Para algunos estudiantes universitarios, los cerros se han convertido en los salones de clase, los pizarrones se transformaron en tierra y sus compañeros de licenciatura ahora son los pinos de la Sierra Tarahumara, la cual ha sido su escuela durante la pandemia del Covid-19.
Levantarse, meterse a bañar, desayunar y prender la computadora es la rutina que muchos alumnos siguen durante esta temporada de cuarentena, pero para aquellos que por la contingencia sanitaria tuvieron que regresar a sus comunidades en el corazón de la sierra chihuahuense, lo habitual es caminar alrededor de 40 minutos cuesta arriba para llegar a la cima del cerro y así poder obtener una señal para tomar clases virtuales.
Los sentimientos de incertidumbre, miedo y nostalgia son comunes entre los estudiantes del Programa Universitario Indígena de la Universidad La Salle de Chihuahua, la cual apoya a los alumnos al brindarles el equipo de cómputo necesario para que puedan realizar sus actividades escolares, sin embargo, la falta de internet en comunidades como Chinatú, en el municipio de Guadalupe y Calvo, hace que el estudio sea más complicado.
“Fue muy difícil para los estudiantes, sobre todo al principio; la incertidumbre de no saber qué iba a pasar, qué iba a suceder, el no tener idea de cómo actuar. Las primeras semanas fueron de mucho shock para algunos, pero es de reconocer que, a pesar de todo, de tener que irse al cerro, siguen luchando por estudiar”, dice Mónica Villareal, coordinadora del programa universitario.
Edith Villalobos, originaria de El Salto, en el municipio de Bocoyna, y estudiante del cuarto semestre de la Licenciatura en Gastronomía y Nutrición, asegura que el cambio de lo presencial a lo digital ha sido sumamente difícil, pues a pesar de la comprensión por parte de los docentes, no es lo mismo que el tener la atención de manera cercana. Una de sus mayores preocupaciones es el de llegar a reprobar por las dificultades que presenta a la hora de conectarse, pues hasta la fecha sigue siendo intermitente.
Por su parte, Gerardo Barraza Hermosillo, estudiante de la Licenciatura en Recursos Humanos, perteneciente a la localidad Bajillitos en el municipio de Guadalupe y Calvo, sale de su casa desde temprano rumbo a la cima del cerro, donde, después de caminar durante media hora, obtiene la señal necesaria para conectarse a sus clases virtuales; de ocho de la mañana a dos de la tarde; sus compañeros de clase son las piedras, la hierba y los animales que se escuchan con el eco de la soledad, pues el estudiante asegura que lo que más extraña es la convivencia con sus compañeros de clase.
Mónica Villarreal Stoopen
Coordinadora del Programa Universitario Indígena de la Ulsa
“Creo que todos debemos valorar lo que tenemos, de ser conscientes de que no todos tenemos las mismas posibilidades. No es lo mismo levantarte de tu cama, prender la computadora y listo. Hay que valorar la escuela, no es lo mismo vernos directamente a los ojos, hay que valorar esos detalles”.
Edith Adelmira Villalobos Ramírez
Licenciatura: Nutrición y Gastronomía
El Salto, Bocoyna
“El cambio de lo presencial a lo digital es muy difícil, se me dificulta mucho que a veces no entiendo algunas cosas y no es lo mismo que preguntarle al profe personalmente, he batallado mucho porque no puedo entrar a las clases por el internet, aunque los profesores han comprendido mi situación, aun así, yo me desespero y solo pienso en que tal vez pueda reprobar, pero después trato de tranquilizarme”.
Luis Enrique Frías López
Licenciatura: Ciencias de la Familia
Rancho Las Casitas, ejido de Cerocahui, municipio de Urique
“El seguir implica esforzarse al máximo en todos los sentidos; administrar correctamente los recursos con los que se cuenta; en la parte monetaria, familia y amigos, ya que son ellos los que a pesar del peligro que representa salir a la calle, me permiten entrar a sus casas y poder tomar mis clases, así como hacer mis tareas, sobre todo en la parte monetaria también me han estado ayudando, facilitándome préstamos”.
Yatcely Ivonne Mares Chaparro
Licenciatura: Ciencias de la Familia
Turuachí, municipio de Guadalupe y Calvo
“Lo importante es seguir, no darse uno por vencido, y pues siempre lo he dicho: Hay que echarle ganas, ponerle empeño a las cosas, así vengan como vengan, yo creo que las adversidades también nos sirven para darnos cuenta de que uno tiene que aferrarse a cumplir sus metas, aferrarse a salir adelante a cumplir los sueños”.
María de Lourdes Jiménez Peña
Licenciatura: Recursos Humanos
Comunidad de Chinatú, municipio de Guadalupe y Calvo
“Lo que me motiva a seguir estudiando es para adquirir conocimiento, así como encontrar un buen trabajo, y poder en un futuro ayudar a mi familia. Porque me falta muy poco para terminar mi carrera y si me desanimo en estos momentos es como echar a perder todo, no valorar mi esfuerzo”.
Gerardo Barraza Hermosillo
Licenciatura: Recursos Humanos
Localidad Bajillitos, municipio de Guadalupe y Calvo
“Yo creo que el tener estudio es tener un gran tesoro en la vida, pues ya que nos despierta mucho, nos saca de la ignorancia en la que a veces estamos estancados, y pues para mí, esta situación que estoy pasando al igual que todos en el país y en el mundo es un reto al cual nos estamos enfrentando y lo veo como una oportunidad para pensar y reflexionar porque a veces no sabemos apreciar mucho de lo que tenemos y en vez de estar agradecidos nos quejamos de la vida o de nuestra situación, cuando muchos van por la vida luchando por un plato de comida y veo que no se quejan, sino al contrario los veo agradecidos, pues esto me ha llevado a entender muchas de las cosas que yo no lograba entender o que no sabía apreciar he pensado mucho y reflexionado y la verdad me ha ayudado mucho en mí madurez sicológica”.