Hablar de la resiliencia se ha puesto muy de moda hoy en día, comenta Érika Díez González y agrega: “Especialmente durante la crisis que vivimos debido a la pandemia global, pero la verdad, la idea de que el ser humano es capaz de superar las adversidades con aprendizajes y motivaciones nuevas no es para nada moderno”.
Atendiendo las crisis emocionales que pudieran sufrir las personas por los daños colaterales debido al aislamiento social, Díez González ofreció un taller de resiliencia online y hoy comparte algo del contenido para lectores de El Heraldo de Chihuahua.
Por su parte, el licenciado Humberto Rey, especialista en Sicología y terapeuta, describe que durante la contingencia sanitaria la hipocondriasis se incrementa en personas diagnósticas con este padecimiento y también se asoma, dice, entre quienes no la habían experimentado nunca.
¿Cómo enfrentar eventos difíciles?
La respuesta es sin lugar a duda, siendo resilientes. Pero ¿qué es la resiliencia?
“Es la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida, transformando el dolor en una fuerza motora para superarse y salir fortalecido de ellas”.
¿Cómo podemos aprender a ser resilientes? ¿Cómo puedo enfrentar una crisis?
Me gustaría tener una fórmula o método mágico que pudieras aplicar e instantáneamente considerarte una persona resiliente, pero la resiliencia es algo que se aprende y adquiere en la práctica y con el tiempo. La mejor manera de hacerlo es tener conciencia sobre cómo reaccionas ante situaciones adversas. El proceso de convertirse en resiliente consiste en 3 palabras: Aceptación, adaptación y actitud. Podemos verlas inclusive con tres peldaños en una escalera que tendremos que ir subiendo uno a la vez para llegar a nuestra meta, que sin lugar a duda es el bienestar. La aceptación viene a ser la aceptación de la realidad, las pérdidas, las crisis, los cambios bruscos en nuestras vidas. Es como una capacidad de resistir frente a lo que nos destruye, es decir proteger la propia integridad en las situaciones altamente adversas. Aceptar es un escalón en veces muy alto para subir. Pero es sin duda quizá el principal para empezar a procesar las crisis y los duelos. La adaptación es donde tenemos que poner a trabajar nuestros recursos internos y externos que nos sirven para poder empezar a elaborar nuestra capacidad de recuperación después de haber sufrido el impacto fuerte de los eventos altamente desfavorables. Aquí es donde se desarrollan las conductas positivas y socialmente aceptables para salir adelante en este proceso.
La tercera es la actitud, recordemos que el optimismo crea bienestar, así que aquí es sacar el amor a la vida, el respeto a mí mismo, y a los demás, y el ver con gratitud las cosas positivas que puedo encontrar en mi existir. Mantener la actitud positiva y la autoconfianza.
Hipocondría y Covid-19
Partiendo de que la hipocondriasis según el licenciado Humberto Rey, es el trastorno de ansiedad por enfermedad que arroja un miedo excesivo e irracional a tener un padecimiento médico grave, el especialista afirma que en relación a la pandemia por el Covid-19 que actualmente se vive no es de extrañarse que muchas personas que experimentan algún síntoma que guarde relación con los de la pandemia (tos, dolor de cabeza, dificultad para respirar, etc.), se “adjudiquen” en automático el diagnóstico de esta condición y en el peor de los escenarios inicien la ingesta de algún medicamento o tomen inclusive medidas más extremas sin haber consultado a algún profesional de la salud (médico). Debido a esto, es primordial no desechar el énfasis que hacen las autoridades sanitarias en contactar de inmediato a algún médico para que sea quien diga si alguien tiene o no la enfermedad del Covid-19.
La hipocondriasis -afirma-, se basa en la interpretación incorrecta de la persona sobre los síntomas y persisten a pesar de haber descartado con las pruebas médicas adecuadas cualquier padecimiento.
1.- ¿De marzo a la actualidad cuántas veces haz sentido que te ha dado Covid-19 en esta cuarentena? ¿Y por qué?
2.- ¿Has sentido que ya no puedes más?
1.- Sí he sentido que me ha dado porque soy alérgica y me siento poquito mal y ya siento que estoy contagiada.
2.- A veces sí me desespero, sí siento que ya no aguanto el estar encerrada, pero he disfrutado mucho a mi familia.
1.- Siento que me encuentro expuesta de lunes a viernes, ya que mi hijo trabaja en el Sector Salud y vivo con él.
2.- Ya que no he salido literal, ni a la tienda de la esquina desde el mes de marzo, ocasionalmente he tenido ataques de ansiedad.
1.- Ninguna, porque no he tenido síntomas, y me he protegido con todas las medidas necesarias.
2.- Es un poco difícil lo que es el aislamiento social, pero en cuestión de lo económico es donde me he visto más complicado y desesperado por parte de mi trabajo.
1.- Una vez comencé a sentir mi garganta rara y la verdad me asusté y pensé si sigo me iré a checar. Gracias a Dios sólo fue un día. Confío en que Dios nos tiende la mano.
2.- La verdad sí me he desesperado en varias ocasiones. No del encierro, sino por el dolor que está viviendo el mundo entero.
1.- No he sentido síntomas de Covid-19, gracias a Dios.
2.- No he llegado a ese extremo, siempre hay algo por hacer, pero sí tengo la preocupación del futuro cercano.
1.- La verdad unas dos veces, porque hay gente inconsciente que sale sin cubrebocas y se acerca a saludar, o que no guarda distancia.
2.- Unas cuantas veces por la desesperación de querer volver a la rutina diaria, pero ya con el tiempo busco actividades.
1.- He tenido en dos ocasiones la sospecha de estar contagiada por el miedo, la incertidumbre, la situación nos vuelve vulnerables y se vuelve una sicosis.
2.- Estoy desesperada, y no tanto por el confinamiento, sino por estar ya cansada de tanto protocolo, de la incertidumbre de qué va a seguir.
1.- Cada vez que siento malestar en la garganta y nariz.
2.- La paciencia y el tener entretenimiento dentro de casa es básico para no caer en caos y desesperación.