El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann presidió la santa eucaristía dominical desde la Catedral Metropolitana, donde dio una afectuosa bienvenida a 15 seminaristas que se integrarán a los estudios para prepararse a la vida sacerdotal en el Seminario de Chihuahua, en una emotiva ceremonia religiosa, acompañados de sus familias y del equipo de sacerdotes del Equipo Formado.
“En este domingo, que venimos con gozo a recibir 15 jóvenes en nuestro Seminario, con un corazón lleno de gozo y esperanza, de grandes propósitos y expectativas; queremos decirles que los avalamos, que estamos cerca de ustedes, que no tengan temor, que han elegido la mejor parte, que han oído a Jesús que les dice que vengan al Seminario a encontrar la paz, a descansar, a que su corazón se llene del corazón de Jesús”, expresó monseñor Miranda Weckmann.
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Así mismo, se dirigió a quienes acompañaron a los jóvenes en su decisión de dedicar su vida al don del sacerdocio, a quienes instó a acompañarlos en el camino vocacional que acaban de elegir.
“Felicidades, hermanos, estoy lleno de gozo por su decisión; seguro estarán ustedes más. Y sus familias, acompáñenlos, no los dejemos solos, en el Seminario estarán avalados por nuestra oración, por nuestro ánimo, y cariño”, exhortó.
En el altar cocelebraron la santa misa, los sacerdotes del Equipo Formador del Seminario, quienes mostraron su alegría de recibir a los nuevos estudiantes del curso Introductorio, después de haber vivido la experiencia del Preseminario del tiempo de verano.
En su homilía, el arzobispo Miranda, correspondiente al domingo XVI del tiempo ordinario, discernió que Jesús invita a los apóstoles a que vayan a descansar, a formarse, a un lugar solitario.
“Esta invitación puede ser buena para todos, Vengan a un lugar solitario, quizá en pocas circunstancias como la que está pasando el mundo, es necesario reflexionar. La vorágine de una vida llena de actividades, la angustia que se hereda por la situación que se sufre, la multiplicidad de problemas que existen a nivel familiar y personal, la velocidad con que se reciben las noticias, el atrevimiento con que los medios digitales invaden la vida privada de las familias, de las personas, de los corazones, con escenas que distan de ser edificantes. Nos alejan de nosotros mismos y enfrían de la relación con Dios y con las demás personas”, afirmó monseñor Miranda.
En ese sentido, aseveró que la paz interior tiene una importancia fundamental para toda la vida, desde el aspecto espiritual, como en otras dimensiones del ser humano, en lo intelectivo, en lo físico. Además, subrayó que se debe tener paz para transmitirla.
“Debemos pedirla al Señor, como pedimos cualquiera de los bienes considerados esenciales para la vida, hay que pedir la paz. Es muy saludable hacer el propósito de retirarse alguna vez o con frecuencia a la soledad interior, porque ahí se puede encontrar la voz de Dios. No se debe dejar pasar un solo día, en que las cosas urgentes impidan alcanzar las más importantes, que es la salvación. Nuestra relación con el Señor en la soledad nuestra oración personal y la reflexión que nos lleva a recuperar la paz, son algunas cosas que se deben valorar en grado sumo”, dijo.
También, el evangelio de hoy, dice que cuando Jesús y los apóstoles regresaron, al desembarcar, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
“No permanece ciego, ni insensible, sino que se da cuenta de las necesidades y se apiada. La compasión, es la cualidad que tiene la capacidad de sufrir, como si fueran propios los problemas y sufrimientos de los demás, hay que saber ver y compadecerse, esto parece muy sencillo, pero en la práctica es difícil. A menudo pasamos la vida resguardados en nosotros mismos, con las puertas y ventanas bien cerradas. Jesús se acerca, y se puso a enseñarles muchas cosas. Jesús pasa a la acción, queridos hermanos, aquí está el criterio decisivo que distingue la verdadera compasión, no solo ver y criticar, sino transformar de raíz lo que vemos deficiente y mal en nosotros y los demás”, finalizó.
