Francisco Villa fue objeto de diversas críticas en vida y después de su muerte, las cuales lo enaltecen como un salvador social, un guerrero incansable y hasta un defensor de los derechos humanos, como la educación; por otra parte, también es conocido por ser un villano, más que héroe, como despojador de tierras, viviendas y fincas; mujeriego y violador, y asesino. No obstante, para Francisca Ernestina Moya Luna, es un soldado valiente que buscaba el bien social y el bien común.
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Estos dos históricos personajes del norte de México reflejan ciertos aspectos que comparten en común, tales como que, metafóricamente, asesinaron a su nombre; pues mientras Francisco Villa dejaba de ser Doroteo Arango, Nelly Campobello enterró a Francisca Ernestina Moya; ambos de Durango y, aunque en épocas distintas, emprendieron la misma ideología social.
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El Villismo en Parral se promovió rápidamente y por su paso, Francisco Villa arriba a Parral buscando refugio tras ser desterrado de su pueblo natal, encontrando en el pueblo un hogar cálido que lo recibió con las puertas abiertas.
Por otra parte, Nelly Campobello, nacida en Durango diez años antes de la Revolución Mexicana (1900), y que al igual que Villa, llegaron a Parral a riendas de su madre, a quien la veía platicar y charlar sobre las calles de Parral con el Centauro del Norte, lo que la llevó a crear una figura buena, una figura de valentía al general Villa.
En este sentido, Nelly, con escasos años de edad, veía al Centauro del Norte como un hombre ejemplar, dedicado a la guerra social y a velar por los intereses de todos; esto, se podría determinar dado que la madre de Nelly era Villista, y el contacto con los revolucionarios era constante.
Esto lleva a que la escritora tomara el ejemplo de Villa por ser un valiente que le apostaba a la comunidad tal y como era ya la ideología de Nelly Campobello; “como un padre”, relatan autores que, de esta manera, es como Campobello admiraba al General Villa.
No obstante, a finales de los 1920, Nelly Campobello se traslada hasta la capital de la República para hacer su vida profesional, donde comienza a escribir diferentes títulos; mismos que la llevaron a ser reconocida como la primera mujer en relatar la revolución desde otra perspectiva, con géneros como nota y crónica, y que hicieron ver el panorama revolucionario que se vivía en el norte de México, como Durango y Chihuahua.
Años más tarde, y después de la muerte de Villa, Nelly busca a la viuda de Villa, Austraberta Rentería para hacer una antología de vivencias, documentos y evidencias para poder publicar el libro: “Apuntes sobre la vida del militar Francisco Villa”.
Nota publicada en: El Sol de Parral