En nuestro país se han registrado varios atentados contra la sociedad, dejando un número considerable de muertos, lesionados y múltiples daños materiales, sin que el gobierno mexicano los considere como terrorismo. Únicamente ha señalado que es un conflicto entre grupos de narcotraficantes.
Al hacer un recuento de los actos violentos, muy al estilo de los grupos que oficialmente se llaman terroristas, resalta lo ocurrido el pasado 15 de septiembre del 2008 en Michoacán, durante la celebración multitudinaria del Grito de Independencia. Dos granadas de fragmentación estallaron en el centro de Morelia, con un saldo de tres personas fallecidas y 132 heridos, algunos de ellos perdieron las extremidades.
El 15 de julio de 2010 un coche bomba detonó en Ciudad Juárez, dejando sin vida a cuatro ciudadanos, uno de ellos era un agente de la policía federal, dos personas no identificadas y el doctor Guillermo Ortiz, quien acudió a brindar auxilio a un herido.
El 17 de octubre del 2019, será recordado en México por la violenta y sangrienta balacera en Culiacán, Sinaloa, que se desató tras la captura de Ovidio Guzmán. Se atentó contra la gente inocente.
El 4 de noviembre del 2019, ocurrió la masacre de la familia LeBarón en el poblado “La Mora”, Sonora que se ubica a dos kilómetros de Chihuahua, lo que evidenció de nuevo el rumbo equivocado del plan en materia de seguridad del estado mexicano.
Estos son los primeros actos terroristas de su tipo en la historia de México, aunque el gobierno alega que no existe un fin ideológico, como sucede en medio oriente y en América del sur.
El 24 de octubre del presente año, dos automóviles con bombas estallaron en los municipios de Acámbaro y Jerécuaro, en Guanajuato, lo que provocó que tres policías resultaron lesionados y cuantiosos daños materiales. Un bombazo fue en las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública.
La Real Academia Española de la lengua define terrorismo como “dominación por el terror” o “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”.
A ello, debemos agregar la falta de prevención, estrategia e inteligencia policial que se ha evidenciado actualmente en Culiacán, Sinaloa. La “guerra” entre chapitos y mayitos ha dejado cientos de muertos y una tremenda crisis económica. Un conflicto sin resolver.
Caso LeBaron se presentará proximamente como serie en Netflix, para mostrar al mundo el hecho sangriento y la gran impunidad.
Las familias iban en caravana en tres vehículos (Tahoe y suburban) de La Mora al poblado “Pancho Villa” donde recogerían a un allegado y de ahí a Phoenix, Arizona, para acudir a un evento familiar cuando fueron emboscados.
Julián LeBarón, familiar de los afectados, fue quien dio aviso a las autoridades y publico del atentado en las redes sociales.
Hace aproximadamente diez años que Julián se convirtió en un líder de su comunidad, a raíz de que un grupo delincuencial mató a su hermano Benjamín y al cuñado de éste en su casa del municipio de Galeana. Y participó en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que encabezó el poeta Javier Sicilia.
Rhonita Maria Miller, de 30 años y sus hijos Howard Jacob, de 12; Krystal Bellaine, de 10 y los gemelos Titus Alvin y Tiana que contaban con 8 meses de nacidos, fallecieron cuando su camioneta fue incendiada por los atacantes. El esposo de Ronitha estaba en Dakota del Norte en el momento del ataque. A la familia le sobreviven tres hijos.
Dawna Ray Langford, de 43 años y sus hijos Trevor Harvey, de 11 y Rogan Jay de 2 años, fallecieron por el impacto de las balas. En la camioneta en la que viajaban iban otros menores que – aunque con lesiones – afortunadamente sobrevivieron al atentado.
Christina Langford, de 30 años, también perdió la vida. Ella logró salvar a su bebé de 7 meses de nacida, ocultándose en el piso de la camioneta.
Uno de los periódicos más influyentes en los Estados Unidos The Washington Post informó que la masacre de los LerBarón había sido “un asalto brutal ante el creciente control del crimen organizado sobre algunas partes del país”.
No es culpando a las anteriores administraciones federales, ni con bonitos discursos, ni con la llamada guardia nacional, como se resuelve el grave problema delincuencial
Hay un creciente deterioro de las instituciones de impartición de justicia, sobre todo por la corrupción y la impunidad en los delitos que llega al 97 por ciento.