Benito Juárez García (21 marzo 1806-18 julio 1872) es uno de los presidentes más importantes en la historia de México. En torno a él giran muchos debates y reflexiones históricas, sin embargo también es parte de la cultura popular. Y su paso por Chihuahua dejó inesperadas huellas en nuestra cultura, de ello nos da cuenta, la historia de la legendaria polka “La segunda de Rosales”.
Durante la Segunda Intervención Francesa, que pretendía establecer en nuestro país un régimen monárquico títere de intereses europeos, el presidente Juárez se vio obligado a abandonar la capital a lado de su gabinete.
En su recorrido estableció el gobierno federal en varios estados, en su marcha hacia el norte del país que culminó en Ciudad Juárez, entonces llamado El Paso del Norte. A este periodo en el que el gobierno de México se desplazó por varios estados se le conoce como la República Itinerante.
De manera que cada uno de los estados por donde pasó la República Itinerante tiene anécdotas e incluso leyendas sobre el Benemérito de las Américas, y Chihuahua no es la excepción.
Entre las anécdotas de Juárez recolectadas por historiadores y cronistas, se recuerda que en una ocasión, durante su peregrinaje hacia el norte de nuestro estado, bailó por 11 horas en una fiesta ofrecida en su honor.
La segunda de Rosales
El 10 de octubre de 1864 en la Villa de Rosales, a 8 kilómetros de la actual ciudad Delicias, Benito Juárez fue recibido con gran alegría y se ofreció un banquete para él y sus acompañantes, mismo que se convirtió poco a poco en baile.
Cuentan que fue en esa ocasión cuando el presidente bailó la segunda pieza, una polka llamada "La escobita".
Una vez establecido el gobierno en la ciudad de Chihuahua, el presidente quiso escuchar esta polka de nuevo, pero, como no se acordaba del nombre, le pidió a los músicos que tocaran "La segunda de Rosales". Y este nombre quedó en la memoria popular, de manera que la canción originalmente llamada “La escobita” cambió de nombre.
Y es que el impacto de Juárez en la vida de Chihuahua y de todo el país fue enorme. Y se trata de una figura que, además de su significado histórico, posee gran influencia en la formación de la identidad nacional.
Es el padre de la Reforma en la que el estado mexicano se separó de la Iglesia con lo que nuestra nación se consolidó como país laico y moderno. Además resistió con gran tenacidad a la Segunda Intervención Francesa. Por ello y por muchas otras razones, la historia de Benito Juárez resulta fascinante y dejó una huella imborrable en el imaginario colectivo.