“Si alguno quiere ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos”, dijo el Arzobispo Constancio Miranda Weckmann al presidir la misa dominical en la Catedral Metropolitana de Chihuahua.
Durante el domingo 25 de tiempo ordinario destacó que el evangelio se sitúa a la mitad de la vida pública de Jesús, quien durante tres años hizo milagros, predicó, hizo el bien y dio mensajes. Tras predicar el reino de Dios por las aldeas de Galilea, Jesús se toma un tiempo para hablar a solas con sus discípulos para anunciarles que debía morir.
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Jesús también les anticipa la inmediata resurrección, por lo que los discípulos no debían tener duda del destino del maestro.
El arzobispo dijo que la actitud de los discípulos en la disputa por saber quién era el mejor o más importante se repite a diario en la vida cotidiana, pero a los discípulos Jesús les enseña una nueva escala de valores, porque la primacía en la Iglesia la lleva el que sirve.
“La iglesia está para servir al mundo, elevando a la construcción de un mundo mejor, donde reine la paz, la justicia, el entendimiento, la fraternidad y el amor”, dijo.
El arzobispo le dijo a la grey católica que la iglesia son todos y hay que hacer conciencia de que cada uno debe ser un auténtico servidor de los demás.
“Servir a los demás es dejar de lado nuestros gustos, nuestra tranquilidad para estar disponibles a nuestros hermanos que nos rodean, Cristo nos dio ejemplo: yo no viene a ser servido, sino a servir”.
Ante ello, les recordó que para ser el primero en el reino de Dios tienen que aprender a ver a Dios en nuestros hermanos, los invitó a mirar su actuar hacia los demás, como y cuales son sus intenciones, y que les mueve a servir a los demás.
“Hoy el Señor nos dice que cada uno de nosotros debemos aprender de Cristo a servir desinteresadamente sólo así serán grandes y los primeros a los ojos de Dios”.
La feligresía se acogió a las manos de María, madre de Jesús, para que los acompañe en el camino hacia su hijo que terminará en la resurrección.
Unidos en oración, pidieron a Dios por los líderes para que reciban abundantes gracias y dones que los usen en beneficio de su pueblo; por los gobernantes para que reciban la luz del espíritu santo para que guíen hacia la paz; por la nación para que por el amor de Dios sea bendecida; por las personas que viven en situación de calle; y para que unidos en la fe puedan dar testimonio de Dios.