Este 2 de diciembre del 2021 se cumplen 106 años de la terrible masacre cometida por el general Francisco Villa en San Pedro de la Cueva, Sonora, durante la época de la Revolución Mexicana, donde dejó un saldo de 85 habitantes fusilados, así como también personas de origen chino y el sacerdote del pueblo.
Debido a los constantes ataques de gavilleros y soldados desertores que asolaban a la región, los habitantes del pueblo habían decidido organizarse en grupos armados para explorar los caminos. En esos días llegó el rumor de que se acercaban partidas de bandido y el primero de diciembre un grupo de vecinos encabezados por el presidente municipal José María Cruz, Pedro Félix y Práxedes Noriega, abrió fuego desde el cerro del Cajete contra hombres armados, sin saber que se trataba del grupo de villistas.
Después de algunos minutos de tiroteo, al percatarse de que habían entrado en contacto con un fuerza armada numerosas, los defensores huyeron a los cerros cercanos, dejando muerto a su compañero Mauricio Noriega y a cinco hombres más de Villa.
Al siguiente día, el revolucionario se encontraba enfurecido por lo sucedido, así que ordenó a Margarita Orozco que arrestara a todos los habitantes del pueblo, incluyendo a mujeres y niños. Fue entonces que los villistas registraron casa por casa y reclutaron casi 300 civiles frente al templo parroquial.
El comandante villista Macario Bracamontes, originario de Sonora, suplicó a Villa que no asesinara a las mujeres y niños, a lo que éste accedió, sin embargo los 136 hombres restantes, entre ellos menores de edad, fueron formados a un costado del templo católico para ser fusilados.
Los villistas dieron inicio con las detonaciones, fusilaban de cuatro en cuadro o de seis en seis, mientras los menos de edad que no fueron perdonados caminaban hacia atrás en medio del llanto y suplicando que les perdonaran la vida.
El cura Flores regresó ante Villa y de rodillas le imploró que perdonara a los prisioneros, pero éste no lo escucho y lo amenazó de muerte. La matanza continuó y el sacerdote volvió a suplicar, sin embargo esta vez Villa sacó su pistola y le disparó en dos ocasiones en el costado izquierdo y otro en la cabeza.
Este evento continuó hasta que el coronel Bracamontes, sacó su pistola y retó a Villa a sacar la suya, mientras le gritaba que no iba a morir ni un hombre más, entonces Villa volteó a la fila de condenados y perdonó la vida de nueve adolescentes y 14 adultos. Pero 86 hombres fueron ejecutados, 80 habitantes, seis de ellos chinos y 5 fuereños.
Tras el atentado, varias mujeres fueron violadas por los villistas, a partir de eso Villa ordenó incendiar el pueblo y desde las alturas de la iglesia de Batuc, constató que sus órdenes habían sido cumplidas. Actualmente existe un monumento y una placa con los nombres de los vecinos sacrificados.
La masacre que perpetró Pancho Villa en el pueblo de San Pedro de la Cueva el 2 de diciembre de 1915, es un acontecimiento que quedó en la memoria de los habitantes como una de las más grandes y terribles tragedias, pues pasaban por las armas de todos los varones adultos del pueblo, para asesinarlos y particularmente el doloroso asesinato del sacerdote, a mano del propio Villa.
Cabe señalar que dicho capítulo de la historia fue relatado por el escritor Reidezel Mendoza Soriano en la segunda edición de su libro “Crímenes de Francisco Villa. Testimonios".
Publicado originalmente en El Sol de Hermosillo