Diversos edificios evocan aquel 20 de julio de 1923 día en que asesinaron a Francisco Villa, quien poco después de las 8:00 de la mañana salió de su casa ubicada en la Avenida Zaragoza número 132 misma que aún se encuentra teñida de color blanco con negro, a bordo de su automóvil Dodge Brother 1922 partió por la calle Juárez en donde metros más adelante lo esperaba el trágico día de su muerte.
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El Centauro del Norte, murió en Hidalgo del Parral, Chihuahua como Francisco Villa, el viernes 20 de julio de 1923 poco después de las 8:00 de la mañana a la edad de 45 años.
A bordo de su automóvil Dodge Brother 1922 salió de su casa ubicada en la avenida Zaragoza número 132, pasando por la Juárez para terminar en la Gabino Barreda la cual aún se encuentra a pesar del paso del tiempo, un portón de color negro con blanco enmarca la última salida de Villa.
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Ese trágico día lo estaba esperando desde hacía tres meses en el tope de la Avenida Juárez, una emboscada que le tendieron un grupo de individuos que tenían motivos de enemistad personal, encabezados por Jesús Salas Barraza, diputado a la legislatura local de Chihuahua.
En dos cuartos marcados con el número 7, de la calle Gabino Barreda lo esperaban siete personas: Melitón Lozoya, José Sáenz Pardo, Librado Martínez y José Guerra, en uno, y en el otro Román Guerra, José Barraza y Ruperto Vara, todos con armas calibre 25-35, 30-40 y 45.
Había otro cómplice más, en la esquina del Callejón Tomás Meza y Avenida Juárez, un tal Juan López Sáenz, quien, fingiéndose borracho, indicaría el lugar que ocupaba Pancho Villa en el automóvil, pues la consigna era disparar primordialmente a él.
Aparte de este grupo, contratado por Don Gabriel Chávez, el coronel Félix C. Lara, comandante de la guarnición, tenía otro grupo también en acecho, un comando militar enviado de la metrópoli con armas calibre 50.
Villa tripulaba el vehículo y se dirigía a una junta a la que había citado a sus amigos, y en la que se aseguraba, trataría asuntos políticos. Lo acompañaban su secretario particular el coronel Miguel Trillo, Rosalío Rosales, Claro Hurtado, Rafael Medrano, Daniel Tamayo y Ramón Contreras. Solo sobreviviendo este último.
Poco después acudió el Sr. José Cárdenas en compañía del comandante de policía de Parral Luciano Orduña, siendo las primeras personas en llegar al lugar de los hechos, encontrándose con Ramón Contreras, jefe de la escolta de Villa que sangraba y deambulaba, mientras que por el río se alejaba herido Claro Hurtado el asistente de Trillo.
Al llegar al árbol donde se había estrellado el auto, encontraron en este, cuatro cadáveres adentro y dos más en la calle.
Al Sr. Cárdenas le tocó participar en la tarea encomendada a los doctores Quiroz, Palavicini y Hefter, de preparar los cadáveres de Villa y Trillo antes de colocarlos en los féretros, en especial el de Villa que fue hecho a la medida debido a su obesidad.
El cadáver de Trillo fue enviado a la mañana siguiente a Chihuahua, y Villa fue sepultado en Parral a las cinco de la tarde del sábado, después de haber sido ultimado.
Al crimen se le dio carácter político, aunque Lozoya mencionó que obró por razones de orden personal, ya que había sido despojado de unos terrenos que poseía en la hacienda de la Cochinera, estado de Durango por Ramiro Reyes, antiguo general villista y compadre de Villa. El afectado reclamó este hecho ante la autoridad judicial, pero Villa amagó a Lozoya para que no molestara a su compadre, y su influencia se impuso sobre el juez para no ser atendida su solicitud. Por lo que, para lograr su venganza, reunió a un grupo de agraviados por las arbitrariedades de Villa, logrando su propósito el 20 de julio del citado año.
Librado Martínez confesó años después que había sido Plutarco Elías Calles, después Presidente de la República el instigador del crimen, confirmando esta declaración el escritor Justino N Palomares, por boca del Gral. Félix C. Lara, jefe de la guarnición de Parral cuando ocurrieron los hechos, fue llamado a la Ciudad de México para recibir instrucciones de eliminar a Villa por Calles, por considerarlo un peligro para el país, ya que poseía una gran cantidad de armas que podía utilizar en cualquier momento.
Nota publicada en: El Sol de Parral