/ viernes 2 de agosto de 2024

Tú eres la esperanza

En el viejo oficio de las letras, infinidad de plumas han taladrado el muro “del buen decir”. Entre las más heréticas tintas mexicanas, destaca la del oriundo de Tacubaya, don Germán Dehesa -quien es, por cierto, crush literario de este su humilde columnista-. La vida de este cosmopolita y chilango escritor arrancó un 1° de julio y terminó un 2 de septiembre, por ello he elegido la media para hacerle esta mención. En sus letras puede hallarse a un ser humano de clase media, jocoso, inteligente, cansado, muy cansado, con un lapicero grosero y sarcástico siempre a favor de la democracia y las causas perdidas.

Dehesa retrató en su columna “la manta”, publicada el 19 de julio de 1988, una escena que no tiene desperdicio: se describe a una pareja de adultos mayores, asistidos por su hijo, pintando unas letras en una gran manta blanca la noche previa. Un día antes compraron pinceles y unas acuarelas marca vinci. Poco a poco, a manera de bandera, disponen de cada letra a lo largo del lienzo horizontal en colores verde, blanco y rojo. Son gente buena, vienen de la cultura del esfuerzo, llevan una vida aguantando, callando, resistiendo, esperando. Ese mismo año, tras las elecciones federales, los muertos fueron apilándose en la jornada y el pronóstico para el país era muy triste; sin embargo, estos viejecitos, apoyados por su hijo egresado de biología del Politécnico Nacional, resguardan su manta de la lluvia, la cual fue pintada en la zotehuela de su casa de interés social. La crónica los acompaña hasta el siguiente día cuando, con fe y con la edad encima, salen a la calle, sin partidos, sin sindicatos, confiados en su brevísimo núcleo familiar y su voluntad. Arrastrados por una melancolía colectiva (inspirada por el fraude contra Cárdenas) caminaron por las calles de la Ciudad de México, hacia el imbatible zócalo capitalino, portando orgullosos la blanca manta con letras tricolores que decían: "Tú eres la esperanza"...

El recuerdo de un país quebrado por la presunta comisión de un fraude electoral es recurrente entre las generaciones que sobreviven en este siglo XXI. Desde los más viejos hasta los más jóvenes han sido testigos de procesos municipales, estatales o federales, altamente cuestionados. Por un lado, la imagen deseada de un gobierno justo y digno que represente a todas y todos, sin etiquetas ni prejuicios; por otro, el de un régimen que respalde sólo a sus patrocinadores o a la mayoría que le eligió ¿Qué es entonces la democracia? ¿un acto de fe o una realidad posible?

Para responder, recurrí a “Fallaste corazón”, el libro de donde he extraído el fragmento que les he compartido hoy. Dehesa le puso ese título porque sufría de males cardiacos, pero aprovechó su condición médica como figura literaria para describir al México que le tocó. Cada que el sistema político falla; cada que aflora un nuevo ejemplo de impunidad, cada que se miente descaradamente al pueblo... El corazón se detiene y la vida, por unos instantes, cada vez más largos, se derrumba. Entonces, urgidos de respuestas, de oxígeno, salimos todos de nuestras casas gritando, reclamando, buscando reanimar a la patria, 0 devolverle el alma ¿Qué pasará cuando hayamos normalizado todo y simplemente dejemos que nuestro futuro se extinga, cuando dejemos de salir?


Retomemos la manta de los viejitos de Germán Dehesa: querido lector, querida lectora, tú eres la esperanza.



Voy y vengo


Doctor en Derecho. Director de Derecho, Economía y Relaciones Internacionales en el Tec de Monterrey.

lgortizc@gmail.com

youtube: lgortizc



En el viejo oficio de las letras, infinidad de plumas han taladrado el muro “del buen decir”. Entre las más heréticas tintas mexicanas, destaca la del oriundo de Tacubaya, don Germán Dehesa -quien es, por cierto, crush literario de este su humilde columnista-. La vida de este cosmopolita y chilango escritor arrancó un 1° de julio y terminó un 2 de septiembre, por ello he elegido la media para hacerle esta mención. En sus letras puede hallarse a un ser humano de clase media, jocoso, inteligente, cansado, muy cansado, con un lapicero grosero y sarcástico siempre a favor de la democracia y las causas perdidas.

Dehesa retrató en su columna “la manta”, publicada el 19 de julio de 1988, una escena que no tiene desperdicio: se describe a una pareja de adultos mayores, asistidos por su hijo, pintando unas letras en una gran manta blanca la noche previa. Un día antes compraron pinceles y unas acuarelas marca vinci. Poco a poco, a manera de bandera, disponen de cada letra a lo largo del lienzo horizontal en colores verde, blanco y rojo. Son gente buena, vienen de la cultura del esfuerzo, llevan una vida aguantando, callando, resistiendo, esperando. Ese mismo año, tras las elecciones federales, los muertos fueron apilándose en la jornada y el pronóstico para el país era muy triste; sin embargo, estos viejecitos, apoyados por su hijo egresado de biología del Politécnico Nacional, resguardan su manta de la lluvia, la cual fue pintada en la zotehuela de su casa de interés social. La crónica los acompaña hasta el siguiente día cuando, con fe y con la edad encima, salen a la calle, sin partidos, sin sindicatos, confiados en su brevísimo núcleo familiar y su voluntad. Arrastrados por una melancolía colectiva (inspirada por el fraude contra Cárdenas) caminaron por las calles de la Ciudad de México, hacia el imbatible zócalo capitalino, portando orgullosos la blanca manta con letras tricolores que decían: "Tú eres la esperanza"...

El recuerdo de un país quebrado por la presunta comisión de un fraude electoral es recurrente entre las generaciones que sobreviven en este siglo XXI. Desde los más viejos hasta los más jóvenes han sido testigos de procesos municipales, estatales o federales, altamente cuestionados. Por un lado, la imagen deseada de un gobierno justo y digno que represente a todas y todos, sin etiquetas ni prejuicios; por otro, el de un régimen que respalde sólo a sus patrocinadores o a la mayoría que le eligió ¿Qué es entonces la democracia? ¿un acto de fe o una realidad posible?

Para responder, recurrí a “Fallaste corazón”, el libro de donde he extraído el fragmento que les he compartido hoy. Dehesa le puso ese título porque sufría de males cardiacos, pero aprovechó su condición médica como figura literaria para describir al México que le tocó. Cada que el sistema político falla; cada que aflora un nuevo ejemplo de impunidad, cada que se miente descaradamente al pueblo... El corazón se detiene y la vida, por unos instantes, cada vez más largos, se derrumba. Entonces, urgidos de respuestas, de oxígeno, salimos todos de nuestras casas gritando, reclamando, buscando reanimar a la patria, 0 devolverle el alma ¿Qué pasará cuando hayamos normalizado todo y simplemente dejemos que nuestro futuro se extinga, cuando dejemos de salir?


Retomemos la manta de los viejitos de Germán Dehesa: querido lector, querida lectora, tú eres la esperanza.



Voy y vengo


Doctor en Derecho. Director de Derecho, Economía y Relaciones Internacionales en el Tec de Monterrey.

lgortizc@gmail.com

youtube: lgortizc