Parral, Chih.- Aunque México no se queda atrás en la cantidad de tradiciones únicas, propias de la Semana Santa, alrededor del mundo muchos países tienen sus propias formas de celebrar el tiempo litúrgico de la Pascua; algunas de ellas son muy espirituales, solemnes y otras más solamente pueden recibir el adjetivo de raras y hasta violentas.
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Danza de la muerte (España).
Comenzaremos nuestro viaje con la región de Verges, Girona, en la madre patria española, donde cada Santa Santa, particularmente el Jueves Santo, tiene lugar una tradición bastante conocida en la región, llamada “Dansa de la Mort” (Danza de la Muerte). Consiste en una danza sencilla pero simbólica en que personas caracterizados de esqueletos bailan al sol de un tétrico tambor.
Cada uno de los esqueletos porta un símbolo visual que explica la muerte. Uno de ellos porta la clásica hoz, otro porta un estandarte con las leyendas en latín “Nemini parco” (No perdono a nadie) y “Lo temps es breu” (El tiempo es breve).
Otros esqueletos llevan unos platos con cenizas, que aluden a la oración “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”, y finalmente un reloj sin agujas que significa que la muerte puede llegar a cualquier hora. De cualquier manera, lo más curioso de la tradición podría ser que los esqueletos son caracterizados tradicionalmente por niños acompañados de una larga procesión.
Robos “sagrados” (Bolivia).
Después de la misa de la institución de la eucaristía, en Jueves Santo, en algunas regiones del país sudamericano existe la tradición de realizar “hurtos sagrados”. Y es que la tradición dicta que “como Dios ha muerto, robar no es pecado”. Aunque los robos son pequeños y más bien simbólicos, al día siguiente es necesario beber una infusión de espinas en actitud de arrepentimiento.
Empalaos de La Vera (España).
Esta tradición de la comarca de La Vera consiste en hombres, aleatorios de la comunidad, a los que tras desnudarlos de la cintura para arriba y colocándoles unas enaguas, se les ata con sogas que envuelven los brazos y torso a un timón de arado de madera, que simula una cruz. El momento culminante de la preparación es cuando al penitente le colocan un velo, y sobre el mismo, una corona de espinas.
Crucifixiones y flagelos (Filipinas).
Una de las tradiciones más extremas alrededor del mundo tiene lugar en Filipinas, particularmente en en San Pedro Cutud, a unos 50 kilómetros de Manila, donde un grupo de penitentes es crucificado ante la expectación una multitud de devotos; se registró que en 2017 acudieron cerca de 60 mil personas.
A la par de la representación del Viacrucis, un grupo de penitentes acuden en procesión por las calles de la ciudad, cargando pesadas cruces o bien, autoflagelándose con latigazos en la espalda como una manera de “expiar” sus pecados, dar gracias o pedir algún deseo o milagro a través de su sacrificio.
Viacrucis submarino (Argentina).
Desde el año 2003, en el Puerto de Madryn, Argentina, cada año durante el Viernes Santo inició la tradición de realizar un viacrucis submarino, que reúne a más de seis mil personas, y contando con la participación de un sacerdote, acompañado por 200 buzos y nadadores, así como por más de 100 embarcaciones.
Esta nueva tradición argentina surgió como parte de las tradiciones del lugar, y es que Puerto de Madryn es conocida como “La Capital Nacional del Buceo”. Cabe destacar que fue el cardenal Jorge Bergoglio (hoy Papa Francisco), quien en su momento dio la autorización para poder llevar a cabo la conmemoración de las 14 estaciones del viacrucis bajo el agua.
Halloween (Suecia).
No leíste mal, la tradición sueca del “påskkärringar” consiste en conmemorar la pascua disfrazando a los niños de brujos y brujas. El indicio más lejano remonta la tradición al siglo XV, donde la creencia popular señala que en el Jueves Santo, las brujas acudían a una reunión con el diablo en una montaña secreta, bailando y celebrando hasta el domingo por la mañana, cuando regresaban a la iglesia. Era posible descubrir quién era una bruja, ya que según la tradición, recitaban las oraciones al revés.
En el lapso del Jueves Santo al Domingo de Pascua, los locales quemaban ramas especiales para evitar que las brujas entraran por sus chimeneas; además, pintaban cruces en sus puertas y escondían escobas, ganado y mascotas.