Recordando mis días como estudiante universitario en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), me llega a la mente las múltiples cátedras que tomé de mis profesores y el hincapié que la gran mayoría de ellos hacia a que una universidad es el conjunto de diferentes puntos de vista ideológicos, políticos, sociales de estudiantes y docentes cuyo fin último es generar conocimiento y transformar a los individuos por medio del saber.
Si bien es cierto, la mayor riqueza que tenemos en la universidad deriva de los diferentes puntos de vista que nos dan nuestros profesores y compañeros, en la facultad nos enseñaron, antes que nada, a pensar como científicos sociales, analizar, reflexionar y cuestionar las decisiones que se toman en el ámbito económico, político, social, diplomático, entre otros, sobre los acontecimientos que conciernen a nuestro país.
Nicolás Maquiavelo fue un burócrata al servicio del pueblo florentino, escritor de “El príncipe”, donde cabe destacar la concepción que tenía sobre la virtud de un gobernante el cual debe anteponer el bien público sobre los intereses privados, son todas las cualidades y aptitudes que debe tener el hombre para llegar a ser virtuoso, demostrando tener el valor y la capacidad de comprender la realidad.
Un gobernante es aquel que decide con habilidad, justicia y prudencia, en otras palabras, aquel que actúa con moral y ética, conocedor de política, sociología y economía, capaz de tomar decisiones acertadas para solucionar conflictos. Es aquel que busca la felicidad de sus ciudadanos, garantizando la estabilidad y seguridad del Estado.
Algunas personas se autodenominan políticos y/o administradores públicos (hablando del servicio público) llamándose “pragmáticos” (prácticos), los cuales toman decisiones impulsivas o con el hígado. Pero demos un esbozo superficial de lo que realmente es el pragmatismo, proviene del griego prâgma, que significa “acción” o “hecho”. Sin embargo, el pragmatismo tuvo su origen en las ideas de Peirce a finales del siglo XIX, considerando el concepto kantiano pragmatisch, que se relaciona con lo empírico, la relación necesaria entre la conducta y el pensamiento racional.
Es una corriente que se enfoca en la utilidad de las teorías y la importancia de las consecuencias prácticas de las acciones, buscando soluciones prácticas y viables para abordar problemas sociales, políticos, entre otros en lugar de adherirse a ideologías inflexibles o alejadas de la realidad, por lo tanto, no dan resultados positivos.
A modo de ejemplo muchas personas que se denominan prácticas van a querer poner una planta a los rayos del sol por el hecho de decir que necesitan luz, pero alguien pragmático qué sabe qué tipo de plantas requieren luz directa del sol, qué tipo de sustrato requiere, qué clima les favorece utilizando su conocimiento y experiencia para decidir qué es más conveniente para cada tipo de planta.
Quisiera ser más pragmático con mi escritura y resumir todo en pocos párrafos, sin embargo, las reglas editoriales deben dar espacio a otras columnas de opinión, por lo cual los invitó a la continuación en nuestra segunda parte…
Maestro en Ciencias Penales. Director del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral en el Estado.
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