Hoy quiero hablarles de un tema que en los últimos días ha resonado fuerte y que debe generarnos una mayor conciencia ciudadana sobre la responsabilidad que llevamos en nuestras manos al conducir.
En las últimas semanas, hemos visto en las noticias lamentables accidentes viales que han puesto en riesgo la integridad de personas, o, en el peor de los casos, han propiciado su deceso.
Afortunadamente, tenemos un Consejo Consultivo de Vialidad que congrega, de forma voluntaria, a ciudadanos realmente comprometidos con su comunidad, discutiendo y proponiendo cómo se puede generar una mejor seguridad vial, tanto para peatones como para conductores.
Los accidentes viales son una problemática que tiene diferentes aristas y que se debe abordar, no solo de un lado del escenario, sino de todos los frentes, para poder estructurar soluciones viables.
Si hablamos de cifras, de acuerdo con registros oficiales del INEGI del 2022, la entidad ocupó el segundo lugar nacional en accidentes viales, con 25,432, (más que Nuevo León); en el caso de la ciudad de Chihuahua, de enero a noviembre del 2023, se registraron 10,180 siniestros, es decir, 30 percances diarios en promedio.
A nivel nacional el índice de accidentes viales del 2022 fue del 0.6% (680 por cada 100,000 vehículos), en el estado de Chihuahua fue de 1.32%, (1,320). Asimismo, ocupamos el tercer lugar nacional en accidentes fatales, con 345 defunciones durante ese mismo año, posicionándonos (como sociedad), en la segunda posición en la tasa de defunciones, 47.5 por cada 100 mil habitantes. En este rubro, en la capital del estado, se registraron 74 muertes in sitio al año, promediando 7 defunciones al mes.
Por otra parte, si hablamos del número de vehículos públicos, privados y particulares, registrados en el 2022, circularon en la capital del estado 624,429, y en el estado 1,931,820, una cantidad considerable de automotores que obliga a buscar estándares internacionales para establecer cuántas patrullas debe haber por cada habitante.
Mucho se discute de quién tiene la responsabilidad en caso de accidente, pero no se trata de echar la pelota de un lado o de otro, sino establecer estructuras de trabajo colaborativas, instituciones de gobierno, iniciativa privada, academia y sociedad civil en general, para lograr soluciones reales.
Si vemos esta problemática desde el punto de vista ciudadano, de nada nos sirve pisar el acelerador desmesuradamente para “llegar más temprano” a nuestros destinos, por el contrario, debemos evitar esa actitud individualista que al final no nos reditúa en un real “ahorro de tiempo”, pues los semáforos están sistematizados y la misma dinámica vehicular nos hace detenernos metros más adelante.
Esta actitud, solo nos lleva a incrementar exponencialmente el riesgo de accidentes, incluso con fatales consecuencias, hacia nosotros mismos, nuestros acompañantes o terceros fuera del vehículo.
Si lo analizamos desde la perspectiva del quehacer gubernamental, hay expresiones ciudadanas que solicitan más presencia de agentes viales en las calles, es decir, más patrullajes constantes que incidan en las intenciones de conducción de la ciudadanía.
Por otro lado, en coordinación con otras áreas gubernamentales, consideramos prudente robustecer la creación de más espacios peatonales, en los principales cruces o avenidas que registran altos niveles de velocidad y más flujo durante el día.
Para finalizar, quiero agradecer, a nombre de los 18 organismos que integran el CCE Chihuahua, a Joan Sarroca Rey, presidente del Consejo Consultivo de Vialidad, y a todos los miembros de ese consejo, por su compromiso social; y decirle que, desde el sector productivo, estamos listos para coadyuvar y encontrar soluciones viables para el corto, mediano y largo plazo.