Decenas de leyendas rodean la cosmogonía rarámuri, pueblo indígena que habita en Chihuahua, al norte de México. Entre las historias se encuentra una en particular que causa cierta inquietud entre quienes saben de ella: los ganoko, los gigantes de la Sierra Tarahumara.
Según las historias de los abuelos tarahumaras, en el principio de los tiempos, el sol (Rayénari) y la luna (Metzaka) eran dos niños que vivían en medio del bosque en una casita hecha de ramas sin luz ni compañía, pro lo que pidieron a Onorúame creara a los rarámuris.
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Onorúame, el dios principal de los rarámuri, tomó varias mazorcas y las desgranó sobre la tierra; con esos granos hizó la figura de un hombre, pero al ver que no se movía le sopló tres veces para darle vida desde su propio aliento; luego creó a la mujer y sabiendo que necesitaba fuerza para parir, dio cuatro soplos y así nació la raza del maíz.
Sin embargo, dicen que antes de que llegaran al mundo los tarahumaras, Onorúame había creado a los Ganoko, que eran gigantes que habitaban en lo profundo de la Sierra Tarahumara; había algunos tan grandes que incluso eran tan altos como montañas.
A pesar de haber convivido directamente con los rarámuris, la historia cuenta que los Ganoko abusaban del pueblo, ya que se emborrachaban y causaban destrozos e incluso se comían a los niños.
Finalmente, hartos de la situación, los tarahumaras se unieron y formularon un plan que terminó con los gigantes que aterraron a los ancestros de los indígenas en la sierra de Chihuahua.
¿Dónde está la cueva de las monas? El lugar sagrado donde plasmaron a los Ganoko
La cueva de las Monas está ubicada al norte de la ciudad de Chihuahua. Ahí puedes encontrar pinturas rupestres que plasman parte de la historia de los rarámuri.
Este lugar fue descubierto a finales de la década de 1980, lo que comenzó a genera una afluencia considerable de personas al lugar, por lo que se tuvo que adaptar el espacio para seguridad de las pinturas rupestres asi como de los visitantes interesados en la historia de Chihuahua.
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Cabe señalar que en un principio, los estudios que se hicieron se relacionaron a los indígenas conchos, pero después de más hallazgos se consideró que los autores fueron los tarahumaras.
En esta cueva puedes encontrar 12 conjuntos de pinturas rupestres que muestran desde el uso del peyote en la época prehispánica, íconos religiosos y la leyenda de los ganoko, que eran los gigantes que se comían a los niños rarámuri y que fueron envenenados hasta su exterminio.