Memorias de Chihuahua
Batalla de Casas Grandes: Dos Revolucionarios hacia la Presidencia de la republica
En la historia de México, mientras Francisco I. Madero es recordado como líder de la Batalla de Casas Grandes y posterior presidente, otro personaje fundamental ha caído en el olvido: Roque González Garza. El hombre que ocupó la presidencia de México tras la Decena Trágica y el golpe militar de Victoriano Huerta.
Nacido el 23 de marzo de 1885 en la ciudad de Saltillo, Coahuila, al norte de México, Roque González Garza era hijo de don Agustín G. González y doña Prisciliana Garza González, como lo confirma su acta de nacimiento. Desde sus inicios en la política en 1908, mostró oposición al régimen de Porfirio Díaz y se convirtió en un ferviente partidario y colaborador de Francisco I. Madero, a quien acompañó en su recorrido presidencial.
Durante la batalla de Casas Grandes, siguiendo el Plan de San Luis, González Garza se desempeñó como capitán ayudante de Madero demostró su valentía y lealtad arriesgó su vida para salvarlo cuando Madero fue herido en el brazo. Después de la huida que tuvieron que emprender tras ser derrotados por la guarnición federal de Casas Grandes se resguardaron en la hacienda de San Diego en donde esperaron al resto del ejército revolucionario y marcharon a Ciudad Juárez en donde finalmente el maderismo logró los tratados con la renuncia de Porfirio Díaz, fue Gonzalez Garza quien cruzó la línea de fuego y negociar con el general federal Juan J. Navarro, jefe de la guarnición de la plaza la rendición definitiva de lo federales, Su papel fue crucial, incluso siendo comisionado para el encuentro con Francisco Villa, quien lo apreciaba y escuchaba esto logró la parcial aceptación del centauro del norte a Madero.
Fue nombrado diputado en la primera Cámara durante la presidencia de Madero, González Garza lideró el bloque renovador junto a otros legisladores, defendiendo la política gubernamental frente a las críticas del grupo "Cuadrilátero", entre quienes se encontraban destacados personajes como Nemesio García Naranjo y Querido Moheno básicamente un puñado de legisladores del antiguo porfiriato.
Tras la Decena Trágica en donde el usurpador Victoriano Huerta en un golpe de estado asesino al presidente Francisco I Madero, González Garza se unió a la División del Norte, comandada por su amigo Francisco Villa en oposición al gobierno golpista de Victoriano Huerta. Su lealtad y valía lo convirtieron en el hombre de confianza del Centauro del Norte, desempeñando roles estratégicos en la toma de Zacatecas y en la resolución de conflictos entre las facciones de Carranza, Villa y Zapata.
Participó activamente en la Convención de Aguascalientes como representante de Villa, presidiendo las sesiones y contribuyendo a la formulación del programa mínimo de principios, lo que le ganó la popularidad suficiente para ostentar el cargo de presidente interino de lamrepublica, aunque durante un breve periodo en 1915, tras la toma de la Ciudad de México.
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Cuando el presidente Eulalio Gutiérrez decidió salir de la capital y trasladar su gobierno a San Luis Potosí, donde declaró a Villa y a Carranza traidores del "espíritu revolucionario", renunció formalmente al cargo el 2 de junio de 1915, para después exiliarse en Estados Unidos el 16 de enero de 1915.
González Garza buscó siempre la reconciliación entre las facciones revolucionarias, pero las objeciones del zapatista Manuel Palafox y presiones internas lo llevaron a renunciar en favor de Francisco Lagos Cházaro. Tras su renuncia, volvió a unirse a las tropas de Villa hasta que las derrotas villistas lo obligaron a exiliarse en los Estados Unidos el mismo destino que su predecesor.
Su regreso a México después de la muerte de Venustiano Carranza y su reconocimiento como general de división testimonian su contribución duradera a la historia militar mexicana. Además, su labor como presidente de la Legión de Honor Mexicana y su participación como diputado en la XXX Legislatura dan cuenta de su influencia política posterior.
Roque González Garza no solo fue un combatiente valiente, sino también un escritor comprometido con la memoria histórica, dejando un legado perdurable en la obra "La Batalla de Casas Grandes. Apuntes para la Historia" un testimonio invaluable de su tiempo .
El fallecimiento de González Garza en la Ciudad de México en 1962 marcó el fin de una vida dedicada a la lucha por la justicia y la transformación de México en los turbulentos años de la Revolución.
En este contexto, la figura de Roque González Garza emerge como un personaje clave en un momento tumultuoso de la historia mexicana, mereciendo un lugar relevante en los registros históricos como uno más de los mucho presidentes de esta republica.
