Memorias de Chihuahua
Transcurría la medianía del convulso siglo XIX y el país seguía envuelto en una serie de luchas intestinas, el poder en México todavía se discutía entre los dos ideales de naturaleza antagónica, en tener una república federal o una centralista, en decidir quién debía liderar la vida pública de la joven nación; liberales y conservadores, ambos vivían al borde del conflicto.
En el estado de Chihuahua éste no era el único problema que las autoridades estaban obligados a atender, a él se sumaban la guerra contra los apaches y la amenaza de otra intervención orquestada por su vecino del norte, los Estados Unidos, que años atrás se había apoderado de más de la mitad del entonces territorio mexicano.
Una atenuante fue la siguiente: los cuerpos militares eran reducidos y estaban exhaustos. A casi 25 años de la Independencia de México no se había superado la crisis tanto económica como política, se carecía como tal de un desarrollo y ante esto, para defender los intereses del país se recurrió de manera constante a la leva, una práctica que consistía en el reclutamiento forzado de hombres para que éstos se integraran al ejército o como se nombraba en esos días la “Guardia Nacional”.
La necesidad de hombres que arriesgaran su vida por el bien de la patria tocó a poblaciones como Santa Bárbara, en el estado de Chihuahua, donde las autoridades fueron obligadas a realizar censos para contabilizar el número de varones que podían enlistarse a los frentes de guerra. Por supuesto que había excepciones, una de ellas dictaba que ningún vecino mayor de 50 años era apto para tomar un arma.
De acuerdo con un documento que se resguarda en el Archivo Histórico del Municipio de Hidalgo del Parral, el 85 por ciento de los santabarbarinos fue empadronado a la Guardia Nacional; se trataba de hombres mayores de 16 años, casi todos originarios del sur de Chihuahua, no importaba si eran solteros o casados y cuyos oficios variaban entre artesanos, mineros, labradores, jornaleros, leñeros, carpinteros, zapateros, sirvientes, carboneros, curtidores, herreros, obrajeros y sastres.
La lista exhibió a 343 personas, de las cuales sólo 53 tenían excepciones, como ya se mencionó la edad era una, sin embargo otros individuos como el presidente de la Municipalidad de Santa Bárbara, dos jueces, el único comerciante de la zona y un par de mineros que dijeron estar lastimados de las manos, se libraron de la leva por motivos verdaderamente sugerentes.
Una curiosidad para el caso es que en el poblado de Santa Bárbara hacia 1856 habitaban un total de 2,038 vecinos, entre hombres, mujeres y niños. Por lo que resulta difícil creer que sólo 343 de ellos fueran varones mayores de 16 años de edad, pero la fuente no explica si también existió una suerte de excepción para los indígenas debido a que muchos textos de la época los han invisibilizado para quienes estudian la historia desde nuestros días.