El Instituto de Cultura del Municipio invita al público en general al cóctel de inauguración de la exposición “‘Introspección de los Sentidos” del ingeniero, diseñador industrial y artista visual chihuahuense Bernardo Berlanga Q. que se llevará a cabo el 11 de agosto, a las 7 de la tarde en el Museo Sebastián, donde la muestra de pinturas al óleo mostrarán el cuerpo humano con colores vivos e intensos, logrando un trabajo que sintetiza el encuentro con la pintura misma, con su más pura esencia, a través del color.
Sobre su trabajo el artista comentó: “Casi siempre pinto ojos, manos o algo relacionado con el cuerpo humano, pues son un reflejo del corazón, expresan lo que la mente piensa y lo que el hombre siente, siendo capaz de reflejar su interioridad”.
En cuanto a las sensaciones corporales, el artista destaca las gestualidades de las manos y sus movimientos, así como las habilidades intuitivas de la vista, del oído, del olfato, del tacto y de la palabra silenciosa. De ese modo retrata las entrañas sensibles de los sentidos plasmando su maravillosa capacidad de sentir, observar, escuchar, oler y degustar.
Es innegable, entonces, que estas partes de la corporeidad están cargadas de emociones, pues algunas reciben y perciben, mientras que otras dan y externan y, por lo tanto; son capaces de exponerlos a todo, pero también abrirse hacia lo sensual, afectivo y armónico de la existencia.
TRAYECTORIA
Según parte de la trayectoria que viene en la página behance.net donde está dado de alta, Bernardo Berlanga es un artista visual autodidacta, quien actualmente vive y trabaja en Ciudad de México, y se ha desarrollado principalmente como artista plástico y en los últimos años se ha experimentado como muralista y artista digital.
Su trabajo ha sido expuesto en lugares como: Cariz (Museo del Tequila y Mezcal, Ciudad de México.), Sala Ethos (Museo Franz Mayer CDMX), Contrastes Contemporáneos (Centro Cultural Minero CDMX), Sueños (Centro Cultural Villahermosa, Tabasco).
Ha hecho murales en Ciudad Cuauhtémoc, Chih; Ciudad Juárez, Chihuahua, Chih. y en Sacramento, California, EUA.
Sus mezclas a veces son muy cargadas, otras equilibradas y en ocasiones inexistentes, es decir, también maneja los tonos en estado puro. Sin duda, al mero estilo fauvista, el cual dota a sus creaciones de una vibración visible bastante peculiar. Por un lado, los colores brillantes se agudizan en la pupila, y por el otro, los más opacos contrastan en la composición.
Por lo tanto, la propuesta pictórica de Bernardo se basa en reavivar los atributos colorísticos del óleo, puesto que parece que éste se revuelve y aglutina indefinidamente dentro del cuadro y, por ende, produce un espectro luminoso infinito. De igual manera, las texturas, las marcas del acero, los volúmenes y densidades del empaste conforman un espléndido dinamismo latente en cada pieza.
Esa es la razón por la que sus figuras humanas se inscriben en una atmósfera palpitante, como si se pudieran ver en dos dimensiones; de frente a frente y de forma transversal. La primera perspectiva, se percibirá repleta de manchas gruesas y rítmicas, pero al mirarlas de lado a lado se percatarán de una abundante marea de relieves y tonalidades que van y vienen.
Aunado a lo anterior, la intensidad de su paleta (que curiosamente es cerrada), implica, por parte del observador, un ejercicio plástico poco habitual, no obstante, muy placentero, que consiste en la inquietante indagación de cómo fue untada la pintura, en qué cantidades, con qué movimientos o velocidades, y por qué está saturada de rasgos del instrumento con el que fue aplicada.