que somos una sociedad permisiva condenada eternamente a no castigar absolutamente nada. Dejemos de glorificar la palabra “perdón” por favor, lo único que significa es la salida más fácil ante una situación muy difícil. Nos quejamos mucho de las metodologías del vecino del norte pero vean donde están ellos y donde estamos nosotros ¿El deporte no es reflejo de la sociedad? Pregúntenle a Julio Urías.


Mario el Lobo / Tiktok: @la.futboliza