“Muchas gracias por este inmerecido reconocimiento; servir es un legado que nos dejó nuestro padre a mí y a mis hermanos, pero creo es algo que deberíamos hacer todos….”… con estas palabras se dirigió el empresario y filántropo Leopoldo Mares Delgado a la concurrencia que asistió la tarde de este jueves, a la Sala Borrego, a la comida ofrecida en su honor por parte del Consejo del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Chihuahua, por sus 43 años de servicio ininterrumpido en el mismo.
Al inicio de la reunión, en la que estuvieron presentes familiares cercanos, amigos y compañeros empresarios, se proyectó un breve video que resumió, con testimonios de varios de sus conocidos, lo importante que ha sido este personaje para el Tec y su Consejo, poniendo al servicio del mismo no sólo la sabiduría que le ha dado su experiencia en los negocios, sino su tiempo y su conocimiento.
Finalizada la proyección, se le hizo a don Leopoldo la entrega de una figura de la cabeza de un borrego salvaje como reconocimiento a los mencionados 43 años de estar y ser para el Tec de Monterrey.
Ese lapso deja sin duda mucho espacio para almacenar recuerdos no sólo en la memoria, sino en el corazón. “Me tocó ver nacer el campus en Chihuahua”, recuerda con algo de nostalgia los mediados de aquella década de los 70, cuando grandes empresarios como su padre, don Leopoldo Mares Paredes, y don Federico Terrazas, hicieron realidad el sueño de muchos estudiantes de le época.
“Don Eloy Vallina, Federico Terrazas, Jaime Creel, José González Múzquiz”, enumera algunos de esos nombres y hombres que se juntaron con su iniciativa y comenzaron una gran institución rentando una casita y contratando dos o tres profesores, según rememora.
Algo que no pudo ocultar don Leopoldo Mares Delgado durante todo el homenaje fue la emoción y la felicidad al ver la cantidad de amigos y compañeros de diversos caminos profesionales que acudieron a la comida: compañeros de un sinfín de batallas por el bien de la comunidad en la que él creció y se hizo un hombre de provecho para la sociedad.
Las cosas han cambiado mucho desde él comenzó en el Consejo del que se va en mayo -confesó en entrevista previa- con una mezcla de orgullo, satisfacción y nostalgia, pero del que seguirá siempre al pendiente:
Generaciones fueron y vinieron; la calculadora que llegó a usar como estudiante evolucionó lo suficiente como para convertirse en una mera aplicación de casi cualquier aparato celular y los cuadernos donde él escribió sus notas dejaron su lugar a las lap top y, posteriormente, a tabletas cada vez más compactas y eficientes.
“Me da gusto decir que a mí me tocó ver esa transformación. Debemos sentirnos orgullosos de todos esos cambios”, afirma convencido de lo que dice, pero extendiendo su discurso más allá el terreno de lo personal.
“Lo que ha pasado en esta capital tiene que ver mucho con lo hecho en estas instalaciones”, menciona, refiriéndose al campus Chihuahua del Tec de Monterrey y advirtiendo al mismo tiempo: “Vienen retos muy importantes para el futuro y para esta institución. Debemos abrirnos a lo que viene (…) y prepararnos porque las carreras (profesionales) de nuestros nietos aún no existen”.
Palabras muy parecidas estas últimas a las del mismo personaje en su calidad de orador huésped en la ceremonia de graduación de profesionales de la ya referida unidad académica. Se las dirigió a los egresados: “Estamos (los humanos) desarrollando la tecnología que nos dejará sin trabajo (…) manténganse preparados para enfrentarlo, nunca dejen de estudiar”.
Y puede decirse que predicó con el ejemplo, siendo parte del Consejo y logrando que su querido campus se adaptara a esos cambios haciéndole frente a lo que se vino en materia de robótica, tecnologías de la información, biotecnología, entre otros aspectos.
“Debemos seguir haciendo una institución que haga que Chihuahua crezca y se desarrolle… tengo mucho optimismo en que así será porque las nuevas generaciones del Consejo (entre ellos su hijo, Leopoldo Mares Cano) tienen muy buenas ideas y talento. Me retiro de esta institución con un orgullo muy grande de que ha transformado Chihuahua”, enfatizó.
Cuando concluyó su intervención y se dio paso al evento protocolario, don Leopoldo tomó su correspondiente lugar en su mesa con la satisfacción de un deber cumplido reflejada en el rostro, del haber trabajado no sólo para los miles y miles de alumnos que vio egresar de la institución, sino por el desarrollo de Chihuahua.
El propio Mares Delgado cursó estudios en esas aulas, y fue ahí donde comenzó su relación con la institución a la que después le devolvería algo de lo que ella le dio, formando parte del Consejo que con tantas satisfacciones dejará oficialmente en el mes de mayo.
Cabe destacar que él fue galardonado con el Premio al Mérito Exatec en 2019 debido a su trayectoria destacada dentro de la comunidad, además por ser ejemplo de voluntad filantrópica e impactar como una figura de aspiración.
Se convirtió en el tercer galardonado por Exatec, luego de Federico Terrazas y Samuel Kalisch, siendo una distinción que sólo reciben aquellos con 25 años o más egresados del Tec, además de que sean un paradigma a seguir por su excelencia, sentido ético, visión internacional y calidad de servicio hacia los demás, denotar liderazgo y su compromiso para el desarrollo de los demás.