El antiguo Panteón de Nuestra Señora la Regla era un espacio destinado a la sepultura de las personas en una zona alejada de la ciudad de Chihuahua, a principios del siglo XX. En este lugar, el polémico revolucionario Francisco Villa mandó construir un hermoso mausoleo, que planeaba que fuera su última morada; sin embargo, el deseo del llamado Centauro del Norte nunca pudo ser cumplido.
Según los hechos históricos, la construcción se inició entre 1914 y 1915, con la forma de un pequeño palacete. Su exterior presenta el estilo elegante y sólido de los edificios chihuahuenses de la época, construido con cantera clara, y en su interior se planeó la instalación de dos criptas. Destaca la escultura de un ángel de fino mármol de Carrara, que, al ser acariciado por los rayos del sol del amanecer que ingresan por el oriente, brilla de manera traslúcida, como si se tratara de un hechizo o parte de la leyenda del General Villa.
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El Panteón de Nuestra Señora de la Regla se localiza a unas cuadras de la Quinta Luz, adquirida por Francisco Villa en junio de 1911. Años después, este lugar se convirtió en el hogar donde vivió con su esposa, Luz Corral, posiblemente con la intención de que sus aposentos finales fueran visitados por ella. Actualmente, la Quinta Luz es el Museo de la Revolución, que exhibe objetos, muebles y armamento relacionados con la historia de Francisco Villa, incluido el coche en el que fue asesinado en Hidalgo del Parral el 20 de julio de 1923, hace 101 años.
Según las reseñas históricas, el prócer revolucionario fue enterrado en la ciudad del sur del estado de Chihuahua, en el Panteón de Dolores, el 21 de julio de 1923. De manera extraoficial, se cuenta que a unos metros de la tumba identificada con su nombre fue donde realmente se enterraron sus restos, por temor a que fueran saqueados.
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Entre las múltiples leyendas que envuelven al misterioso Pancho Villa, algunos investigadores sostienen que, al exhumar los restos para trasladarlos al Monumento a la Revolución, junto con los cuerpos de Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Venustiano Carranza y Lázaro Cárdenas, se encontró el cuerpo de una mujer en lugar del cadáver de Villa, dejando como un misterio el verdadero destino final de los restos del Centauro del Norte.
Años después, en 1957, el Panteón de la Regla, donde se encontraba el cenotafio (mausoleo que nunca llegó a ser ocupado por un cadáver) de Francisco Villa, fue declarado inadecuado debido a su capacidad. Por ello, el Ayuntamiento de Chihuahua decidió convertirlo en un parque, y en 1963, se le dio el nombre de Parque de la Revolución, como se le conoce actualmente.
Este parque no solo conserva el cenotafio al Centauro del Norte, que se ha convertido en un lugar de culto para locales y turistas interesados en la historia de Francisco Villa, sino que también alberga una media luna, donde están inscritos los nombres de los jefes revolucionarios, recordados como forjadores de una lucha por la igualdad de condiciones de los chihuahuenses y todos los mexicanos.
El Parque Revolución se localiza en el cuadrante de las calles Tercera al poniente, Séptima al oriente, Nicolás Bravo al norte y Mariano Jiménez al sur, en las inmediaciones del Centro de la Histórica Ciudad de Chihuahua.