Año de 1975: Ganaderos de NCG se vieron asolados por una plaga de gusano barrenador

El gusano ponía en riesgo el trabajo que se había hecho por años con el ganado, por lo cual, el gobierno municipal tomó medidas

Osmar Escobar | Archivo Histórico Municipal de Nuevo Casas Grandes

  · sábado 13 de enero de 2024

Foto: Archivo | El Heraldo de Chihuahua

Memorias de Chihuahua

Corría el año de 1975 en la ciudad de Nuevo Casas Grandes. La tranquilidad reinaba en la mayoría de los sectores de la ciudad a excepción de las áreas rurales, donde una amenaza de gran consideración se cernía en los diferentes ranchos dedicados a la ganadería.

Los dueños de aquellos centros ganaderos mostraban preocupación, pues temían que sucediera lo peor a sus cabezas de ganado, y es que por muy difícil que cueste aceptarlo, la razón de tanto desasosiego se debió a un gusano misero y pequeño, el cual tenía la capacidad de echar a perder años de arduo trabajo.

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El gusano barrenador del ganado, es una larva y parásito que se alimenta de los tejidos de la mayoría de los seres vivos de sangre caliente. La entrada de este gusano al interior de los animales -en este caso al de las vacas- se debe al depósito de cientos de huevecillos por parte de una mosca en zonas donde hay heridas abiertas. 24 horas después del desove, las larvas comienzan a nacer situándose con la cabeza hacia abajo y penetrando en forma de, haciendo cada vez más profunda la herida, creando así una escena espantosa al propietario de la vaca al tener que ver como cientos de sus reses mueren al ser devoradas por gusanos.

Foto: Archivo | El Heraldo de Chihuahua

Ante semejante problema, el gobierno municipal de Nuevo Casas Grandes comenzó con la difusión de las medidas correspondientes entre el gremio de ganaderos para la eliminación de semejante plaga que tanto perjuicio estaba ocasionando.

Entre aquellas medidas, se recomendaba un manejo adecuado del animal durante las castraciones, los descuernes y otras actividades que ocasionasen heridas; el cumplimiento de las normas de transporte de ganado también era de suma importancia, siendo la más destacable la prohibición del transporte de reses con lesionadas, pues esto facilitaría el ingreso de la larva a otros zonas en donde no se encontraba; así mismo, se recomendaba tener en óptimas condiciones los múltiples vehículos en los que se transporta el ganado, pues muchas veces tanto en los vagones de ferrocarril como en los camiones usan sobrepisos de arena o paja convirtiéndose así en un nicho excelente para las larvas.

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Así mismo, se recomendaba no sacar a pastar las reses cuando hubiese fuertes corrientes de aire, ya que estas ayudan a las moscas propagadoras del gusano a recorrer grandes distancias con más facilidad, especialmente en las zonas donde existen barrancos, cañones y serranías; por último, se aconsejaban realizar constantes chequeos a las reses durante las épocas frías y húmedas, siendo estas las temporadas del año en donde las moscas salían a desovar sus huevecillos.

Lamentablemente, dicha plaga siguió siendo una verdadera molestia para los ganaderos de la región en años venideros, sin embargo, eso no los detuvo para continuar con la producción de leche y carne. Este suceso nos hace reflexionar sobre la importancia de historiar también este tipo de sucesos, en aquellas dificultades que los productores de la región enfrentaron dificultades y salieron adelante.


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