Año 1698: La fuga frustrada de una mujer en la época virreinal en Parral

María había sido auxiliada por "El Platero"; se quejaba de que la tenían amasando toda la noche en el déposito de doña Ana

Luis G. Prieto | Archivo Histórico Municipal de Parral

  · sábado 18 de diciembre de 2021

Foto: Pixabay

Memorias de Chihuahua

Hoy en Memorias de Chihuahua les compartimos el caso de María de Contreras, mejor conocida en el Parral del virreinato como “La Rafaela”, una mujer que en el mes de enero de 1698 huyó del lugar donde fuera depositada por el Justicia Mayor.

Fue la noche del 22 cuando María decidió salirse de la casa de doña Ana Félix de Herradillo por la puerta trasera para irse lejos, sin embargo, al día siguiente la localizaron debajo de una cama, escondida en la vivienda de la última vecina del Real de Minas de San Joseph del Parral, llamada María Tarango.

¡Que la vieron con un hombre!

En efecto, de acuerdo con la investigación que emprendió Francisco de Valdez Llanos, Justicia Mayor de Parral y quien la había anteriormente depositado con doña Ana, testigos la vieron caminando de noche con Antonio “El Platero”, el hombre que a juicio del funcionario la había inducido a fugarse.

María Tarango, la última vecina del Real, dijo que por la noche “La Rafaela” llamó a su ventana y le pidió entrar a su casa, ésta al abrirle la puerta notó que venía acompañada por Antonio de Peregrina, el mencionado platero porque este era su oficio.

“¿Es posible María? Aún no has salido de una y te metes en otra…”, expresó haberle dicho Tarango a la fugada antes de irse a dormir a su habitación, pero ella no pronunció palabra alguna. Dijo también que “La Rafaela” y “El Platero” habían pasado la noche juntos y que el segundo abandonó la casa a la mañana siguiente antes de que María fuera encontrada por las autoridades.

Dicho lo anterior, el Justicia Mayor hizo encarcelar a Antonio de Peregrina por el delito de haber cooperado con la fuga. Así también fue obligado a declarar lo que había sucedido la noche del 22, y este respondió a las preguntas diciendo que un negro lo abordó para referirle que una mujer le llamaba desde el río.

Al ir a su encuentro, ella se presentó como Rafaela, le comentó que había abandonado su depósito porque no estaba cómoda y se sentía como desesperada a causa de que la tenían toda la noche amasando; dijo incluso que la señora de Herradillo le había dado un pañuelo y una mantellina para que se fuera a donde Dios le ayudase.

“El Platero” quiso ayudarla a salir del Parral por medio de su compadre Jerónimo de Medina, el cual se la llevaría a casa de un tío pero hasta el día siguiente, por lo que optó en llevarla a casa de María Tarango, el lugar donde ambos pasaron la noche.

A raíz de las declaraciones antes expresadas, el Justicia Mayor entendiendo que nada había pasado entre ambos, condenó al platero a seguir laborando en su oficio para que no tuviera tiempo de vagar y que de no cumplir con la pena se le ordenaría salir del Real a trabajar por dos años en uno de los presidios de la comarca. A “La Rafaela” sólo la regresó al depósito con doña Ana.