Si has ido a alguna feria en Chihuahua o en los estados del norte de México, probablemente te has topado con los misteriosos frijoles saltarines. Estas pequeñas curiosidades, que tienen algo de amuletos y algo de juguetes, están arraigados en la cultura popular. Y todavía despiertan la curiosidad de niños y niñas.
Así pues, los frijoles saltarines tienen sus raíces en las zonas montañosas de los estados de Sonora, Sinaloa y Chihuahua, donde florece el arbusto Sebastiania pavoniana, el hogar de estos curiosos inquilinos. Por ello, es más común encontrar que los vendedores se coloquen con un montón de estas curiosas semillas sentados en ferias y lugares concurridos.
Pero además de ser una diversión para niños, los frijoles saltarines son considerados un amuleto con presuntos efectos positivos en la salud. O al menos eso sostienen sus vendedores. Por si acaso, no está demás traer un par de frijoles saltarines en la bolsa de la camisa.
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Cómo nacen y mueren los frijoles saltarines
El ciclo de vida de los frijoles saltarines comienza con un delicado proceso. Después de eclosionar de un huevo depositado por una polilla en el interior del frijol, la larva comienza a devorar el contenido del mismo, creando un espacio vital para sí misma. Para asegurarse de no soltarse por el movimiento del frijol, la larva se adhiere a él mediante hilos de seda, asegurando su supervivencia en este inusual refugio.
La larva puede pasar meses dentro del frijol, experimentando periodos de aletargamiento para conservar energía. Durante la primavera, cuando las condiciones son propicias, la larva finalmente busca la salida a través de una pequeña "trampilla" redonda, dejando atrás su cápsula pupal. Emerge como una diminuta polilla de color gris y plateado que solo vivirá unos pocos días.
Uno de los aspectos más enigmáticos de estos frijoles es su capacidad para "saltar", un comportamiento que ha desconcertado a observadores durante siglos. Estos frijoles saltan como medida de supervivencia, un fenómeno inducido por la exposición a los rayos ultravioleta del sol.
Este peculiar movimiento, que algunos describen como un "salto," tiene la función de proteger a la larva del calor extremo que podría secarla. Si el frijol permanece al sol durante demasiado tiempo, la larva se deshidratará y morirá.
Y presta atención, ya que si agitas un frijol y escuchas un traqueteo en su interior, esto indica que la larva ha muerto, pues ya no está sosteniendo los hilos que la sostenían al interior de la pequeña semilla.