Memorias de Chihuahua
Luz Corral, la séptima esposa de Francisco Villa pasaría a la historia como “la mera mera”, fue una de las mujeres más notables durante la Revolución y en las relaciones amorosas del revolucionario, ya que con ella, el general celebró una boda religiosa y civil. Sin embargo, no es la única mujer que cuenta con un acta de matrimonio emitida por un juez con el General de la División del Norte.
El 22 de junio de 1921, Austreberta Rentería había contraído nupcias con Francisco Villa en Parral. Los testigos fueron Felipe Santisteban, Alfonso Gómez Morenín, Nepomuceno Franco y Miguel Trillo, quien dos años después moriría en una emboscada al lado de Villa mientras viajaban en el estribo del famoso coche Dodge Brothers.
No obstante, Villa no sólo tuvo una boda civil con Luz Corral y Austreberta Rentería; también Juana Torres, de Torreón, Coahuila, se casó con él ante un sacerdote y un juez. Es difícil calcular el número de relaciones amorosas de Doroteo Arango, se reconocen 23 como el número oficial de esposas, incluso se especula que se casó 75 veces.
Austreberta era originaria de Jiménez, fue hija de comerciantes y sastres; Francisco Villa al conocerla la mando a raptar. Después la llevó a la ciudad de Parral para mantenerla escondida de sus padres. También, en la hacienda de Canutillo, Austreberta conoció a Luz Corral; el revolucionario le había presentado a su esposa Luz, para quien trabajaría de costurera junto con las hijas del general Ornelas. Austreberta era, según la describe Paco Ignacio Taibo II en su biografía de Pancho Villa, “una señora alta, blanca y bien parecida, de grandes ojos negros y melancólicos”.
Austreberta fue una de las últimas esposas de Villa, con quien tuvo una importante relación ya que ella fue de las mujeres con la cual llegó a convivir más tiempo antes de su muerte, esto a pesar de que su última noche antes de ser asesinado la pasó con Manuela Casas.
Cuando Francisco Villa contrajo matrimonio por el civil con Austreberta, ambos residían en una casa de la calle Estaban Ochoa, en la ciudad de Parral, la cual se encontraba entre la avenida Independencia y cerca del río Parral. En aquel entonces, Villa tenía 44 años y sus padres ya habían muerto, en cambio, Austreberta había cumplido 25 años, mientras que sus padres, Ygnacio Rentería se dedicaba al comercio a sus 54 años y su madre Austreberta Ortega era ama de casa y tenía 45 años, casi la misma edad que Villa.
En el acta de matrimonio. Doroteo Arango firmaría como Francisco Villa, con una letra grande y remarcada, la cual incluso se desbordaría del renglón de la hoja, la firma de Austreberta era mucho más pequeña y fiel a la línea, casi apachurrada por los trazos de su esposo.
Tras la muerte de Villa, Austreberta junto con Manuela Casas, una de las pocas viudas que acompañó el féretro del revolucionario hasta la sepultura y fue una de las mujeres que más le lloró, según describen distintas fuentes. En aquel momento, ya estaba embarazada de Hipólito, uno de los últimos hijos del general.
Luego de la fatídica muerte del General, Austreberta se encargó del Hotel Hidalgo, que fue el lugar donde velaron a Villa y una de las propiedades del revolucionario, pero no sólo esto, la mujer cuidó el cadáver incluso tras ser profanado.
Cuando descubrieron el cuerpo decapitado del General, en 1926, fuentes extraoficiales indican que Austreberta trasladó el cadáver aproximadamente cien metros arriba de donde había sido enterrado, aquellos restos reposarían bajo el lecho de la familia Rentería, otra sepultura dentro del Panteón Dolores.
Aunque la historia oficial señala que los restos del Centauro del Norte fueron llevados a la Ciudad de México en 1976 al Monumento a la Revolución, es importante considerar esta otra versión que, si bien no nos brinda certeza del destino de Villa, si nos permite comprender el importante vínculo que tenía Austreberta con su esposo.
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