Encabezando el cartel del festival musical México-España, llevado a cabo la noche de este domingo sobre el escenario del Teatro de los Héroes, estuvo el destacado tenor Luis María Bilbao, quien sostiene que es un deber de los artistas colaborar con las causas altruistas que se requieran, aunque en su caso el lo ve más como una necesidad.
Lo anterior vino a colación ya que la realización de la mencionada fiesta fue no sólo a fin de homenajear a las madres chihuahuenses, adelantando un par de días su celebración, sino con la intención de apoyar a dos causas sociales.
Y es que lo que se recaudó por concepto de taquilla será entregado, por una parte, a la Asociación Mexicana de Niños en Lucha contra la Diabetes, y por la otra, en pro del niño Iván Romero, quien lucha contra la leucemia.
“Para mí siempre ha sido un placer colaborar con este tipo de causas”, expresó el intérprete como parte de una charla con El Heraldo de Chihuahua. “Considero que, al menos para los artistas completos es un deber hacerlo… pero yo no lo veo así como algo que deba ser forzado, sino más bien como una necesidad”.
Declarándose un firme creyente de la religión católica, mas en respeto a las creencias de los demás, afirma estar consciente de que la voz (a su ver, el instrumento musical más complejo que existe) es un don, un carisma que Dios le dio, y como tal debe de compartirlo con aquellas causas que lo requieran.
En este sentido, aprovechó para enviarle un saludo a Sergio Sánchez, presidente local de dicha asociación. ”Reitero que es un placer ayudar, en especial si, como en este caso, se trata de amigos comprometidos con sus causas”, dijo.
Igualmente, tiene la plena conciencia de que sí es un deber cuidar su muy particular instrumento musical, aunque ello le signifique, de acuerdo a sus propias palabras llevar una vida casi de monasterio (una rigurosa dieta y horarios estrictos de ensayo y descanso, por ejemplo).
Pero es un caro precio (para la gran mayoría de los “mortales”) que él paga con gusto, pues el belcanto es un arte que le apasiona sobremanera. Además, es una pasión que le viene de herencia de su padre.
Le ocupa el cuidarse más que preocuparse porque, a estas alturas de su carrera no caben precisamente las angustias estando más allá del bien y del mal. “Gracias a Dios he podido hacer una carrera respetable, que puede consultarse en los periódicos y no nada más porque alguien lo contó”.
Entre sus cientos de anécdotas sobre la “milla andada” están los momentos que compartió con su colega y paisano Plácido Domingo, a quien conoció gracias a la madre de este, de origen vasco como Bilbao. “Tuvo (aquel) la paciencia de escucharme y aconsejarme sobre mi carrera, y tengo pendiente mandarle un mensaje diciéndole que él es el mejor Otelo que he visto sobre el escenario”.
No obstante su innegable origen, él se considera mexicano por adopción, pues decidió apostar por este país tanto en lo profesional como en lo personal, pues su querida esposa es de la Ciudad de México. “Este país me dio de todo. Oportunidades, esposa, y dos hijos que amo con el corazón”.
De hecho, el tenor tiene nexos con la tierra chihuahuense debido a que su familia política es de aquí. Por eso, aunque verdaderamente viene poco por acá (la primera vez, cuando recién se inauguró el recinto que pisó antier), le es inevitable sentirse como en casa.
“El estar aquí siempre me llena, me da gusto, paz. Este lugar es como un remanso al que me gusta volver cada vez que puedo. Su gente, su forma de vivir el arte, su hospitalidad, son cosas que aprecio demasiado”, finalizó.