Memorias de Chihuahua
A los pies del cerro de “La Negrita”, ese que le dio vida a Parral, existió desde tiempos remotos una peculiar plazuela que engalanaba el antiguo barrio de San José. Su edificación había desaparecido por completo a causa de la inundación de 1944 y los proyectos de urbanización que se emprendieron también durante el siglo pasado para el uso de los automotores, pero hoy este memorable lugar se ha recuperado.
Este espacio consagrado a la reunión pública surgió en el contexto del Siglo XIX según indican las últimas excavaciones hechas en el lugar y que evidenciaron una compleja red de tuberías instaladas con materiales propios de la época para asegurarle el suministro de agua potable a la fuente que allí se localizaba.
Las referencias sobre el sitio varían de acuerdo con el autor que se consulta, por ejemplo: Salvador Prieto Quimper en su libro “El Parral de Mis Recuerdos” lo denomina como plazuela Ojinaga, indicando que a finales de la centuria decimonónica tenía una colonial fuente rodeada de seis frondosos fresnos; Rubén Rocha Chávez en “Tres Siglos de Historia” sin nombrarla manifiesta que en frente de ella sucumbió el general Pedro Meoqui Mañón durante la intervención del ejército francés en esta ciudad el 8 de agosto de 1865.
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Asimismo, Quimper menciona que partiendo de esta plazuela y hasta el final de la calle con destino al río se encontraba otra plancha que únicamente tenía una fuente circular, conocida popularmente como plazuela de Meoqui en honor al citado militar que murió en la Batalla del Parral.
Sin embargo, el documento que elaboró el general Agustín Villagra a propósito de la victoria republicana sobre los franceses en Parral, no indica el lugar preciso de la muerte de Pedro Meoqui, limitándose sólo a decir que este falleció en una de las calles de la ciudad, víctima de las heridas que le provocó un marrazo en la pierna.
En este sentido y por falta de instrumentos que respalden el hecho histórico, se interpreta que fueron los mismos parralenses quienes conservaron la memoria a través del espacio público, un evento que desapareció momentáneamente del colectivo social por la ausente referencia arquitectónica, pero que hoy emerge del subsuelo como el agua de la fuente y los árboles plantados en la tierra.
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Por la realidad urbanística del sector, es imposible identificar en este momento la existencia histórica de dos plazuelas a lo largo de la calle Manuel Ojinaga, sólo de una sí se tiene la certeza por los vestigios hallados en el lugar: un sistema de acequias, tubería de barro para el abastecimiento de agua y los restos de la antigua fuente; la otra posiblemente se encuentre oculta debajo de una propiedad particular.
El proyecto de recuperación de esta plazuela atendió principalmente a la necesidad de rescatar la memoria histórica que representa este barrio a un costado de la parroquia de San José, sus angostas calles, su cercanía con el río, las antiguas formas que dotaban del vital líquido a la población, las dinámicas sociales y eventos extraordinarios como el de la Batalla de 1865.
Se trata pues, de brindarle un sentido al espacio físico y procurarle un nombre que lo identifique, uno que respete la historia, la cultura y la identidad, elementos que son testimonio del orgullo parralense en toda su expresión, y que hoy propiamente, incluyen a esta “Plazuela Pedro Meoqui” en el patrimonio de esta histórica colectividad.
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